Ian Vázquez e Fred McMahon informam que, desde 2008, a liberdade tem caído para quatro de cada cinco pessoas em nível global, como demonstra o Índice de Liberdade Humana 2021:
Desde
2008, la libertad ha caído para cuatro de cada cinco personas a nivel
global, como lo demuestra el recientemente publicado Índice de Libertad Humana 2021
(HFI). Y estas son buenas noticias. El reporte, que escribimos en
conjunto, está basado en datos de 2019, los datos más recientes y
completos disponibles. Los cielos se han oscurecido desde ese entonces.
El
HFI, el índice de libertad más completo que existe, mide las libertades
económicas y personales, incluyendo la seguridad y el Estado de
Derecho, ambos necesarios para proteger la libertad de todos y permitir
que las personas ejerzan de manera segura su libertad.
El
declive de la libertad es de gran envergadura. Este afecta a países
grandes y pequeños, a las dictaduras y a las democracias, y a todas las
regiones del planeta. Las libertades que han caído más son aquellas de
expresarse, de religión y de asociación y reunión. Aún así hay algo
bueno dentro de estos cielos oscuros.
Aunque
está en declive, la libertad alrededor del mundo es mayor hoy que en
cualquier momento en la historia humana antes de fines del siglo 20,
cuando la cortina de hierro cayó, liberando a cientos de millones; las
dictaduras africanas dieron paso a las elecciones; las jóvenes
democracias latinoamericanas empezaron a abrir sus economías; naciones
asiáticas como Indonesia y las Filipinas relajaron la represión; y
China, el hogar de más mil millones de personas, continuó su
liberalización. La mayoría de las naciones que están experimentando un
retroceso son hoy más libres de lo que eran hace dos generaciones atrás.
Aún
así, gran parte de las buenas noticias son malas. Considere las cinco
naciones donde la libertad aumentó más entre 2008 y 2019: Myanmar, Sri
Lanka, Tunisia, Etiopía y Armenia.
Myanmar
y Tunisia desde eso han experimentado golpes de estado; los ex-líderes
de Sri Lanka, acusados de crímenes de derechos humanos, han vuelto al
poder; Etiopía ha caído en una espantosa guerra civil (luego de que su
recientemente electo primer ministro Abiy Ahmed hubiera recibido el
Premio Nobel de la Paz en 2019), y Armenia perdió una guerra
desestabilizadora con Azerbaiyán, que podría tener consecuencias
negativas para la libertad en casa.
La
historia es la misma regionalmente. El Cáucaso y Asia Central, Asia del
Sur, Asia del Este y África Sub-Sahariana aumentaron su libertad entre
2008 y 2019. Sin embargo, las ganancias en el Cáucaso y Asia Central
estuvieron lideradas por avances en la libertad en Georgia donde el
presidente que lideró la marcha a favor a la libertad , Mikehil
Saakashvili, ahora está bajo arresto en condiciones brutales.
Muchas
naciones del Esta de Asia —Japón, Corea del Sur, Taiwán y Mongolia—
tenían niveles de libertad estables o en ascendencia. Pero gran parte de
los asiáticos del este viven en China, y el Partido Comunista Chino ha
intensificado su represión desde 2019.
En
el Sur de Asia —una amplia región incluyendo países como Bangladesh,
Bután, India, Paquistán, Nepal y Sri Lanka— solo Bután escapó de una
creciente represión desde 2019. África Sub-Sahariana sufre de
inestabilidad en el Cuerno de África y, en el Sahel, levantamientos,
golpes de estado y cada vez más insurgencias musulmanas. Todo esto
perjudicará la libertad de ahora en adelante.
Para
aportar una total transparencia, las naciones de ambos autores, EE.UU. y
Canadá, han sufrido pérdidas relativamente pequeñas de libertad, aunque
se enfrentan a amenazas en el futuro. El estado está creciendo
rápidamente en las dos naciones, reduciendo el espacio para los
intercambios libres. La polarización política, particularmente en
EE.UU., casi seguro continuará teniendo consecuencias negativas para la
libertad.
Las
razones para el declive de la libertad varían. En algunos casos, los
líderes democráticamente electos son aspirantes a autócratas,
amplificando su poder suprimiendo la oposición, la expresión, el derecho
de asociación e incluso de culto y de relaciones, como en las
Filipinas, Turquía, Hungría, México y Polonia.
En
otras naciones, los líderes autocráticos han intensificado sus ataques a
la libertad. Rusia, China, Nicaragua, Egipto y Venezuela van por este
camino.
Una
forma maligna de populismo muchas veces constituye el motor. El
populismo es un llamado a los intereses del “pueblo”, pero en su peor
versión también identifica a los “enemigos” del pueblo —las élites, los
ricos, los expertos, la prensa, las minorías raciales y religiosas, las
costumbres sociales cambiantes, los inmigrantes y refugiados, y las
naciones extranjeras. Estos “enemigos” son utilizados para justificar
una represión creciente de tal manera que los líderes puedan “proteger” a
las personas y reprimir a sus enemigos.
La
pandemia del COVID tampoco ha ayudado. Desde 2019, los gobiernos
alrededor del mundo han recurrido a medidas extraordinarias para abordar
la crisis de salud, muchas veces utilizándolas para violar libertades
básicas como la libertad de expresión y reunión.
Esperamos
que el Índice de Libertad Humana nos ayude a entender mejor estas y
otras tendencias, sus causas, y las condiciones bajo las cuales la
libertad surge y retrocede. Esa tarea es especialmente importante porque
la libertad está estrechamente relacionada con todo tipo de mejoras en
el bienestar humano.
La
libertad varía con el tiempo. Su actual retroceso no tiene que volverse
permanente o duradero si su valor inherente y sus beneficios son mejor
apreciados de manera más amplia. Si el pasado nos sirve de guía, el
deseo humano de libertad y el fracaso de la represión en generar mejores
vidas y su agresión, muchas veces auto-destructiva, puede ayudar a
revertir el retroceso actual. Una medida confiable de la libertad podría
ayudar a acelerar ese proceso.
Este artículo fue publicado originalmente en Real Clear Policy (EE.UU.) el 4 de febrero de 2022. Instituto Cato.
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