Nas redes sociais, parece ter ressurgido o pensamento primitivo, isto é, revive-se a superstição em detrimento da razão. Artigo de Manuel Hinds, publicado pelo Instituto Cato:
Al
leer las redes sociales uno tiene la impresión de que los pueblos
primitivos han regresado a escribir notas y poner videos y memes en
ellas. Estos pueblos atribuían a dioses o grupos de ellos todo lo que
pasa en el mundo físico y también de lo que hacen los seres humanos con
su vida. Así, si un rayo caía a la tierra, era porque algún dios,
enojado por algo, había decidido tirarlo. Si una ciudad era derrotada en
una guerra era porque la diosa a cargo de ésta se le había volteado. El
mundo entero era como un tablero de ajedrez en el que jugaban los
dioses.
Esta
concepción de la vida restringió el desarrollo de la ciencia, que tuvo
que esperar miles de años para comenzar a reemplazar a los caprichos de
los dioses y semidioses como la base del entendimiento de lo que pasa en
el mundo y de lo que hay que hacer para mejorarlo.
Con
la llegada de la ciencia, los seres humanos comprendimos que había
mucho que podíamos hacer con nuestras vidas, no sólo acurrucarnos en una
cueva temblando del miedo, creyendo que los rayos de una tormenta
significaban que los dioses habían decidido destruirnos y que contra eso
no podíamos hacer nada. Así, por ejemplo, la gente entendió los
orígenes eléctricos de los rayos, lo cual llevó al establecimiento del
control humano sobre la electricidad, lo cual a su vez llevó al
desarrollo de la ciencia y la ingeniería eléctricas que tanto bien han
hecho a la humanidad. Esto, repetido en miles de campos, llevó al
triunfo de la razón sobre la superstición.
Es
triste ver que, asociada con enormes avances en las ciencias de la
comunicación la superstición ha regresado a nuestro mundo del siglo XXI y
con ellas las actitudes primitivas que llevan al terror sin redención.
Han vuelto los dioses, aunque no les digan dioses, y la idea de que
ellos controlan todo lo que pasa en el mundo en gigantescas teorías de
la conspiración. Son personajes, algunos vivos, algunos muertos, que
tienen todos los poderes que tenían los dioses y que conspiran para
destruir al mundo.
Son
seres poderosos, que controlan personas, multitudes y países con
frialdad sin par. Son tan poderosos que varias de las conspiraciones que
ellos supuestamente llevan a fruición necesitarían la participación
como cómplices de toda la población mundial.
El
efecto de estas historias es, como fue en las tribus primitivas, la
generación de una pasividad pasmosa, porque, excitada por las
conspiraciones de los dioses, contra las cuales no hay nada que nadie
pueda hacer, el pueblo se olvida de hacer las cosas que sí puede hacer
para resolver sus problemas. Así, hay miles de personas que se excitan
escribiéndose los unos a los otros tratando de ser los primeros en regar
la más nueva de las conspiraciones. En el camino, bloquean el
desarrollo de verdaderas soluciones.
Hay
casos que serían divertidos si no fueran tan trágicos, como el del
fuerte movimiento que sostiene que la Tierra es realmente plana y que el
engaño de que es redonda es el resultado de una de estas conspiraciones
gigantescas, realizada por siglos por millones de personas movidas por
un propósito oscuro. Otro caso, este con consecuencias más graves, es el
de los fake news que reportan las supuestas conspiraciones para
convertir en robots a toda la población del mundo y matar a todos los
viejos en ella, supuestamente llevadas a cabo por grupos nefarios.
Increíblemente, estos grupos incluyen a supuestos dioses o demonios,
quizás suicidas porque si se mueren los viejos ellos se irían primero,
tales como Bill Gates (65 años), Christine Lagard (66 años), Henry
Kissinger (96 años), Ted Turner (86 años) y David Rockefeller, que murió
hace tres años de 102 años de edad pero que, según los fake news,
supuestamente sigue insistiendo en matar a los viejos (quizás desde
donde esté).
Según
esta historieta, es este grupo, que sin ninguna prueba los memes acusan
de estar aliado con decenas o cientos de millones de personas para
destruir a la humanidad, el que supuestamente decidió armar la pandemia
para tener la oportunidad de inyectar vacunas que, según esta
superchería, son venenos o vehículos para insertar chips a toda la
población mundial y convertirlos en robots de ellos (de los dioses). Con
esta historia que parece tomada de una película de Batman, los que la
creen y la riegan están causando un daño muy grave a la población, que
puede rehusarse a tomar las vacunas, la única ruta que existe para
vencer la pandemia. Todavía hay dudas sobre el momento en el que estas
vacunas salgan al merado por el corto tiempo de su desarrollo y por el
uso de nuevas tecnologías, pero para asegurarse de que estas se
resuelvan tienen que pasar por la aprobación de las agencias que velan
por la seguridad y la efectividad de las medicinas.
Los
memes pretenden probar, uno, con la aparición en videos de señores
desconocidos diciendo que son abogados (o médicos o cualquier otra cosa,
así como antes decían que eran chamanes) y que por eso entienden lo que
está pasando, y dos, también con varios otros materiales, incluyendo
citas entre comillas atribuidas a los conspiradores, la existencia de la
conspiración.
La
gente que les cree no se pone a pensar que, como dije en un artículo
reciente, los dioses estos no necesitarían haber creado la pandemia para
inocular sus chips o sus venenos. Los podrían haber inoculado, de una
manera más barata, a través del agua.
La
historia no está ni siquiera bien inventada. Tampoco se ponen a pensar
en que nadie que quiera matar a media humanidad o esclavizarla entera
daría declaraciones diciendo que lo hará en memes que se le enviarán a
usted. Si fuera cierto que han dicho esto estarían en la cárcel.
Crucialmente,
la gente que les cree no se da cuenta de que las redes sociales les
mandan todas estas historietas porque los han identificado como crédulos
y como parte de un mercado que estará siempre conectado a las redes
sociales si le alimentan su credulidad con historias cada vez más
increíbles, para luego vender el acceso a ellos a los que buscan
crédulos y se benefician de que la gente se excite con bombas de humo,
se olviden de los problemas reales del país y se depriman y busquen el
liderazgo de un autoritario.
Al
hacer esto, esta gente no se da cuenta de que, al volverse adicta a
esos videos y memes, está dejando que la conviertan en el verdadero
monstruo, que está destruyendo la capacidad de pensar del pueblo y
convirtiéndolo en un verdadero conjunto de robots.
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 2 de diciembre de 2020.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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