BLOG ORLANDO TAMBOSI
A historiadora Janina Ramirez constrói, em 'Fémina', um provocador relato que rompe a imagem tradicional das mulheres medievais. David Barreira para El Cultural:
Juliana
de Norwich fue la autora del primer texto conocido de una mujer en
inglés, una obra titulada Revelaciones a quien no podía leer una carta,
1373 y de revolucionarias consideraciones que ofrecen una vigorosa
mirada aplicada a cuestiones espirituales. El Libro de Margarey Kempe,
unas décadas más tardío y que fue hallado de forma casual
en 1934 por un coronel británico en la biblioteca familiar de su
mansión campestre mientras buscaba un juego de bolas entre los
polvorientos armarios para amenizar una aburrida fiesta, desveló a otro
personaje femenino fascinante, más salvaje y atrevido: una comerciante,
mística y autoproclamada "loca" medieval que viajó hasta lugares tan
lejanos como Suecia o Jerusalén.
Ambas son mucho menos conocidas para el gran público que Hildegarda de Bingen, la mayor sabia y polímata de la Edad Media,
una mujer rompedora a la que cabe calificar de música, lingüista,
artista, teóloga, científica, consejera, administradora, abadesa y hasta
santa. Incluso el nombre de Jadwiga de Polonia, la única mujer que
gobernó como "rey" en Europa, sonará más. Pero todas protagonizan a su
manera Fémina (Ático de los Libros), un ensayo de la historiadora Janina
Ramirez, profesora en la Universidad de Oxford, que sacude la imagen
tradicional de las mujeres medievales.
Si
el título ya resulta provocador —alude a la etiqueta garabateada a
partir de la Reforma del siglo XVI junto a los textos que se sabía que
habían sido escritos por una mujer, por lo que eran menos dignos de ser
preservados— el subtítulo promete un arriesgado resultado: "Una nueva historia de la Edad Media
a través de las mujeres". No es una promesa vana. Ramirez no solo
presenta las biografías y hazañas de personajes femeninos fascinantes,
sino que construye un nuevo escenario en base a las pruebas
arqueológicas y científicas recabadas en los últimos años.
Un óleo que representa a Jadwiga de Polonia.
"Escribí
este libro porque conocía a estas mujeres medievales a través de una
investigación profunda sobre pequeños temas específicos, como los textos
místicos o las obras de arte, pero nadie lo había juntado", explica la
autora a este periódico. "Hay libros estupendos de historia social sobre
las mujeres de la Edad Media, pero se trata siempre de lo mismo:
madres, hermanas, tías, monjas... Así que decidí escoger temas que son
propiedad del reino masculino —espías y forajidos, eruditos y
científicos— y mostrar que también hubo mujeres. Se trata tan solo de
ofrecer un nuevo contexto y decir lo diversa que es la población actual,
y que siempre ha sido así. Siempre ha habido mentes curiosas, personas
desafiando los límites, y solo hay que buscarlas".
A través de numerosos ejemplos, como el extraordinario caso de la guerrera de Birka, una vikinga que desde el hallazgo
de su tumba se interpretó como un varón por las armas con las que fue
enterrada —hasta que los análisis de ADN demostraron lo contrario más de
un siglo después—, Ramirez trata de derribar una cascada de mitos sobre
la mujer medieval: que no combatía, que no tenía la posibilidad de ser
económicamente independiente o que no tenía control sobre su cuerpo.
Todo falso.
"Hay
muchas pruebas que nos permiten desafiar estas creencias. La excepción
no existe en el vacío, existieron porque hubo una cultura y un entorno
que les permitió florecer. Pero lo que fundamentalmente trato de
entender es cuándo surgieron esos mitos y por qué siguen vigentes",
reflexiona. La memoria de sufragistas como Emily Wilding Davison, la
activista que se convirtió en mártir arrojándose en el derbi de Epson de
1913 contra el caballo del rey Jorge V, está muy presente para
reivindicar la Edad Media como un periodo en que las mujeres tuvieron
capacidad de acción, donde triunfaban desafiando a los pronósticos, como la heroína Juana de Arco.
Historia inclusiva
Todos
los capítulos de Fémina se abren con un descubrimiento arqueológico
—como el de la princesa de Loftus, cuyas joyas altomedievales y escasos
restos arrojan luz a la época de la llegada del cristianismo a la
Inglaterra del siglo VII— o fortuito —véase el manuscrito de Margarey
Kempe—. Esas narraciones son sin duda una de las mayores virtudes del
trabajo de la historiadora, y a la vez permiten reflexionar sobre lo
aleatorio de su revelación, sobre cuántos otros nombres se habrán
quedado olvidados por el camino. Las principales fuentes escritas no
hablan de ellas, ha habido que buscarlas (literalmente) bajo tierra.
"Siempre hay hallazgos increíbles, pero lo que intento aquí es pensar
sobre ellos de forma diferente", dice.
Janina
Ramírez reconoce que no podría haber escrito este libro hace cinco
años. Y lo ejemplifica con una de las historias más curiosas del libro,
el de una mujer negra africana de unos 40 años que sea había trasladado a
Londres a mediados del siglo XIV y fue víctima de la pesta negra
que asoló la ciudad. Su cuerpo se enterró en East Smithfield, un
cementerio de emergencia abierto solo durante un año que acogió
centenares de cadáveres que arrojan un panorama inédito sobre las
características de la sociedad del momento.
Gracias
a los resultados de los análisis genéticos y de isótopos, los
investigadores del Museo de Londres han descubierto que este individuo
femenino estuvo sometido a un esfuerzo físico constante. Pero lo
llamativo es que no mostraba signos de trauma infantil, de problemas de
salud en su niñez causados por la desnutrición, las deficiencias
vitamínicas u otras enfermedades presentes en los huesos de la mayoría
de los esqueletos de la necrópolis, procedentes de Gales, Escocia u
otros rincones de Inglaterra. El hecho de haber crecido en África
sugiere que tuvo una dieta mucho más sana cuando era pequeña.
¿Cambia
mucho la historia de la Edad Media si se cuenta a través de las mujeres
y con todos estos nuevos datos? "Creo que sí", responde la
historiadora. "Yo no estoy manipulando datos ni inventado fechas,
batallas o individuos. Al poner el foco sobre las mujeres se consigue
una imagen más comunitaria, más inclusiva, que falta en otros libros.
Por ejemplo, se ha escrito muchísimo sobre el Tapiz de Bayeux,
pero solo un puñado se ha molestado en decir que en realidad fue hecho
por mujeres". Poco a poco la historia les va haciendo justicia.
Postado há Yesterday por Orlando Tambosi
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