BLOG ORLANDO TAMBOSI
Putin sabe que corre perigo se suas tropas continuarem sofrendo reveses e ameaça com uma escalada. O povo ucraniano tem mostrado até agora uma decisão de luta sem precedentes. Mario Vargas Llosa para El País:
Hace un año las fuerzas de Vladímir Putin invadieron Ucrania.
La mayor parte de la gente esperaba que para las fuerzas rusas aquello
fuera un paseo y se desconcertaron ante la hidalga resistencia de los
ucranios, que no sólo resistieron el ataque ruso, sino estuvieron a
punto de derrotar a los atacantes, los que tuvieron pérdidas gigantescas
de las que poco se ha sabido en detalle, pues es obvio que al Kremlin,
bajo las órdenes de Putin, no le interesaba propagar la verdad.
Un
periódico dice que un equipo de jóvenes ultramodernos restablecieron la
comunicación que las fuerzas rusas habían conseguido inutilizar, y que
la victoria militar de los ucranios en Kiev debía todo a esta operación.
Sea como fuere, el asalto ruso a Kiev se frustró y la batalla cesó con
cerca de 100.000 soldados rusos —esta es una cifra aproximada—
prisioneros o muertos. Para no hablar de los territorios que los
ucranios han logrado recuperar desde el inicio de la guerra. Según el
Ministerio de Defensa británico, Rusia no controla más del 18% del
territorio de Ucrania reconocido internacionalmente, incluyendo las
regiones de Donbás y Crimea que ya estaban bajo poder de Moscú desde
hacía unos años.
¿Qué
ocurrirá ahora? China ha propuesto un “plan de paz” que incluye un cese
el fuego y el fin de las sanciones, en el que nadie cree, empezando por
Estados Unidos, y es probable que las acciones militares continúen, y
que muchos jóvenes rusos sean sacrificados en números verdaderamente
prohibitivos. Es posible que Putin siga enviando a los jóvenes de su
país a la muerte o a la prisión —a él qué le puede importar—, pero
aquellos jóvenes tienen padres, tíos, madres y abuelos que, sin duda
algún día, en algún momento de aquellas matanzas, explotarán. Ese día,
en caso de que aquello ocurra, puede ser que Putin vaya a ocupar la celda de castigo que ocupa ahora el líder opositor, Alexéi Navalni,
si es que el pueblo tiene todavía los arrestos para sublevarse contra
quien ha declarado una guerra equívoca contra él. Es verdad que el
pueblo ucranio no está en condiciones de resistir por sí solo esa
embestida y que en gran parte se nutre de armamentos de la colaboración
occidental, que, dicho sea de paso, se ha mostrado en esta precisa
ocasión solidaria y unánime, ayudando al pueblo ucranio a defenderse.
Occidente entiende que, al apoyar a Ucrania, se defiende a sí mismo,
pero está descontado que el respaldo occidental tiene un límite, que
podría estar cerca, de modo que la defensa del Gobierno de Kiev podría
tener un final, y este podría estar próximo. Si Putin sigue en el poder,
y su fantasía no se disipa luego de la heroica defensa de la minoría
acosada, todo podría ocurrir.
El
chantaje de la amenaza atómica está siempre allí. ¿Podría recurrir
Putin a ese extremo suicida? Se trata claramente de un enfermo y, si no
le para la mano el pueblo ruso, puede llegar al extremo de desatar la
tercera guerra mundial, en la que perecería buena parte de la humanidad,
y en todo caso Rusia desaparecería del mapa. ¿Es posible que el pueblo
ruso haya sido sometido a tantas dictaduras que, incluso ante semejantes
extremos, acepte ir a su pérdida de manera tan aletargada y servil? Sí,
es perfectamente posible. El pueblo ruso, no lo olvidemos, procede de
siglos de dictaduras sin precedentes (con breves periodos democráticos,
como el que propició Boris Yeltsin
en la Federación Rusa por pocos años) sin levantar cabeza. No es
imposible que, siguiendo los pasos y dando la razón al jefe, que está
medio loco, se resigne a darle la razón y a desaparecer tratando de
conquistar Ucrania al precio que sea.
Pero
si no ocurre así —y todo hace pensar que esto no ocurrirá—, ¿cuáles son
las chances de que el rumbo sea el otro camino? Es decir, que
sobrevenga un plan de paz que refleje la realidad de las acciones en el
campo de batalla, con la mediación de una China que lleve a Rusia a
devolver al Gobierno de Volodímir Zelenski
de una manera integral los territorios de los que ahora pretende
apoderarse, que son los de Ucrania entera. Esa es la manera de resolver
en lo inmediato una guerra insensata, en la que los contrincantes siguen
perdiendo personas cada día, hasta que haya un accidente que provoque
aquello de que se habla tanto desde que se inició la invasión a inicios
de 2022, es decir, su agravamiento y el inicio de una tercera guerra mundial, con armas atómicas incluidas,
de las que no se libraría nadie y que retrocedería el mundo a un estado
primitivo, con millones de muertos de por medio.
Es
posible que la sangre no llegue al río y todo se aplaque en torno a una
negociación. Pero ¿y si no ocurre así? La mente de Putin no está en
todos sus cabales y es posible que siga insistiendo en lo que, a estas
alturas, parece una pura quimera: apoderarse de toda Ucrania. Semejante
insensatez está dentro de lo posible, lo que para nada quiere decir lo
alcanzable. Putin sabe que corre peligro si sus tropas siguen sufriendo
reveses y por eso amenaza con una escalada. El pueblo ucranio ha
mostrado hasta ahora una decisión de lucha y defensa de lo propio que no
tiene antecedentes en lo inmediato y debería haber convencido al
jerarca del Kremlin de que este objetivo —la recuperación de una Ucrania
que se le resiste por todos los medios a su alcance— está más allá de
sus fuerzas y no cuenta con la complacencia de Occidente que, por una
vez, ha sentido el peligro de servir de pies y manos a un dictador, y ha
respondido de manera inmediata, prestando armas al país invadido, yendo
en esto hasta el extremo mismo de la acción bélica.
Veo
a mi alrededor una actitud que parece haber desaparecido la guerra de
Ucrania, como si se tratara de un fenómeno pasajero y menor. Mi
impresión es que no se trata de ningún modo de un fenómeno transeúnte, y
que Vladímir Putin está demasiado empeñado en lo que creyó que sería un
paseo de las tropas rusas y que tardará en cesar en este esfuerzo. ¿Qué
ocurriría si en este periodo de tiempo, mientras Putin sopesa la
capacidad de las tropas rusas en la acción, va escalando
sistemáticamente las batallas hasta que la tentación de usar armas
atómicas se asome una vez más y esta vez lleguen a usarse? Yo
personalmente creo que en ese caso Rusia desaparecerá, hundida por las
fuerzas occidentales, pero no estoy seguro de que estas últimas
sobrevivirán hasta disfrutar de su victoria. Lo más probable es que el
mundo quede mutilado y con muy escasas vías de recuperación.
¿Es
posible que se llegue a estas circunstancias? No quiero seguir más allá
con estas horrendas perspectivas. Pero es un hecho que, si el mundo en
el que existimos se deshace, la restauración será larga y muy difícil, y
que al extremo Ucrania y las pretensiones de Putin serán olvidadas,
porque la ansiedad del mundo estará concentrada en cómo escapar del
horror que se esparce a su alrededor, como si una avalancha de fuego y
lava hubiera venido a hundir este pedazo de tierra que ocupamos.
Mejor
no llegar a ese punto de extrema penuria y heroísmo. Mucho mejor es que
esta guerra acabe por donde comenzó, y que Putin y los pocos rusos que
piensan como él, se resignen a abandonar Ucrania a los ucranios, como
debe de ser. A partir de entonces, todo mejorará.
Postado há 5 days ago por Orlando Tambosi
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