BLOG ORLANDO TAMBOSI
O professor Carlos Rodríguez Braun faz - para o Instituto Cato - uma breve análise da nova obra do escritor e ensaísta mexicano Federico Reyes Heroles, Ser Liberal:
Es
más fácil ser socialista que liberal. El socialismo es más cautivador,
desde su arrogancia intelectual e historicista hasta su presunción moral
por el “cuidado de los humildes”, como proclamó José Luis Rodríguez
Zapatero en su discurso de investidura, como si los socialistas fueran
indistinguibles de la Madre Teresa de Calcuta.
Son
muy diferentes, claro, porque la santa convocaba a las mujeres y
hombres libres a servir al prójimo, mientras que los socialistas llaman a
renunciar a la libertad en aras del Estado, y arrasan con la libertad
en aras del progreso.
El
liberalismo, con su énfasis en los derechos de las personas, su cautela
ante las limitaciones de la razón humana a la hora de organizar la
sociedad, y su rechazo a toda utopía construida violentando libertades,
es necesariamente menos atractivo. De ahí el interés con que leí el
libro del escritor y ensayista mexicano, Federico Reyes Heroles, Ser
liberal. Una opción razonada, que publica Taurus.
Encontré
lo que esperaba: “La búsqueda de certidumbres de todo tipo, incluida la
elaboración de una utopía, es mucho más común y popular que la
incertidumbre liberal”. Nuestras ideas son poco atractivas: “qué puede
ofrecer el liberal en la plaza pública”. El autor advierte contra la
ilusión intelectual, típica de los socialistas de todos los partidos,
que siempre aseguran saber cómo arreglar el mundo, quitándonos la
libertad y el dinero. Nos invita a la rebeldía: “El cansancio no forma
parte de una conciencia liberal”, “no caer en el dogma, rechazar las
verdades absolutas, vivir una incansable revisión de los paradigmas que
nos rigen”. Y también nos recomienda el realismo: “la idea de perfección
envenena”. Desfilan los nombres que cabía esperar, tratados con
profundidad y acierto, empezando por Locke, Hobbes, Smith o Hume, y
terminando por Hayek, Popper, Ortega, Arendt o Vargas Llosa, entre
muchos otros.
Pero
el lector completa el libro satisfecho por el estilo y la inteligencia
de Reyes Heroles, y también insatisfecho, porque falta el desarrollo del
aspecto central de la sociedad libre: la limitación del poder.
Está
clarísima la condena de los totalitarios, los nazis, los fascistas y
los comunistas. Pero no elabora la lógica del poder democrático. Al
final parece que hay que confiar en él, porque es el menos malo, y
porque igual no se excede. Pero no sabemos cómo sucederá eso ni por qué.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 16 de noviembre de 2021.
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