BLOG ORLANDO TAMBOSI
Um crânio e uma tíbia encontrados em uma caverna do Laos são os restos mais antigos sobre a presença de humanos modernos no sudeste asiático. David Barreira para El Cultural:
En la cordillera Annamita, al norte de Laos, un equipo de arqueólogos descubrió hace algo más de una década una cueva situada
sobre una torre kárstica de piedra caliza que está revelando
sorprendentes secretos sobre las primeras migraciones de los humanos
modernos. Desde 2009, en una zanja abierta al fondo de la cavidad de Tam
Pà Ling, se habían recuperado un puñado de fósiles de Homo sapiens
con ciertos rasgos arcaicos y datados entre hace 70.000 y 46.000 años.
Pero las últimas excavaciones, a siete metros de profundidad, han
documentado otro fragmento de cráneo y una tibia izquierda que retrasan
todavía más la presencia de nuestros antepasados en el sureste asiático,
hasta hace un máximo de 86.000 años.
Los nuevos hallazgos, publicados este martes en Nature Communications
por un equipo de investigadores laosianos, franceses, estadounidenses y
australianos, representan la evidencia más antigua sobre la llegada de
los humanos modernos al sureste asiático continental. También brindan
nuevas piezas para resolver el rompecabezas de cómo y cuándo se produjo
esta expansión hacia la zona oriental del continente y, posteriormente,
Australia: según sus hipótesis, el Homo sapiens se pudo haber movido por
las zonas boscosas interiores a través de los valles de los ríos.
El origen del Homo sapiens
se sitúa en África hace unos 300.000 años. Pero la fecha, el número y
las rutas migratorias siguen siendo objeto de debate entre los
paleontólogos ante los distintos relatos que ofrecen los estudios
genéticos y los descubrimientos arqueológicos. Los primeros fósiles de
humanos modernos fuera de África se han encontrado en las cuevas de
Apidimia, en Grecia, y de Misliya, en Israel, con una antigüedad de unos
210.000 y 194.000-177.000 años respectivamente. En el yacimiento chino
de Fuyan se han identificado unos dientes de sapiens de hace
120.000-80.000 años.
Entrada a la cueva, en el noreste de Laos.
En
el caso del sureste asiático, el registro fósil también resulta escaso y
se circunscribe casi exclusivamente a islas como Sumatra, Filipinas o
Borneo. Por eso el yacimiento de Tam Pà Ling —llamada la cueva de los
monos por la manada de simios que frecuenta los plataneros de las
inmediaciones— ha sido como abrir una ventana a lo desconocido. Huesos
de humanos modernos en una zona alejada de las rutas costeras —la
cavidad se abre a más de 300 kilómetros de distancia del mar— y mucho
más antiguos de lo esperado.
Fechar
los siete fósiles ha sido un gran reto para los investigadores. Se ha
recurrido a la datación por luminiscencia de los sedimentos y a la
datación de carbonatos por series de uranio de la punta de una
estalactita que había quedado encerrada y de dos extraños dientes de
bóvidos completos recuperados a una profundidad de 6,5 metros, muy cerca
del fragmento de cráneo y de la tibia, cuya antigüedad se ha fijado
entre 86.000 y 68.000 años.
"Lejos
de reflejar un vertedero rápido de sedimentos, el yacimiento representa
una pila de sedimentos depositada de forma constante y estacional",
explica Mike Morley, geoarqueólogo de la Universidad de Flinders
(Adelaida) y uno de los autores del artículo. La nueva cronología
obtenida revela que en la cueva de Tam Pà Ling hubo presencia humana
durante más de 56.000 años. "Al fin tenemos suficientes pruebas de
datación para asegurar con certeza cuándo llegó por primera vez el Homo
sapiens a esta zona, cuánto tiempo estuvo allí y qué ruta pudo haber
tomado", añade Kira Westaway, geocronóloga de la Universidad de
Macquarie (Sídney).
Los investigadores, recogiendo muestras para analizar.
Según
explican los investigadores, el fragmento de cráneo, con una antigüedad
de 73.000-67.000 años, era mucho más grácil o delicado de lo esperado,
asemejándose a la morfología del Homo sapiens más reciente de Asia. Por
eso proponen que el individuo (TPL 6) tuvo que descender de una
población que se dispersó en la región y no de otras poblaciones locales
con rasgos más robustos, como los denisovanos o el Homo erectus. Es
decir, esta sería la evidencia de una migración temprana
y posiblemente fallida desde África u Oriente Medio hacia el sureste
asiático, como ya se había sugerido mediante otros controvertidos restos
humanos hallados en el sur y el centro de China.
No obstante, según los estudios de ADN antiguo,
el momento principal de la expansión del Homo sapiens en Asia fue hace
unos 50.000 años —la información genética apunta a una sola dispersión
rápida de todas las poblaciones ancestrales no africanas alrededor entre
hace 65.000 y 45.000 años—. Los fósiles de Tam Pà Ling, por lo tanto,
pueden interpretarse "como descendientes del linaje TPL 6 que no
contribuyó al acervo genético humano actual o como los primeros
descendientes de la mayor y exitosa migración del H. sapiens en el
sureste asiático", sentencian los investigadores. El misterio queda
abierto ante la imposibilidad de recuperar ADN de los huesos.
Postado há 1 week ago por Orlando Tambosi
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