Vencedor nas eleições do domingo passado, o presidente argentino Mauricio Macri tem a grande oportunidade de fazer reformas. Se não o fizer, ajudará a ressuscitar o peronismo, que, na versão kirchnerista, parece ter sofrido um golpe mortal. Mas o peronismo, por lá, é uma metástase. Artigo de Ian Vásquez, publicado pelo Instituto Cato:
Después
de las elecciones legislativas del domingo, Argentina es un país
políticamente distinto a lo que ha sido por décadas. El peronismo, que
ha dominado el escenario desde los años 80, y que transformó la política
argentina desde los 40, fue aplastado.
El gran
ganador ha sido el presidente Mauricio Macri, cuyo joven partido logró
recibir el 40% de los votos a escala nacional, sin que la economía ande
muy fuerte. La gran perdedora fue su antecesora y lideresa carismática
del peronismo, Cristina Kirchner. Los argentinos finalmente se cansaron
del peronismo y de la corrupción que engendró durante los 12 años de
populismo en que los Kirchner gobernaron. El periodista Joaquín Morales
Solá va más allá al identificar a Kirchner como representante de “la
vieja aristocracia política. Y la fatiga social es con un sistema
político que gobernó desde 1983 y que dejó al país con más problemas que
soluciones”.
El
peronismo perdió en casi todas las provincias que eran sus baluartes,
incluso Buenos Aires(donde Kirchner fue candidata al Senado) y Santa
Cruz, de donde proviene ella. Por primera vez, en los barrios humildes
del país, agrupaciones no peronistas derrotaron a los peronistas. La
votación ha convertido a Cambiemos, el partido de Macri, en la primera
minoría en el Congreso. Tendrá 107 escaños en la Cámara de Diputados
comparado con los 41 con los que ha estado gobernando.
El
peronismo, además, ha quedado dividido entre quienes se mantienen fieles
a Kirchner y al estilo político que representa –un número cada vez
menor– y los peronistas moderados o más tradicionales que quisieran
dejar atrás al kirchnerismo. Las peleas dentro del peronismo se han
vuelto intestinas. Por ejemplo, el Congreso, que no se renovará hasta
diciembre y que sigue controlado por el peronismo, está por quitarle la
inmunidad al diputado peronista Julio de Vido, ex ministro y ahora
enemigo de Kirchner, a causa del mal manejo de fondos públicos.
La misma
Kirchner está investigada por corrupción y otros delitos. ¿Será que el
peronismo también entregará a la nueva senadora Kirchner a la justicia?
No le convendría a Macri, pues la impopular Kirchner es el mejor regalo
que la política le ha dado. Su presencia política sigue recordándole a
los argentinos de la alternativa a Macri y sigue dividiendo al
peronismo.
Las
elecciones han dado a Macri un mandato y un poder político enorme. Si no
se aprovechan ahora, nunca se aprovecharán. Por dos años, Macri ha
gobernado con las manos atadas, pues con los peronistas y otra oposición
tan fuerte en el Congreso, no pudo implementar grandes reformas.
Ahora
tampoco debemos esperar reformas profundas, pero sí cambios importantes
para “normalizar” el país. El gasto público ha sido el talón de Aquiles
por décadas en Argentina, y Macri sí o sí tiene que reducirlo, así como
la presión tributaria, pues ha llegado otra vez a ser insostenible.
Durante los Kirchner, el gasto total se disparó de 26% del PBI al 50% y
el empleo público se duplicó a 4 millones de personas, sin que mejoren
los servicios. Al contrario, la pobreza ha llegado al 30% de la
población. Macri ha mantenido altos niveles de gasto, financiándolos con
deuda que este año llegará al 60% del PBI, más alto que cuando el país
cayó en ‘default’ en el 2001.
El
mercado laboral argentino está entre los más rígidos del mundo. Según el
Foro Económico Mundial, la Argentina está en el puesto 132 entre 137
países respecto a la eficiencia del mercado laboral. Una reforma
previsional también es urgente (las jubilaciones representan el 40% del
gasto público).
Macri
tiene la gran oportunidad de hacer reformas en la dirección correcta. De
no hacerlas ahora, ayudará a resucitar el peronismo.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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