Nada é o que era. Tampouco o intelectual, que perdeu sua autoridade em favor das redes sociais, os novos (e abstratos) gurus que teledirigem nosso pensamento. Juan Carlos Laviana para El Cultural:
El
intelectual ya no es el de antes”, asegura Álvaro Delgado-Gal en una
entrevista con David Mejía (The Objective). “Ahora nos encontramos con
los señores que alargan el dedo y nos dicen lo que hay que hacer
–explica–, que en cierto modo están ocupando el papel del intelectual,
pero que tienen otro perfil y que en general no han leído libros”.
¿Qué
ha pasado? El escritor y director de Revista de Libros cree que la
clave está en que “la autoridad, en el sentido en que la tuvo el
intelectual hasta el 68, ha desaparecido. Y entonces nos asomamos a un
fenómeno más confuso en el que son las redes sociales, son las sinergias
desordenadas a través de medios diversos las que crean un ambiente.
Pero ya no existen los pastores de pueblos como los hubo en tiempos de
Sartre”.
Tal vez por eso la novelista Emma Cline
confiesa a Noelia Ramírez (S Moda) que prefiere vivir sin redes. “Las
redes sociales recompensan lo instantáneo y lo extremo. Eso, a mí
personalmente, me parece muy peligroso. En mi experiencia como artista
me ha ayudado mucho no pensar demasiado en el público, cosa a la que sí
te obligan las redes. Trabajo mejor sin tener esos juicios en mi
cabeza”.
La
escritora californiana también opina sobre las drogas, que considera
“una forma efectiva de modular la realidad para las personas que la
encuentran abrumadora o que no quieren experimentar toda su fuerza (...)
Las drogas son un atajo”.
Mai
Meneses (Nena Daconte), que se desnuda en un libro autobiográfico,
también habla de estupefacientes en EPS. “La gente bipolar nos tiramos a
la piscina incluso sabiendo que algo nos va a sentar mal. Yo no juzgo
las drogas desde un punto de vista moral. Si mis hijos cuando sean
mayores se quieren fumar un porro o meterse una raya lo harán, pero mi
deber es advertirles de que, si tienen lo mismo que yo, es muy
peligroso”.
La
edad es un asunto que preocupa, y mucho, a las actrices. No todas
opinan igual. Por ejemplo, Anne Hathaway (Elle): “Me cuesta horrores
entender la obsesión que tenemos con la edad. Este año cumplo 40, ¿y
qué? Desconozco lo que significa, lo que implica. Sigo siendo yo. Me
siento bien, sin duda estoy en un momento de mi vida en el que jamás
había sentido tal plenitud”.
Lo
mismo le ocurre a la actriz Marta Belaustegui (La Nueva España).
“Cumplir años juega a mi favor; hay grandes clásicos con muy buenos
personajes que yo puedo interpretar. Sueño con personajes de Brecht o
Lorca”.
La
discriminación y el maltrato a la mujer suscitan opiniones encendidas.
Mónica Rouanet, que publica novela sobre el asunto en Roca Editorial, se
muestra así de contundente en Diari de Tarragona. “A las mujeres se nos
sigue educando para que no nos violen, para que no nos agredan, para
que no nos peguen, para que no nos maltraten. ‘No te pongas ese escote,
no salgas de noche, no vengas sola, no vengas borracha. No provoques’.
Pero no se les educa a ellos para no violar, para no acosar”.
Lara Moreno,
entrevistada por Paula Corroto (El Confidencial), defiende la ley del
‘sólo sí es sí’ “¿Por qué tiene que aprobarse? Porque todavía es cosa
nuestra. Hay que explicar constantemente y defenderse constantemente. Es
decir, la movida es que la culpa es siempre de quien ejerce la
violencia, no de quien la sufre”.
Resulta curiosa la coincidencia de algunos escritores en sus reflexiones sobre la literatura. Eduardo Halfon
(Cuadernos Hispanoamericanos): “Hay algo muy arcaico en mí que necesita
perseguir las historias que se me prohíben y que están llenas de
silencios, para luego llenar esos silencios con literatura”. Mariana
Sández (Coolt): “Al final, la realidad y la literatura son como un queso
Gruyère, con muchos agujeros por rellenar y que quedan libres a la
interpretación de cada cual”.
P.S. Ariel Rot
(La Razón) se debate entre la libertad creativa y no ofender. “Hay
mucha sensibilidad, pero es un momento de buenos cambios. Lo que ocurre
es que la música tiene que provocar, y no se puede estar con el sensor
todo el tiempo dando vueltas para no molestar a nadie (...) Tanto en la
música como en la vida, hay que pensar en el otro y tratar de no ofender
de manera gratuita.”.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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