Artigo de
Carlos Rodríguez Braun, professor da Universidade Complutense de Madri,
afirma que a greve de mulheres programada para o próximo dia 8 de março é
mais uma manifestação anticapitalista que manifestação feminista:
Se anuncia una huelga de mujeres para el 8 de marzo. El manifiesto convocante es una manifiesta joya. Una manifiesta anticapitalista.
Es clara
la descarada politización de la causa feminista. No se trata de
defender a las mujeres, sino a “las que trajeron la Segunda República,
las que lucharon en la Guerra Civil, las que combatieron al colonialismo
y las que fueron parte las luchas anti-imperialistas”. Las demás
mujeres, que se opusieron al comunismo, por ejemplo, esas no cuentan.
Sigue el
manifiesto: “Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre
el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y
calladas”. Como sabe cualquiera, en el anticapitalismo las mujeres nunca
son obligadas a ser dóciles, sumisas y calladas.
Pero
aquí parece que nada importa: “Gritamos bien fuerte contra el
neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel
mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas”. Como es
evidente, el socialismo real nunca fue nada “salvaje”, jamás impuso su
pensamiento allí donde gobernó, y, por supuesto, cuidó con delicadeza el
medio ambiente, desde Chernobyl hasta el Mar de Aral.
Eso sí,
son pacifistas: “¡No a las guerras y a la fabricación de material
bélico! Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del
capitalismo para el control de los territorios y de las personas”. El
no capitalismo, como es sabido, jamás emprendió guerra alguna, jamás
controló ningún territorio ni muchos menos a las personas.
Son tan
celosas de la femineidad que no quieren que ninguna mujer haga
publicidad de nada, “¡Basta de ser utilizadas como reclamo!”.
Naturalmente, les importan un comino las trabajadoras cuyo empleo es la
publicidad.
Protestan
contra los “recortes presupuestarios”. Es decir, quieren más y más
gasto público, y más pensiones, sin que les importe nada, por supuesto,
el castigo fiscal que ello necesariamente comportará para las mujeres
que trabajan y cotizan. Incluso claman, igual que los fascistas, por la
“soberanía alimentaria”. Es decir, quieren obligar a las mujeres a que
paguen más por sus alimentos, y quieren atacar a las mujeres
agricultoras de los países pobres. Puro progresismo, vamos.
No todas las mujeres se tragan esta basura. Algunas de ellas, como Patricia Reyes, de Ciudadanos, refutaron el camelo, y aseguraron ser feministas, pero no comunistas. Otras desvelaron el truco de
quienes claman contra la violencia de género pero tienen realmente
pánico a la libertad. Es lo que odian, aunque lo llamen
“heteropatriarcado capitalista”. (Instituto Cato).
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 23 de febrero de 2018.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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