BLOG ORLANDO TAMBOSI
No melhor dos casos, o máximo que a coalizão de direita oferecerá é uma estabilização da carga fiscal dos italianos. Artigo do professor Juan Ramón Rallo para El Confidencial:
La
coalición de las derechas italianas (Hermanos de Italia, la Liga y
Forza Italia) gobernará previsiblemente Italia durante los próximos
años. Pero ¿cuáles son exactamente sus propuestas económicas para un
país que lleva 30 años estancado y que carga con una gigantesca deuda pública equivalente al 150% del PIB?
Pues, en esencia, el populismo tributario, a saber, las promesas
genéricas de bajadas de impuestos, pero sin recortar proporcionalmente
los gastos o incluso incrementándolos.
Si acudimos al acuerdo de gobierno de las derechas italianas,
encontraremos muchas propuestas fiscales que, aisladas, suenan
estupendamente para cualquier liberal. Por ejemplo, establecer un primer
tramo del impuesto sobre la renta y del impuesto sobre sociedades del
15% o del 20% hasta los primeros 100.000 euros de ingresos. O introducir
los cocientes familiares dentro del IRPF, de maneraque se tribute por
la renta que resulte de dividir los ingresos totales del hogar entre el
número de miembros del mismo. O incluso rebajar el IVA de numerosos
bienes y servicios, especialmente los energéticos, con la excusa de
contrarrestar la inflación (en realidad, la inflación tiene otras causas
y no se combate así). Añadan a todo ello bonificaciones fiscales para
las empresas que incrementen su plantilla o su oposición a incrementar
el impuesto sobre sucesiones y tendrán un plan fiscal que, repito,
aislado, resulta atractivo.
El
problema reside en que el coste total en términos de pérdida de
recaudación ascendería a varias decenas de miles de millones cada año.
Acaso por ello, las propuestas más revolucionarias, pero también las más
costosas, como el tipo único fiscal hasta 100.000 euros o los cocientes
familiares, sean formuladas como futuribles que no comprometen
realmente a nada: "Introducción progresiva de los cocientes familiares" o
"perspectiva de futura ampliación [del tipo único] para familias y
empresas". A la postre, si uno renuncia a tamaña recaudación tributaria,
deberá reducir de manera igualmente intensa el gasto público (si no de
manera inmediata, sí al menos en el medio largo plazo), y no parece que
las derechas italianas estén dispuestas a ello.
Más
bien al revés: lo que encontramos en el acuerdo de gobierno son
promesas de cebar aún más el gasto público del país. Por ejemplo,
educación infantil gratuita, aumento de las pensiones mínimas, promoción
de viviendas públicas en los suburbios de las zonas más empobrecidas,
ampliación de la cartera de servicios sanitarios gratuitos, construcción
de nuevas escuelas y de nuevas residencias universitarias o subsidios a los jóvenes para
hacer frente a la entrada de la hipoteca. Es verdad que, en todo caso,
se trata de compromisos bastante inconcretos y no especialmente
cuantiosos (el grado de irresponsabilidad presupuestaria no llega al de
otros populistas tributarios a ambos lados de Atlántico), pero no
obstante se trata de un incremento del tamaño del Estado cuando, si de
implementar su programa fiscal se tratara, deberían promoverse recortes
intensos del presupuesto estatal.
Antes del covid,
el peso del gasto público en el PIB superaba el 48,5%, frente a unos
ingresos que equivalían al 47%. No se trataba de un Gobierno
precisamente escuálido y minimalista. Pero incluso a aquellos partidos
que propugnan rebajas fiscales y que supuestamente deberían estar
preocupados por el rampante gasto público italiano, parece que el
desbordante tamaño de ese Estado les parece insuficiente y por ello
reclaman nuevos epígrafes a través de los cuales expandir las redes
clientelares de la Administración.
Visto
lo visto, me temo que, en el mejor de los casos, lo máximo que ofrecerá
la coalición de derechas es una estabilización de la carga fiscal de
los italianos y, a lo sumo, una rebaja con cargo a un endeudamiento
adicional que el país no se puede permitir. No es que sea poca cosa
(especialmente lo primero), pero desde luego no es un cambio de rumbo,
sino una alternancia en la decadencia.
La
coalición de las derechas italianas (Hermanos de Italia, la Liga y
Forza Italia) gobernará previsiblemente Italia durante los próximos
años. Pero ¿cuáles son exactamente sus propuestas económicas para un
país que lleva 30 años estancado y que carga con una gigantesca deuda pública equivalente al 150% del PIB?
Pues, en esencia, el populismo tributario, a saber, las promesas
genéricas de bajadas de impuestos, pero sin recortar proporcionalmente
los gastos o incluso incrementándolos.
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