Todos nós gostaríamos que nossas últimas palavras ficassem registradas para a eternidade, mas nesses últimos momentos de vida é complicado pensar em algo engenhoso. Ada Nuño para El Confidencial:
Aunque
a todos nos gustaría que nuestras últimas palabras quedarán registradas
para la eternidad como interesantes y poéticas, lo cierto es que en
esos últimos momentos de vida a veces es complicado ponerse a pensar
algo lo suficientemente ingenioso como para dejar al mundo. Sin embargo,
algunas figuras históricas si tuvieron esa suerte, o al menos eso es lo
que ha quedado registrado que salió de sus labios antes de espirar.
Quizá
por sorprendentes, misteriosas o graciosas, o porque cuadran mucho con
la idea que tenemos del personaje, algunas de ellas son conocidas por
todos. Aquí recopilamos algunas de las mejores, por personajes que
supieron morir con estilo.
Francia, el Ejército, Josefina
Supuestamente,
esas fueron las últimas palabras de Napoleón Bonaparte antes de morir
el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena, donde se encontraba
recluido. ¿Murió envenenado con arsénico?
A día de hoy la causa exacta de su muerte sigue sin estar clara. De ser
ciertas sus últimas palabras, dijo lo que probablemente para él era más
importante, incluida Josefina, la viuda cinco años mayor que él con la
que vivió una turbulenta (aunque ha pasado a la historia como romántica)
historia de amor durante 13 años de matrimonio.
¿Tú también, Bruto, hijo mío?
¿Dijo
acaso Julio César tal frase? Quién sabe, pero es la que ha pasado a la
historia como expresión de la traición más inesperada, cuando el
emperador vio entre los conspiradores a su hijo.
Plutarco
afirma que no dijo nada y Suetonio que quizá pudo decir en griego:
"¿También tú; hijo?". Pero la frase específica que todos conocemos fue
difundida por la tragedia de William Shakespeare. Eso sí, mucho más épica y chula fue la que se le atribuye a Nerón: "¡Qué artista se pierde el mundo!".
Luz, más luz
Bastante
místicas fueron las últimas palabras del escritor Goethe, que según
parece en su lecho de muerte habría dicho "Licht! Mechr licht!" o, lo
que es lo mismo, "luz, más luz", lo que se interpreta como un último
deseo de adquirir más conocimientos, una iluminación, a las puertas de
su muerte. Curiosamente, las de Carl Jung "¡qué maravilla, qué
maravilla!" también parece muy poética, enmarcada dentro de esos últimos
momentos en los que nadie sabe qué se ve.
Señor, le pido perdón, no lo hice a propósito
Se
supone que esta frase tan tierna y triste salió de los labios de María
Antonieta estando en el patíbulo antes de morir. Al pisar el pie de su
verdugo, se volvió hacia él y se excusó de esta manera. Al contrario que
su marido, no dio ningún discurso ante el pueblo antes de que le
cortaran la cabeza.
A Crátero (o al más fuerte)
Mucho
se ha hablado ya de las que serían las últimas palabras del
conquistador macedonio Alejandro Magno cuando murió en el palacio de
Nabucodonosor en Babilonia, con 32 años. Lo más probable es que dijese
que dejaba su inabarcable imperio a Crátero (Krater'oi) su general más
querido, pero como este no estaba, el resto decidió convenientemente
escuchar que había dicho (Krat'eroi) o, "al más fuerte".
Nunca debí cambiarme del scotch a los martinis
Supuestamente
es la frase que le dijo Humphrey Bogart a su querida Lauren Bacall,
mirándola fijamente a los ojos, antes de morir por culpa de un cáncer de
esófago con 57 años. Bastante acorde con el personaje. De cualquier
manera hay muchas leyendas en torno a esos epitafios dichos por actores
míticos.
También
Marlene Dietrich, según se cuenta, dejó una frase para la posteridad
cuando echó a un sacerdote que venía a hacerle la extremaunción: "¿De
qué voy a hablar yo con usted? Tengo una cita inminente con su jefe".
Lástima, lástima, demasiado tarde
La muerte del compositor Ludwig van Beethoven es, según las leyendas, una de las más épicas de la historia.
No solo (se supone) levantó el puño al cielo como un general dando
órdenes a su ejército, ante un trueno espantoso que sonaba en el momento
exacto de su fallecimiento, sino que las leyendas dicen que de sus
labios salieron frases tan poéticas como "Aplaudid, amigos míos, la
comedia ha terminado" o "oiré en el cielo", a propósito de su sordera.
En
realidad, sus últimas palabras registradas son menos épicas pero más
realistas: "Lástima, lástima, demasiado tarde", cuando se le dijo que su
editor le había regalado doce botellas de vino que, por supuesto, no
iba a disfrutar.
Postado há 3 weeks ago por Orlando Tambosi
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