Hernán Bonilla resenha, para o Instituto Cato, o novo livro de Francis Fukuyama sobre o liberalismo e as ameaças que o atingem à esquerda e à direita:
La
variedad de vocaciones entre los seres humanos es enorme, la de quien
escribe es tratar de aportar, en la medida de lo posible, algo sobre las
ideas que influyen en el devenir de una sociedad, en este caso, la
nuestra, la particular subcultura de la sociedad uruguaya.
Algunas
cosas han sucedido en el mundo en este casi medio lustro, entre ellas
la irrupción y retroceso de una pandemia, una guerra en Europa, cambios
políticos relevantes en EE.UU., Alemania y nuestro propio continente,
una economía mundial con alta inflación e inestabilidad, entre muchas
otras. Han corrido ríos de tinta sobre el destino de la democracia y de
la libertad, atacada desde los populismos de izquierda, de derecha e
indefinidos, como analiza, verbigracia, Francis Fukuyama en su último
libro Liberalism and its discontents, publicado este año.
Para
quienes compartimos la idea de que el liberalismo no solo es una
doctrina vigente, sino indispensable para lograr una vida digna de ser
vivida para las personas al tiempo que permite el desarrollo económico,
la mejora de la calidad de vida y la superación de la pobreza en los
países que lo siguen con mayor fidelidad, el ataque al que se encuentra
sometido no es un tema menor.
“Es
claro que el liberalismo ha estado en retroceso en los últimos años”
comenta Fukuyama. Y agrega: “Las amenazas al liberalismo no son
simétricas. La que viene de la derecha es más inmediata y política; la
de la izquierda es fundamentalmente cultural y, por lo tanto, de acción
más lenta”. Distingue entre liberalismo y democracia, señalando que: “El
liberalismo en el sentido que estoy utilizando se refiere al Estado de
Derecho, un sistema de reglas formales, que restringen los poderes del
Ejecutivo, aún si ese Ejecutivo está legitimado democráticamente a
través de una elección”.
Desarrolla
la idea que las sociedades liberales tienen tres justificaciones. La
primera es pragmática, el “liberalismo es una forma de regular la
violencia y permitir que personas diversas vivan pacíficamente entre
sí”. La segunda es moral, “protege la dignidad humana, y en particular
la autonomía humana –la capacidad de cada individuo de realizar sus
propias decisiones”. La tercera es económica, el “liberalismo promueve
el crecimiento económico y todo lo bueno que viene a partir del
crecimiento, al proteger los derechos de propiedad y la libertad de
comerciar”.
Fukuyama
luego va desplegando las críticas a derecha e izquierda, en un análisis
con puntos altos y otros discutibles, en particular, su crítica al
llamado “neoliberalismo” no tiene la misma profundidad que su crítica a
la izquierda, lo que no es casual. Como el propio autor señala, la
crítica –justa y merecida– a los enemigos por derecha es más inmediata y
pragmática. Vale decir, si Trump se quiere llevar puesto al Congreso de
EE.UU. es un contrincante radical y peligroso y como tal debe ser
tratado.
La
amenaza por la izquierda es cultural y más profunda y, por lo tanto, a
largo plazo más peligrosa porque subvierte las propias bases y
fundamentos de una sociedad libre. El tema da para mucho más así que lo
seguiremos en las próximas semanas.
Este artículo fue publicado originalmente en El País (Uruguay) el 5 de julio de 2022.
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