Reproduzo abaixo pequeno artigo de Javier Paz Garcia sobre, publicado em Libertad.org,
sobre a miragem socialista. Não se trata de novidade, mas não custa
repetir, dada a doentia repetição de ideias socialistas no Brasil -
aliás, na América Latina:
Si los seres humanos
fueran unos ángeles, entonces no se necesitaría de gobiernos y la utopía
anarquista sería la mejor forma de organización política. Si los seres
humanos fueran malvados, los Estados tendrían que funcionar como
cárceles, controlando a todas las personas. No es casual que el
socialismo, tanto en la concepción teórica marxista, como en la práctica
de los países que lo implementaron desde la formación de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas hasta la Cuba y la Venezuela de hoy se
parezcan más a una cárcel que a otra cosa. Ser liberal
requiere de un grado de confianza en la nobleza del hombre, aunque
también reconociendo su propensión a ser injustamente parcial en
beneficio propio; en cambio el socialista es necesariamente un pesimista
que considera que si no hay un Estado policiaco, los seres humanos se
matarán y abusarán entre ellos.
Pero si los hombres
son fundamentalmente malos y deben ser controlados y reeducados para
formar al “hombre nuevo” de la utopía socialista, entonces surge la
interrogante de quiénes serán los gobernantes. Porque a fin de cuentas,
los gobernantes también son personas. La solución socialista es suponer
que existe un minúsculo grupo de hombres nobles, exentos de intereses
personales, absolutamente entregados al bien común, y además de una
sabiduría tal que saben precisamente en qué consiste el bien común y
pueden llevar a cabo las acciones para lograr lo mejor para la sociedad.
Este grupo (un par de centenas tal vez) debe decidir el destino de una
nación y controlar la vida de millones de personas.
La historia no es
para nada favorable al cuento de hadas socialista. Ninguna otra forma de
gobierno ha matado más gente y los países que siguieron la senda
socialista (Rusia, China, Corea del Norte, Alemania Oriental, Cuba, por
citar algunos) no solo que no prosperaron, sino que retrocedieron
económicamente y además destruyeron la libertad y la dignidad de sus
habitantes.
Como dijo Winston
Churchill: “Nadie pretende que la democracia es perfecta o infalible. De
hecho se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno con la
excepción de todas las otras formas que se han intentado cada cierto
tiempo”. La elección de las autoridades es una condición necesaria para
dar legitimidad a un gobierno, pero no suficiente. Hay que seguir
perfeccionando mecanismos para que los gobernantes democráticamente
elegidos no cometan abusos de poder.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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