O intelectual polonês, que ganhou o Prêmio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2022, acredita que "não podemos descartar a possibilidade de um futuro democrático para a Rússia. Daniel Gascón para Letras Libres:
Adam
Michnik, referente de la disidencia polaca, fundador de la Gazeta
Wyborcza y Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades
2022, ha participado en las jornadas Convicciones y responsabilidades. Diálogos para una presidencia, que organiza la Asociación de Periodistas Europeos en la sede de la Fundación Carlos de Amberes de Madrid.
En
una conversación por Zoom con el periodista Carlos Franganillo, Michnik
ha dicho que el discurso de Vladimir Putin mostraba “el fracaso
estrepitoso del líder ruso”.
“Está
perdiendo la guerra en términos políticos y propagandísticos, veremos
lo que ocurre militarmente”. El presidente ruso habría caído “en una
rampa que ha construido él mismo”. Aunque no sepamos lo que va a
ocurrir, ya se puede afirmar que “esta guerra ha revelado la debilidad
militar de Rusia.” Los soldados fueron engañados, creyendo que los
recibirían con flores, tenían uniformes de gala.
Ha
hablado de algunas paradojas de la guerra. Así, ha señalado los
discursos próximos a Putin en la extrema derecha y la extrema izquierda
europeas. El gobierno polaco compartía esa reivindicación de valores
conservadores y un discurso antieuropeo “putinista”, pero ha apoyado con
determinación a Ucrania en la guerra. La solidaridad ha sido muy
grande: los ucranianos y los polacos “dejamos de hablar de nuestra
historia compartida cuando Rusia empezó a bombardear las ciudades, los
colegios, los hospitales y los museos de Ucrania”.
“La
UE y la OTAN son lo que Putin teme”, ha dicho Michnik, que ha descrito
la ideología de Rusia y sus seguidores como una mezcla de nazismo y
bolchevismo. Putin ha denunciado a Lenin, desde una perspectiva
nacionalista, y también ha criticado los valores de Occidente, como la
igualdad entre los sexos y las orientaciones sexuales.
“Putin
tiene la mentalidad de un espía de la KGB”, ha dicho: lo importante es
“saber mentir, tener mucho dinero y ser fuerte”. Es una visión se que se
basa “en la vileza de la gente”. Dando la vuelta a los eslóganes de la
guerra rusos, Michnik dice que hay que “desnazificar el Kremlin y
desmilitarizar Rusia”.
La
guerra, dice Michnik, no debe conducir a la rusofobia: Brézhnev no era
toda la Unión Soviética, porque también estaban allí Sajárov y
Solzhenitsin, y Putin no es Rusia, ni tiene sentido excluir a sus
artistas y escritores.
Más
de una vez la apertura ha llegado a Rusia con una guerra perdida, ha
dicho: con la derrota ante Japón en 1905, o en Afganistán en los
ochenta. “Las guerras perdidas son el camino de las reformas
domésticas.”
Pero
para eso, ha dicho, “tiene que perder Putin”. Es un tipo que “le das la
mano y luego tienes que mirar que no te haya quitado algún dedo. Rompe
todos los tratados. Yo soy partidario de las soluciones pacíficas pero
no puedes ir tranquilamente a la mesa de negociación con alguien así.
Esta guerra ha sido desatada por Putin y no puede ganarla.”
“No
podemos rendirnos. Putin tiene que perder esta guerra para que Rusia
sea un país normal: no solo por eso, pero también por eso.”
Para
que ocurra, Putin debe ser eliminado. “No necesariamente lo sustituiría
alguien más intransigente. Probablemente quien venga después diga que
hay que dejar la guerra”.
El
discurso de Putin “es una muestra de debilidad y no de fuerza”, según
Michnik. Pero no cree que sea un momento revolucionario en Rusia. “Las
revoluciones no suelen producirse cuando la situación es más dura, sino
cuando el régimen trata de hacer reformas. Pero sí hay una larga
tradición rusa de golpes de palacio.”
“Aunque
parezca lejana, y aunque no tengamos control sobre esos
acontecimientos, no podemos descartar la posibilidad de un futuro
democrático en Rusia.”
Michnik,
que se ha fumado un cigarrillo en la charla,, ha hecho referencia a “la
lógica de Múnich”, con el abandono de las potencias occidentales a
Checoslovaquia. “Desde la Segunda Guerra Mundial no hemos visto una
solidaridad tan inquebrantable con otro país en Europa”.
Para
que se mantenga, “hay que explicar por qué esta guerra es importante”.
En Polonia se ve como un peligro inminente. En Portugal o Cataluña puede
parecer más lejano, pero no podemos permitir que venza un modelo
autoritario, imperial, xenófobo, que sería como un cáncer que se
extendería por las células del organismo de los otros países: así es
como funcionaron el fascismo y el bolchevismo.”
“Hemos
visto morir muchas democracias en Europa y no podemos permitir que
vuelva a ocurrir. Debemos dejar la democracia como herencia a nuestros
hijos.”
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. En 2021 publicó 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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