Carlos Rodríguez Braun
assinala que, muito antes de Thomas Jefferson escrever a frase imortal
da Declaração da Independência, o jesuíta Francisco Suárez já a
inscrevera na história: "Todos os homens nascem livres por natureza, de
forma que nenhum tem poder político sobre o outro":
Las expresiones de
odio a España en el exterior (con ecos en el nacionalpopulismo en el
interior), como los ataques recientes en Estados Unidos a la conquista y
colonización españolas, han sido analizadas como muestra de
reafirmación de otras naciones frente a un imperio prolongado y exitoso.
Dice María Elvira Roca Barea: “La leyenda negra está vinculada por su
base al subsuelo de muchos nacionalismos europeos, ya que la España
católica ocupó en ellos el lugar del malvado enemigo que todo
nacionalismo necesita para existir. Pero la realidad es que el católico
Imperio español representó la defensa de una Europa unida y
plurinacional que los protestantes nacionalistas procuraron destruir,
aunque esto no se estudia así…El nacionalismo es una enfermedad que,
como las tercianas, reaparece una y otra vez en Europa. A ella le debe
la mayor parte de sus desgracias. La hispanofobia forma parte
indisoluble de una buena parte de los nacionalismos europeos”.
Esto se combina con
la izquierda que, huérfana de ejemplaridades edificantes tras la caída
del Muro, se lanzó a nuevas causas, entre ellas una antiguamente
vinculada con España: el genocidio de los indígenas de la América
española, “hecho que al parecer solo sucedió en la América del Sur y no
en la del Norte, a pesar de la evidencia, que salta a la vista, de que
América del Sur está llena de indígenas, mientras que en el Norte hay
que buscar mucho para encontrar uno”.
Esto se refiere al
nacionalismo de fuera de España, pero despejar los mitos antiespañoles
también resultará de interés para defender a España frente a los
nacionalistas de dentro, que recurren a distorsiones del pasado, del
mismo modo en que los gobernantes de las naciones protestantes pintaron
un retrato ridículamente falso en donde la brutalidad y la violencia se
concentraban exclusivamente en España. En realidad, la intolerancia
estuvo bastante extendida, aunque sólo se habla de la Inquisición.
La misma distorsión
es la que, con gran éxito, ha asociado el catolicismo con el atraso y la
oscuridad, incluso llegando a identificar “medieval” con la ignorancia
impuesta por la Iglesia, como si Santo Tomás de Aquino hubiese sido una
casualidad. Pero hasta el día de hoy seguimos pensando que El nombre de
la rosa realmente cuenta la verdad sobre la Iglesia medieval.
En cuanto al mundo
del pensamiento, ironiza Roca Barea sobre la vieja falacia según la cual
las ideas liberales no tenían nada que ver con la tradición española:
“Muchísimo antes de que Thomas Jefferson escribiera, desde su hermosa
plantación de esclavos, en la Declaración de Independencia aquella frase
inmortal y universalmente conocida, ‘Sostenemos que…todos los hombres
son creados iguales e independientes’, el jesuita Francisco Suárez había
escrito: ´Todos los hombres nacen libres por naturaleza, de forma que
ninguno tiene poder político sobre el otro’”.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 28 de septiembre de 2017. (Instituto Cato).
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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