Brexit ou não-Brexit não é a questão, segundo Alejandro Tagliavini, em artigo publicado no Instituto Cato.
A questão de fundo é o conflito entre globalismo e nacionalismo. Ainda
bem que não falou no desgastado "populismo", que já nada define, depois
da decadência bolivariana:
El Reino Unido activó
este 29 de marzo el artículo 50 del Tratado de Lisboa para iniciar las
negociaciones del Brexit. El pasado 23 de junio los británicos votaron a
favor de abandonar la Unión Europea (UE) —“British exit”— lo que llevó
al entonces primer ministro, David Cameron, a renunciar dejando el lugar
a Theresa May que asumió el 13 de julio que aseguró que “vamos a hacer
que sea un éxito” lo que puede ser verdad, después de todo, el problema
es el sistema no la forma.
¿Quién tiene razón?
Casi la mitad de los británicos se oponen al Brexit, en tanto que el
nacionalismo escocés dejó claro a Theresa May que no está dispuesto a
ceder su desafío independentista y que quiere celebrar el nuevo
referéndum de independencia antes de que, en la primavera de 2019, Reino
Unido quede fuera de la UE. En cualquier caso, muchos creen que, si hay
ganadores de la victoria del no británico a la UE, son los partidos de
la extrema derecha europea como el Frente Nacional francés liderado por
Marine Le Pen.
Supuestamente la
líder francesa es “anti sistema”, como Trump. Ambos tienen el mismo
mensaje contra las élites políticas y mediáticas, y la misma promesa de
endurecer fronteras para “recuperar la soberanía”. Son hábiles para
captar el humor de las masas, porque está claro que las sociedades
occidentales están hartas del sistema, pero, dejando claro que el mundo
—como todo en el cosmos— evoluciona por lenta maduración y nunca por
revoluciones, en realidad están apoyando a quién desde “fuera del
sistema” sostendrá al sistema.
Aunque “No hay puntos
en común, en realidad” entre Trump y Le Pen, dice Jean-Yves Camus, de
la Fundación Jean Jaurès, próxima al Partido Socialista francés. Trump,
aunque no era político, fue el candidato de uno de los dos grandes
partidos del sistema. El Frente Nacional, se dice fuera del sistema
porque no tiene puntos de encuentro con los otros partidos, pero Le Pen
es una política profesional.
Y ambos sintonizan
con la Rusia de Vladímir Putin y el cuestionamiento al “orden
internacional liberal”. Es la hora de los estados-nación, de líderes
fuertes, dicen, del nacionalismo frente al globalismo… vamos, digámoslo
claramente, de la demagogia, de otro modo no se explica que Putin siga
teniendo 80% de aprobación aprovechando, por cierto, el aparato de
propaganda que conlleva el ser oficialista.
Aunque Alexei
Navalny, días atrás, convocó una gran marcha anti corrupción sin
autorización en la que resultaron detenidos él junto a más de 800
personas en Moscú, consiguiendo romper el tabú de la necesidad de pedir
permiso para protestar. 90 ciudades se movilizaron, desde Kaliningrado a
Siberia, siendo zonas donde la vida transcurre despacio, y la gente
depende más de ayudas estatales, y está controlada por dirigentes que
pueden tomar represalias.
Pero el “respeto” que
se tiene hacia Putin no es extensible al gobierno: "Es falso que en los
pueblos se conformen, la gente está harta de la policía corrupta y el
gobierno ineficaz", explicaba un miembro de una familia de los Urales.
He ahí la clave, el verdadero sistema del cual la gente está harta —y
que los políticos sostienen incluidos los “anti sistema”— es el Estado
actual que significa el monopolio de la violencia —la violencia— el
poder de policía con el que los burócratas imponen sus leyes, sus
caprichos y sus intereses y que, como toda violencia, es destructiva y,
por tanto, ineficiente.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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