Em artigo publicado por Disidentia, Martin López Corredoira escreve sobre sua trilogia 'Vontade. A força heróica que arrasta a vida':
El
panorama de publicaciones filosóficas actuales es muy amplio, pero
adolece de una carencia de visiones generales y se centra más bien en
monografías en torno a un autor o línea de pensamiento, o bien en
comentarios sobre problemas filosóficos concretos del mundo
contemporáneo, usualmente dentro del corsé de la corrección política y
académica. La filosofía sin tabúes—entendida como un todo en el
pensamiento, como un sistema racional o irracional que abarca en su
mirada todo devenir de la existencia—pertenece más a las obras de los
clásicos que a los autores actuales. Esta carencia viene motivada por
las presiones académicas y curriculares que sufren los profesionales de
la Filosofía, y por cuestiones mercantiles del negocio de las grandes
editoriales. No obstante, los tiempos que nos ha tocado vivir—que yo
calificaría de tiempos de crisis existencial o decadencia de nuestra
civilización—claman por nuevos discursos globales que den sentido a
nuestras ajetreadas vidas. Tales discursos deben evitar lo sectario, la
ideología disfrazada de enseñanza, la manipulación interesada. Solo
desde el libre pensamiento alejado de mafias culturales o políticas es
posible tal labor, y a tal empresa me he atrevido.
Es
preciso salir en búsqueda de lo más noble y elevado del ser humano,
algo que nos saque del entumecimiento. El fin es la Voluntad con
mayúsculas, el impulso que nos lleve hacia empresas magnánimas, los
movimientos exaltados por alzarse más allá de la existencia vegetal, el
hombre por encima del hombre y de la decadencia cultural y espiritual de
nuestra época, lejos de religiones y sectas, desdeñando la politiquería
vulgocrática o la cultura circense para la plebe, al margen de la
actividad estéril de los especialistas académicos, del declive del arte y
de la sumisión a los mercados y poderes económicos. La Filosofía, hoy
como en cualquier época, nos sirve para tales propósitos.
He
aquí el primer volumen de Voluntad, que versa sobre nuestra existencia
en tanto que individuos humanos. En el discurso se toman centenares de
citas de pensadores clásicos para abrirnos paso por el pensamiento
fuerte y sublime, por el sentido e identidad del Ser en el hombre, de la
Voluntad que le ayude a vivir. Es esta una obra de filosofía salvaje,
indómita, que cuestiona todos los valores de nuestra sociedad
sumergiéndose en un cierto nihilismo, sin dejar de buscar con esperanza
la verdad, la belleza y la bondad a pesar de todo. Es el cabalgar
furioso de un guerrero a lomos de su caballo arrasándolo todo a su paso
para terminar alcanzando la meta de una tierra prometida junto a su
amada imaginaria: Voluntad.
La
obra ya fue publicada en su integridad con sus tres partes con
anterioridad a esta edición, en 2015 por Ediciones Áltera, y ha tenido
un cierto recorrido surtido de críticas y elogios.
Estuvo en distribución durante un año y medio, periodo tras el cual
Ediciones Áltera—que pertenecía hasta entonces a la mercantil Difusión
de Revistas y Libros, S.L. (antigua Era Nuestro, S.L.)—fue vendida
íntegramente con todas sus obras a una nueva empresa, Comunicaciones y
Publicaciones Caudal, S.L., y se dieron entonces una serie de
irregularidades que afectaron a su distribución: empezando con la
destrucción de copias del libro y finalizando en 2018 con su retirada
total del mercado fundamentada en lo escandaloso de algunas de sus
posiciones, simpatizando con las quejas feministas recibidas y afirmando
el nuevo equipo de Ediciones Áltera que abogaba por la corrección
política. La acción de Ediciones Áltera fue ilegal, pues, como recoge el
art. 20.5 de la Constitución Española, “Sólo podrá acordarse el
secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en
virtud de resolución judicial”, y hasta el momento no me consta que se
haya presentado demanda alguna para solicitar el secuestro del libro, y
menos aún que haya sido admitida por ningún juez. Está el asunto en
manos de la justicia actualmente.
Voluntad
es un texto polémico en su integridad, más en el volumen segundo que en
el primero, pero también este primer volumen que aquí se presenta
contiene material de guerra. Apenas hay un capítulo donde no se arranque
el velo de falsas apariencias a muchos de los valores predominantes en
nuestra sociedad y donde no se trate de penetrar en las duras verdades
que muchos prefieren no oír. Se trata de una filosofía a martillazos,
parafraseando a Nietzsche, ávida de despertar conciencias adormiladas.
No deja títere con cabeza y, por este motivo, ofende, claro. No cae en
delitos de odio tipificados, ni hace apología de la violencia o el
terrorismo, tampoco incluye injurias a la monarquía ni difamaciones
contra individuos o sujetos de derecho ni alienta ninguna acción ilegal,
aunque sí mete el dedo en muchas yagas y molesta a muchos “ofendiditos”
de nuestra pueril sociedad. Mi pretensión ha sido crear una obra de
gran libertad de pensamiento, sin pelos en la lengua. No es mi intención
aquí hacer de incendiario sin ton ni son, no, sino ejercer el
librepensamiento sin autocensura y sin hablar en nombre de ningún
colectivo, filiación política o ideología con etiqueta dada. ¡Nada!, la
libertad absoluta como objetivo inicial, nada menos, la voluntad libre, o
eso se busca; para rebajar nuestros propósitos siempre hay tiempo.
POLÉMICO CAPÍTULO 5
Son
muchos los capítulos que pueden despertar la ira de algunos sectores
reaccionarios y dogmáticos, de aquellos que piensan que solo existe una
verdad que es la suya y que hay que cerrarles la boca a los que piensan
lo contrario. Sin embargo, esa cólera e indignación solo se han
despertado hasta ahora ante el Capítulo 5 de este primer volumen, que
gira en torno al tema de “lo femenino”: “La cosa ésa de ser mujer”, un
capítulo en que se analiza sarcásticamente esa cosa misteriosa de la
feminidad, ese no-sé-qué o qué-sé-yo que tienen las mujeres (en general,
la mujer ordinaria, excepciones extraordinarias aparte) de nuestra
sociedad actual. Es un capítulo incendiario, ciertamente, pero la causa
del incendio que ha originado no la atribuyo a mis méritos, sino al
momento que vive nuestra sociedad actual arrastrada por el feminismo
radical. Probablemente, en otro tiempo hubieran llamado más la atención
mis diatribas contra el cristianismo, o contra el mundo académico, o
contra la democracia, o contra el arte de vanguardia, u otras, pero hoy
la vaca sagrada, el dogma intocable, es aquel que pregona que la mujer
ha sido y sigue siendo una inocente víctima y el hombre (masculino) ha
sido y sigue siendo un violento e injusto opresor que abusa de su poder.
Conocido
es el hecho de que el ejercicio del poder va usualmente acompañado del
uso de la propaganda del sistema utilizando medios públicos y privados a
su alcance, con el fin de alienar las mentes de las masas y socavar y
desprestigiar los argumentos de los que se oponen al mismo. Una parte
importante de la ideología del poder en las democracias occidentales
actuales se dedica a defender una concepción del ser humano que lleva al
extremo la idea de la igualdad de derechos para convertirla en una
igualdad de hechos, hasta el punto de pensar que no existen ni sexos ni
razas ni nada que distinga la naturaleza de los distintos seres humanos,
especulando que cualquier diferencia en la conducta de diferentes
individuos se debe a factores culturales y nunca a factores biológicos
innatos. Tal concepción aplicada al tema de las diferencias hombre-mujer
se denomina ideología de género. Se trata, claro, de una ideología y no
de un hecho, como tratan de imponer quienes defienden el dogma, porque
se basa en creencias y no existe ninguna evidencia basada en estudios
antropológicos de que haya habido o pueda llegar a haber una sociedad
humana en la que los roles masculinos y femeninos se diluyan hasta el
punto de quedar un único tipo de ser humano andrógino, sin rasgos
sexuales en su conducta o en la división del trabajo. No está mal que
haya ideologías, cada civilización en cada época tiene las suyas, forma
parte del desarrollo del pensamiento. Sin embargo, el peligro adviene
cuando se pretende convertir tales ideas en verdades absolutas y
perseguir a los herejes que las nieguen.
En
2017, una tuitera que se definía a sí misma como feminista, comunista y
“prototipo de mujer polimórficamente sensible” decidió poner en su
página de Twitter una selección de textos del Capítulo 5, unos
fragmentos sesgados, sacando frases fuera de contexto y dejando de lado
múltiples consideraciones, al tiempo que promulgaba una retahíla de
insultos contra el autor. Un pésimo ejercicio de comentario de texto que
desfigura y distorsiona el significado de la obra en manos de una joven
que solo tiene una intención: patalear histéricamente vociferando
“machista, machista, machista…”. Tal hecho arrastró a una ralea de
seguidores que repitieron a coro una ristra de improperios. Algunos
grupos feministas pusieron el grito en el cielo, algo a lo que ya nos
tiene acostumbrados este sensible colectivo. Entre esos seguidores había
algunas periodistas, quienes señalaron con indignación al autor en los
diarios digitales hipertextual.com, eldiario.es y el periódico en papel
La Opinión de Tenerife, proclamando a los cuatro vientos “aquí tenéis un
misógino”; solo les faltaba poner: “si lo veis por la calle,
apedreadlo”. La noticia también llegó a Las Palmas de Gran Canaria,
donde un columnista de La Provincia escogió alguna de las citas sesgadas
y, basándose en ellas, difamó a mi persona con un estilo pendenciero
utilizando expresiones como “voraz misoginia debida a un pene pequeño” o
“está gripado por una relación sentimental disuelta”. Posteriormente, a
mi solicitud, se corregirían algunos textos en Internet y se
publicarían nuevas noticias de rectificación, e incluso mi respuesta
frente a las afrentas. Convertir este asunto en una nota de prensa es
propio del circo al que nos tienen acostumbrados los medios. Sabido es
que el periodismo no se nutre de las mentes intelectualmente más
lúcidas, pues todo lo tocan superficialmente y con rapidez, lo que no
permite profundizar en nada. Hoy, en estos tiempos en que ni siquiera
hace falta salir de la oficina para buscar la noticia y basta navegar
por la red para hacerlo, el periodismo-basura está en auge, compitiendo
en chabacanería con las propias redes sociales.
Esta
obra, Voluntad, no es un tratado sobre la cuestión del género, aunque
sí se atreve a opinar sin autocensura sobre el tema en este Capítulo 5
(también en el Capítulo 2 del segundo volumen), citando para ello a
multitud de pensadores clásicos que han hecho lúcidas observaciones
sobre lo femenino: Rousseau, Schopenhauer, Nietzsche, Freud… Es una
parte de la sabiduría de nuestra civilización que no debemos olvidar,
por mucho que actualmente soplen vientos políticos oportunistas en otra
dirección. Se habla mal de las mujeres ordinarias, sí, como también se
habla mal de los hombres ordinarios. Hay cierta virulencia en las
exhortaciones, propia del estilo apasionado de una filosofía irracional.
En ningún momento se habla de la mujer como un ser inferior, menos
inteligente, menos capaz… pero sí se señalan diferencias entre la
feminidad y la masculinidad más allá de los constructos sociales, y
también se señala la diferente voluntad de la mujer con respecto al
hombre, en el sentido de que persiguen diferentes fines.
Ya
he mencionado el caso de Ed. Áltera, que retiró definitivamente la
distribución de la obra dos años y medio después de su publicación
alegando este motivo. Con anterioridad a su publicación con Ed. Áltera,
se había firmado un contrato de edición de la obra con otra editorial,
Ed. Plaza y Valdés, antes de que la obra estuviera terminada. Cuando les
llega el texto completo y se percatan de los contenidos del polémico
Capítulo 5, el comité de esta editorial decide no seguir adelante con su
publicación incumpliendo flagrantemente el contrato firmado. A todo
esto hay que sumar la jauría de las redes sociales pidiendo que se
retire el libro de la circulación, así como agentes de diversos
colectivos feministas, particulares enfurecidos que llamaron a la
editorial para que se retirara el libro, amenazas de demandar al autor
por parte de alguna feminazi, etc. A pesar de los agresivos intentos de
boicotear la distribución del libro debido a la existencia del Capítulo
5, en esta nueva edición he mantenido este capítulo intacto junto al
resto de la obra, tal y como se publicó originalmente en 2015, salvo
correcciones menores. Hoy vivimos una época de claro retroceso en la
libertad de expresión y resulta necesario no dar un paso atrás cada vez
que alguien reclama más censura. Puede que haya errores en mis
reflexiones o las de aquellos a quienes cito, pero es mejor que estén
ahí accesibles para que las lea quien lo desee y que cada cual juzgue lo
que es apropiado o no. Quizá haya exagerado algunas descripciones de la
conducta femenina basadas en tópicos, pero… algo de eso hay: “cuando el
río suena, agua lleva”. Si bien admito que mis sarcasmos y
elucubraciones pueden ser criticables, sigo pensando que hay verdades de
fondo en lo que he escrito, dentro del carácter especulativo que tiene
el texto. Las ofensas ante esas verdades bien pueden verse reflejadas en
ese refrán castellano que dice “El que se pica, ajos come”. Nadie se
ofende ante ideas disparatadas que no tienen ni pies ni cabeza, sino
ante afirmaciones que contienen cierto grado de realidad, y mis
reflexiones son fruto de una paciente observación del mundo y una
lectura atenta de los textos de algunas de las mentes más sobresalientes
de la humanidad. No me parece que sean el fruto del despecho por una
relación fallida o de mi frustrante vida sexual, como se ha llegado a
decir. Como se puede apreciar en distintas partes de Voluntad, si
alguien tiene la paciencia de leérsela entera y no solo frases sueltas,
no me considero un misógino, alguien que odia a las mujeres. Bien al
contrario, no hay por mi parte fobia sino filia hacia tales seres:
mujeres maravillosas han ocupado amplios espacios de mi vida y espero
que así siga siendo.
A
la verdad no se le puede cerrar la boca, aunque ofenda. Se puede hacer
una caza de brujas y censurar ideas del mundo que molestan, pero tarde o
temprano terminarán saliendo a la luz de nuevo. Permitir que Voluntad
con sus diatribas más críticas deje de ser accesible al público supone
dar la razón a quienes han reclamado su censura. No debe tolerarse, la
obra debe ser catalogada y permanecer accesible al público como símbolo
de que no se pueden prohibir las opiniones que disgustan a los amigos de
la corrección política. Sería un triste destino para el mundo editorial
dejar decidir qué se publica y qué se retira a las turbas de Twitter o
Facebook, o de cualquier otro medio abierto en las redes, que, como
decía José Vicente Pascual en uno de sus artículos en referencia a la
presente polémica, “son el refugio de los mediocres, los resentidos, los
fracasados, los ‘ignorantes ilustrados’ que alimentan su intelecto a
base de ira súbita (…), son el lugar perfecto para desahogarse los
tarados, los vagos, los inútiles sin referencias, los tontos de baba con
derecho a rebuznar sobre cualquier asunto a 19,90 € mensuales, que es
lo que vale una tarifa plana”. No me parece el foro adecuado para
discutir sobre cuestiones filosóficas. No obstante, tiene sus cosas
buenas que haya redes sociales y que la gente se exprese por Internet:
desde que existen esas tecnologías, hay muchas menos pintadas en las
puertas de los baños públicos. Verdaderamente, vivimos una nueva
rebelión de las masas, parafraseando a Ortega y Gasset. Pocas han sido
las épocas en las que la plebe estuvo tan envalentonada y consentida en
su barbarie como en nuestros tiempos. De ello hablo en el Capítulo 4 de
este volumen.
LA BÚSQUEDA DE LA BELLEZA
Más
allá de polémicas y de actitudes críticas, más allá del pesimismo
destructor que impregna toda la Voluntad del hacedor de esta obra,
habita aquí un principio constructor. Este primer volumen traza las
formas del espíritu del hombre (y la mujer, por supuesto), la belleza de
los caminos en solitario que el individuo humano anhela. La meta es
incierta, pero el caminante intuye su camino.
Mucha
tinta ha corrido en torno al sentido poético de la existencia y no
vengo aquí a redescubrir la pólvora, pero sí a rememorar lo ya
aprendido, a mantener la llama que ha dado calor durante centurias a
nuestra civilización y que hoy languidece. El pensamiento fuerte brama
para que siga habiendo una tierra de los sueños que merezca habitar, un
mundo bello más allá del presente. He aquí el sentido de mis desaires al
mundo actual: negar el cielo en la tierra para poder espiritualizar la
materia, percatarse estéticamente de las miserias de la fealdad actual
para poder soñar con mundos mejores, pues quienes se acomodan
insensiblemente en el fangal no salen de su estado de seres terrestres.
He ahí el espíritu humano, la eterna disconformidad con la vida que nos
transforma en seres por encima de nuestras circunstancias. Solo ama
verdaderamente el que mira hacia el infinito en busca de lo ideal. Por
el contrario, contentarse con llamar gran amor al individuo con el que
ayuntarse para un intercambio de fluidos es propio de almas burguesas
acomodadas en lo mediocre.
El
mundo de lo bello no existe de modo pasivo, requiere de nuestro impulso
activo para poder ser admirado. El bello deber ser que se define en
este primer volumen, más allá de ser un juego de palabras, se refiere
precisamente a ese ímpetu creador. Corresponde a uno mismo contemplar
con ojos henchidos de silencio y ávidos de gloria.
Postado há 3 weeks ago por Orlando Tambosi
Nenhum comentário:
Postar um comentário