BLOG ORLANDO TAMBOSI
Em texto publicado por La Razón, Carlos Rodríguez Braun analisa o livro do físico nuclear Manuel Fernández Ordóñes:
Algunos
recordamos a los solemnes indocumentados que, tras el accidente de
Fukushima, nos aseguraron que habría miles de muertos por la radiación.
No hubo ninguno. Y ni uno solo de esos presuntuosos agoreros pidió nunca
perdón. La historia de la energía nuclear abunda en jeremiadas
análogas, pregonadas aduciendo que «la ciencia», nada menos, avala los
movimientos antinucleares, abanderados especialmente por la izquierda.
Es todo un camelo, y de ahí que podamos dar la bienvenida al libro de
Manuel Fernández Ordóñez, «Nucleares, sí, por favor», que publica
Deusto.
El
autor, doctor en Física Nuclear, desmonta con un lenguaje accesible los
bulos más populares de los reaccionarios enemigos de la energía
nuclear. Aquí algunos ejemplos de falsedades: las centrales nucleares
son inseguras, emiten CO2, son incompatibles con las renovables,
provocan cáncer o se utilizan para hacer bombas; o que no hay uranio
suficiente, o que Chernóbil es un desierto nuclear.
Me
resultó particularmente interesante la parte 3, que aborda un tema que a
muchos partidarios de lo nuclear les hace dudar, y que Fernández
Ordóñez zanja tajante: «El inexistente problema de los residuos
radiactivos». No es que dichos residuos no sean potencialmente
peligrosos, que lo son, sino que «la industria nuclear sabe cómo
tratarlos de manera segura… no se trata de un problema de viabilidad
tecnológica, sino de un problema de percepción pública». Recuerda que se
han producido accidentes con residuos peligrosos, como sucedió en
Aznalcóllar, pero nunca con los nucleares.
Otro
ángulo importante, y no siempre subrayado, es la economía. En efecto,
nuestros progresistas paralizaron proyectos ya en la época de Felipe
González, lo que «nos ha costado a los españoles miles de millones de
euros en indemnizaciones a las empresas eléctricas que hemos pagado
durante décadas en el recibo de la luz, además de la pérdida de una
capacidad de 5.000 MW».
Estas
onerosas gansadas han continuado hasta el día de hoy, con Ione Belarra
desbarrando sobre el sistema marginalista, que en realidad «asegura el
mínimo precio posible para los consumidores», hasta el inefable Sánchez,
que mintió una vez más cuando proclamó: «La energía nuclear no es una
energía segura, ni barata».
El
doctor Fernández Ordóñez denuncia también los gruesos errores en este
asunto de políticos fuera de la izquierda, como Angela Merkel, y las
bochornosas mentiras de organizaciones ecologistas, en particular
Greenpeace.
Postado há 2 days ago por Orlando Tambosi
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