BLOG ORLANDO TAMBOSI
A democracia está em declínio no mundo? Resenha de Gabriela Bustelo para a Revista de Libros:
Han
pasado 15 años desde que Larry Diamond, catedrático de Sociología
Política de la Universidad de Stanford, aseguró que estamos inmersos en
una «recesión democrática». En los tres años transcurridos desde que la
OMS certificó el coronavirus como pandemia global, esta crisis de la
democracia global no ha hecho sino acrecentarse. En otras palabras, el
centenar aproximado de países democráticos que hay en el mundo estaría
perdiendo calidad, día tras día, en sus respectivos sistemas de
gobierno. ¿Y cuáles son los parámetros clásicos que definen una
democracia estándar? Son seis: sufragio universal, separación de
poderes, libertades civiles, parlamento funcional, partido de la
oposición e igualdad ante la ley.
Nueve catedráticos analizan la democracia española
En
nuestro país, nueve catedráticos han tomado la decisión de unir fuerzas
para denunciar una situación que juzgan de máxima gravedad: la merma
progresiva de la democracia española. Sus análisis y reflexiones se han
reunido en un libro que publica la Fundación Colegio Libre de Eméritos
bajo el título España: Democracia menguante.
A
cargo de este informe de situación se halla Manuel Aragón, catedrático
de Derecho Constitucional y magistrado emérito del Tribunal
Constitucional, que ha expresado públicamente su zozobra en cuanto a que
la coyuntura política actual de nuestro país pudiera derivar en una
«democracia disminuida». Bajo su batuta, el octeto denunciante lo forman
Francesc de Carreras (Catedrático de Derecho Constitucional), Juan Díez
Nicolás (Catedrático de Sociología), Tomás-Ramón Fernández (Catedrático
de Derecho Administrativo), José Luis García Delgado (Catedrático de
Economía Aplicada), Emilio Lamo de Espinosa (Catedrático de Sociología),
Araceli Mangas (Catedrática de Derecho Internacional Público y
Relaciones Internacionales), Francisco Sosa Wagner (Catedrático de
Derecho Administrativo) y Gabriel Tortella (Catedrático de Historia
Económica).
El veloz declive de la calidad democrática española
En
la prensa generalista se han publicado desde 2020 centenares de
artículos inquietos por la deriva política nacional, en especial desde
que el semanario británico The Economist eliminara a España del selecto
grupo de Democracias Plenas de su Democracy Index (DI) en febrero de
2022 (valorando el comportamiento de nuestro país durante 2021). El 1 de
febrero de este año 2023, España recuperaba su estatus de democracia
plena, ascendiendo de nuevo al pequeño olimpo de los 24 países más
políticamente avanzados del planeta. Pero, ojo, que ocupa el penúltimo
lugar, casi rozándose con el siguiente grupo de las democracias
deficientes. Pues bien, entre los factores que determinaron la mala
posición de España en el prestigioso grupo de las democracias plenas del
Democracy Index destacaron las medidas coercitivas que tomó el
ejecutivo de Pedro Sánchez durante la pandemia de coronavirus. (Merece
la pena recordar que en la cima del Democracy Index está Noruega, que
mantiene su primer lugar desde el año 2010, cosa que en la España de la
ideología de trazo grueso podría sorprender, ya que el sistema de
gobierno noruego es una monarquía parlamentaria).
Deterioro grave y deslealtad constitucional de las instituciones
Si
algo ha demostrado la pandemia es que, ante una crisis mundial de
semejante envergadura, los países sin instituciones sólidas corren el
peligro de perder calidad democrática de manera casi inmediata. En una
democracia sana y funcional, las instituciones son el vínculo principal
entre la ciudadanía y el Estado, nexo imprescindible para mantener la
salud del sistema político. Precisamente, el sector institucional es el
que más inquieta a los autores de este informe: «Nos estamos refiriendo
principalmente al mal funcionamiento de nuestro Estado social y
democrático de Derecho, cuyo deterioro se ha producido sobre todo en el
plano institucional». Los autores van más lejos, al concretar que
detectan una “deslealtad constitucional” en no pocas instituciones
españolas.
La crisis democrática española es superior a la crisis democrática global
Una
de las primeras aseveraciones del libro España: democracia menguante es
que la crisis democrática global no puede considerarse un fenómeno tan
agudo como el de España. No en vano recientes encuestas del
Eurobarómetro (verano de 2022) indican que 9 de cada 10 españoles
desconfían de los partidos políticos (la media de la UE es del 75%); el
74% desconfía del gobierno (frente al 61% de la UE); y otro 74%
desconfía del parlamento (muy superior a la media UE del 60%).
En
el capítulo inicial, dedicado al fracaso de la política española, se
aportan datos recientes de un sondeo de Metroscopia (Junio, 2022) en
cuanto a la «demoledora opinión sobre los políticos» que tiene la
población española. Un 87% lamenta que no presten atención a las
preocupaciones de los ciudadanos; un 84% echa en falta ideas claras para
solucionar los problemas nacionales; un 81% detecta una carencia de
vocación de servicio público; un 79% cree que los líderes no tienen la
experiencia necesaria y un 75% asegura que actúan de manera deshonesta.
Gobiernos radicales administrando a ciudadanos moderados
En
cuanto a la polarización, que con frecuencia se cita en España como un
problema inherente a la propia ciudadanía, esta idea se rechaza de plano
en el libro. El «bibloquismo», los «cordones sanitarios» y la falta de
diálogo derecha-izquierda serían impostaciones de los propios líderes
políticos, que infectan con ellas a sus representados. En cuanto a la
conchabanza del bipartidismo con el nacionalismo, el veredicto es
severo: «No olvidemos que los dos grandes partidos han dificultado
siempre la posible emergencia de partidos bisagra (UCD, CDS, Partido
Reformista, UPyD, Ciudadanos), prefiriendo el apoyo de los nacionalistas
catalanes y vascos». Esta estrategia temeraria, en lugar de
integrarlos, habría contribuido a reforzarlos, debilitando al Estado,
hoy casi «residual» en algunas Comunidades Autónomas. Como reflexionaba
Emilio Lamo de Espinosa en su cuenta de Twitter el 2 de marzo de 2023,
aportando un gráfico de autoubicación ideológica del CIS para apoyarlo:
«Los españoles llevan siendo de centro izquierda casi treinta años sin
variación. No se han radicalizado. Los que se han radicalizado son los
políticos, aunque no todos. Gobiernos radicales administrando a
ciudadanos que no lo están».
Partitocracia derivada de una Ley Electoral oligárquica
El
desmedido poder de los partidos políticos —cimentado por una Ley
Electoral anticuada e injusta— habría devorado la separación de poderes:
«el líder del partido que gana las elecciones controla no solo el Poder
Ejecutivo, sino también el Poder Legislativo, pues los representantes
lo son porque el aparato les ha incluido en la lista electoral». En
cuanto al Poder Judicial, la Constitución se habría ido «modificando
subrepticiamente» para que un «Consejo General del Poder Judicial
políticamente mediatizado», junto a un reparto por cuotas de las
designaciones directas que hacen las Cortes Generales, permitan a los
principales partidos políticos nombrar a los jueces de los principales
órganos de la Justicia.
La cultura de la corrupción
No
olvidan los autores el gravísimo problema de la corrupción española,
citando datos de Transparencia Internacional, que en 2021 situaba a
España en el puesto 34 del escalafón global, empatada con Lituania.
Constatan que recién estrenado este índice, en 1995, España ocupaba un
puesto 26 y llegó a estar en el 20 en el año 2000. Pero quedó en el
puesto 41 en 2018, hasta llegar al puesto 35 actual, empatada con
Botsuana y Cabo Verde, según el Índice de Percepción de la Corrupción
publicado en enero de 2023. En efecto, la cultura de la corrupción
parece formar parte de la mentalidad nacional, que justifica la del
partido propio y demoniza la del contrario. Los dos partidos
mayoritarios tienen largos historiales corruptos, pero tampoco se libran
los nacionalistas, ni los pequeños o emergentes. Los juzgados españoles
rebosan «casos de corrupción en los que están involucrados políticos
pertenecientes a todo el arco parlamentario».
España, ¿país sin ley ni justicia?
Abundan
las columnas periodísticas que hablan ya de España, como «un país sin
ley». En ese espíritu nos recuerda este libro que no puede haber
democracia sin Estado de Derecho, cosa que en otros tiempos hubiera
podido parecer una obviedad, pero que hoy es de obligada reivindicación.
«Se observa con estupor cómo en parte del territorio español los
poderes autonómicos desobedecen, de manera expresa y reiterada, la
Constitución, las leyes y las sentencias de los tribunales sin que el
poder central lo remedie, usando las competencias de ineludible
ejercicio que tiene».
La
politización de la justicia se define como el resultado de la
partitocracia más cruda y voraz, lamentando que la ciudadanía haya
asumido como algo «normal» la existencia de dos bloques entre los jueces
de izquierdas y los jueces de derechas. Los autores nos comparan con
Alemania y Estados Unidos, cuyos magistrados llegan a los tribunales
«cargados de medallas políticas e incluso con el carné del partido en el
bolsillo», pero este posicionamiento ideológico no suele influir sobre
sus decisiones jurídicas. En España, por contraste, los jueces serían
peones de partido, acatando las órdenes del aparato sin demasiada
resistencia.
Gobierno «a golpe de decreto» y nula capacidad de absorción de fondos europeos
En
el capítulo sobre el gobierno y la administración se puntualiza la
cuestión sin ambages y con la claridad meridiana que caracteriza a todo
el libro, reiterando que el Poder Ejecutivo ha desplazado al
Legislativo, además de instrumentalizar a los tribunales. La masa de
decretos leyes convertidos en leyes o convalidados equivale ya a tres
cuartas partes del output legislativo, aseguran, y se requeriría una
operación colosal para sanear el ordenamiento jurídico. Por si esto
fuera poco, se apostilla que todas estas aparatosas «reformas» no
mejoran una capacidad de absorción de fondos europeos casi nula, «que
nos coloca los últimos de la lista de veintisiete, en la que nuestro
modesto vecino, Portugal, figura en segundo lugar». España tiene la peor
tasa de absorción de los fondos europeos en el período 2014-2020, con
solo un 43% de los fondos ejecutados.
Estado autonómico gravemente disfuncional
En
cuanto al estado autonómico, los autores lo desaprueban con una asepsia
casi clínica, señalando los dos problemas graves manifestados desde sus
comienzos. El primero es la disfunción organizativa, que genera
anomalías, duplicidad de funciones y un gasto público innecesario. El
segundo es la integración territorial defectuosa, que en determinadas
partes del perímetro español pone en grave riesgo la unidad estatal y
nacional. La solución que se recomienda sin rodeos es modificarlo para
convertirlo en un modelo federal, es decir, en una versión perfeccionada
de la actual. «El federalismo no es una forma política más conservadora
o más progresista, más liberal o más socialdemócrata, más de izquierdas
o más de derechas. Simplemente es una forma de organización territorial
que funciona bien en muchos países y, por ello, también debiera
funcionar en el nuestro».
Política exterior e imagen internacional: del enfrentamiento interno a la insignificancia global
El
capítulo sobre el papel de nuestro país en el escenario mundial acusa a
las cúpulas políticas del «descrédito de España como consecuencia de la
ruptura de sus obligaciones europeas e internacionales», in crescendo
ante las instituciones europeas y los mercados internacionales. Las
grietas estructurales del Estado español lo incapacitan para cumplir con
sus deberes y compromisos como país europeo y lo deslegitiman para
aportar propuestas normativas que le confieran la relevancia e
influencia correspondientes por su estatus occidental. Las ineficaces
administraciones públicas, colonizadas por los partidos, ahuyentan a las
empresas y agentes socioeconómicos. Por no hablar de la dependencia de
la ayuda externa para salir de las quiebras internas en que los propios
partidos políticos sumen al país, desde las crisis nacionalistas hasta
las crisis económicas. La pandemia, lejos de servir como acicate para
efectuar las reformas estructurales exigidas en 2019 por la UE, ha
agravado junto con la crisis energética los desafíos orgánicos de España
como nación europea. Lamentan los autores que la polarización interna
haya impedido durante todo un siglo acordar intereses nacionales que
permitieran afrontar con fuerza y dignidad el devenir externo de una
España autocondenada a la irrelevancia mundial.
Es la economía, estúpido
Esta
es la frase que James Carville, jefe de campaña de Bill Clinton, pegó
en la pared de su oficina en 1992, bajo otra anotación que exigía «Un
cambio» versus «Lo de siempre». Pues bien, para los autores de España:
Democracia menguante la política económica española requeriría un cambio
radical. En abierta contradicción con la propaganda gubernamental,
observan un descenso del PIB por habitante desde 2007; un desempleo que
duplica la media de la UE, disparado con los gobiernos socialistas y
aminorado con los gobiernos del PP; un mercado laboral agarrotado e
inflexible, que conserva la inmovilidad de los tiempos de Franco, con la
dualidad de los trabajadores protegidos por el sistema (contratos
laborales indefinidos) y los desprotegidos (contratos temporales); y
unos sindicatos que no encarnan al sector laboral, sino a las cúpulas
políticas y al sector público. ¿Las soluciones que se proponen? Entre
otras, flexibilización del mercado, eliminación de trabas al comercio
nacional e internacional, conexión del sistema educativo con el sistema
productivo, seguridad jurídica como garantía del correcto funcionamiento
de los mercados, reconducción del gasto público para impedir que el
déficit presupuestario exceda del 3%, incluso llegando al superávit y
creación de un mecanismo de fiscalización de las políticas públicas.
Objetivos generales de este informe
La
meta inmediata de los autores de este Informe es generar un debate
público sobre las averías crónicas de la democracia española, pues en
opinión de estos nueve maestros, los peligros que acechan a España son
de tal envergadura que, en su opinión, ponen en riesgo su propia
existencia. Alegan que este debate nacional sería urgente y perentorio,
dado que la ciudadanía ya no puede confiar en soluciones clásicas, como
optar electoralmente por la izquierda o por la derecha, sino que se
halla ante la disyuntiva de decidir entre la conservación y la
destrucción de lo que hasta ahora veníamos llamando la democracia
española.
Bibliografía
Democracy
Index, The Economist Intelligence Unit (EIU), The Economist, Resultados
del año 2022 publicados el 1 de enero de 2023. Vía Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Democracy_Index
Diamond,
Larry. The Democratic Rollback, Foreign Affairs, Vol. 87, Nº2,
Marzo-Abril 2008 pp. 36-48, Council on Foreign Relations: https://ciaotest.cc.columbia.edu/journals/fa/v87i2/0000812.pdf
Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, 31 de enero de 2023: https://transparencia.org.es/espana-vuelve-a-bajar-un-punto-por-segundo-ano-consecutivo-y-se-estanca-en-la-prevencion-y-lucha-contra-la-corrupcion/
Lamo de Espinosa, Emilio, Cuenta de Twitter, 2 de marzo de 2033 https://twitter.com/EmilioLamo/status/1631274853977272320?s=20
OMS,
Certificación oficial del brote de coronavirus como una pandemia global
por su Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, 11 de marzo de
2020 https://www.who.int/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19—11-march-2020
Postado há 1 week ago por Orlando Tambosi
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