Rudolf August Oetker, en el centro, con uniforme. |
Em livro, o jornalista David de Jong revela a colaboração de grandes empresas alemãs com o nazismo, regime durante o qual amealharam grandes fortunas. Entrevista a Rafael Ordoñez, do El Independiente:
El
coche que conduces o el seguro que tienes del hogar puede que
pertenezca a una de las grandes multinacionales alemanas que tuvieron un
pasado vinculado con el nacionalsocialismo de Hitler. El periodista de
David de Jong, dedicado a la información económica, detalla cómo las
grandes empresas alemanas ocultan el pasado nazi de sus fundadores, se
centran en sus bondades y promueven las becas y premios con sus nombres.
“Me
llamó la atención la forma en que compañías como BMW y Porsche estaban
blanqueando las historias de Ferdinand Porsche o Herbert Quandt, quien
salvó a BMW de la bancarrota, pero también construyó campos de
concentración durante la guerra y hoy un premio periodístico de BMW y
la Fundación Herbert Quandt y
me sorprendió por la discrepancia por la diferencia entre la forma en
que una sociedad alemana lidia con su historia nazi y los que son sus
productos de exportación más conocidos y las compañías globales más
conocidas como BMW que blanquean la historia y eso es lo que me llevó a
escribir el libro.
En Dinero y poder en el Tercer Reich (Principal de los libros),
David de Jong revela cómo las dinastías industriales más ricas de
Alemania amasaron grandes fortunas colaborando con el Tercer Reich. De
Jong señala cómo grandes magnates alemanes se apropiaron de negocios
judíos, utilizaron manos de obra esclava o hicieron campos de
concentración o armas para Hitler.
P:
La paradoja es que esta mancha se produce en un país que ha hecho
grandes esfuerzos por la reparación y por el mantenimiento de la memoria
y no olvidar su pasado. ¿Cómo se explica?
Ferry
Porsche, de traje, junto a Hitler mientras este inspecciona el ‘coche
nadador. Ferdinand Anton Ernst Porsche, más conocido como Ferry
Porsche. En 1935 compró, a precio irrisorio, las acciones del
co-fundador de Porsche AG Adolf Rosenberger, que era judío
R:
En muchos países del mundo, ya sabes, a menudo son los más ricos y los
más poderosos de un país los que no siguen las reglas. En el caso de las
empresas más poderosas de Alemania, las familias dicen que se
involucran con la cultura del recuerdo. Lo que realmente hacen en la
práctica es barrer los hechos debajo de la alfombra. Intentan blanquear
la historia, su historia familiar, la participación de su familia con el
Tercer Reich y cómo se han beneficiado de él. Recuerdan a sus padres y
abuelos por sus éxitos comerciales, pero dejan de lado los crímenes de
guerra que cometieron.
P: ¿Cuáles son los casos más significativos?
R:
Yo diría que BMW, Porsche. Dr. Oetker también Volkswagen. Muchas de
las compañías de automóviles; Audi también. Diría que esas son las más
significativas que han blanqueado su pasado. Si hay una familia detrás
con un fundador involucrado que cometió crímenes durante el Tercer Reich
celebran sus éxitos comerciales dejando bien su nombre con fundaciones
globales o premios periodísticos, sedes corporativas o cátedras
académicas con el nombre de ese hombre. Recordando en sus sitios web,
sus éxitos comerciales, pero omitiendo sus crímenes de guerra. Así que
tienes premios y fundaciones, etc. nombrados en honor a los criminales
de guerra nazis por estas empresas y las familias que controlan estas
empresas.
Tanque de Porsche.
P: Pero en teoría ya hubo una reparación, ¿no?
R:
Sí, hubo un acuerdo masivo entre el gobierno alemán y el gobierno de
los Estados Unidos o las empresas alemanas y el estado alemán pagó 5 mil
millones de euros para establecer un fondo que compensó a los
trabajadores forzados y supervivientes. Unas 6500 empresas alemanas
pagaron a esos fondos una cantidad simbólica de unos 500 €. Pero el 60%
de ese dinero fue pagado por 18 de las empresas más grandes de Alemania
como BMW, Volkswagen, Daimler, Siemens, Deutsche Bank, Allianz, etc.,
Pero en ese acuerdo, las empresas alemanas no tuvieron que admitir
ninguna culpabilidad o irregularidad por aprovecharse de entre 12 y 20
millones de trabajadores esclavos, incluidos los prisioneros de los
campos de concentración. Es ahí donde apunta mi libro: que el mundo de
los negocios alemán nunca tuvo ningún interés en asumir ninguna
responsabilidad moral por la historia y por los crímenes del Tercer
Reich. Y eso es lo que les permite hoy encubrir la historia.
P:¿Cómo se percibe este problema, es una preocupación para los alemanes?
R:
Es un problema porque todavía se niegan a asumir la responsabilidad de
la historia e impiden que ahora los consumidores sepan que cuando
compran estos productos enriquecen a estas familias. Y con su dinero
mantienen esas fundaciones y su prestigio sin asumir ninguna
responsabilidad por estos crímenes.
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