O professor Alberto Benegas Lynch comenta, em artigo publicado pelo Instituto Independiente, a má-vontade dos artistas em geral com a economia, algo que parece ser universal:
En
esta nota comienzo por señalar dos actitudes que parecen
contraproducentes. La primera es la de no pocos pintores, escritores,
actores, escultores, músicos, artistas en general y sacerdotes que
naturalmente se ocupan de cuestiones sublimes pero que consideran todo
lo vinculado a la economía con ruido a metálico, temas muy subalternos y
más o menos despreciables.
Y
aquí viene el problema: cuando se pronuncian por las condiciones de
vida de la gente, un tópico que con toda razón consideran muy humano y
digno de atención, arremeten sin quererlo contra todo lógica económica
con lo que terminan por perjudicar gravemente a quienes desean mejorar.
Como
la economía es contraintuitiva, es decir, lo primero que se concluye
superficialmente está mal, se inclinan por lo inconveniente sin
proponérselo y cuando alguien se les acerca con la intención de
instruirlos, rechazan la conversación pues, otra vez, estiman que esos
temas no son dignos de atención para un artista que está concentrado en
asuntos de mayor jerarquía.
Entonces
no hay salida hasta que se dignen prestar atención a postulados
básicos de la ciencia económica. Paradójicamente, muchos economistas
preocupados por este malentendido, intentan aclarar temas cruciales,
pero henos aquí que son tildados de economicistas.
Para
acercar posiciones es menester que el economista también complete su
formación con estudios sobre derecho, historia y filosofía. Sin embargo,
irrumpen economistas solo abocados a estadísticas, curvas y gráficos
que pretenden cuantificar lo incuantificable.
Recordemos
las célebres palabras del premio Nobel en economía Friedrich Hayek en
cuanto a que “Nadie puede ser un gran economista si es solo un
economista y estoy tentado a agregar que el economista que solo es
economista tenderá a convertirse en un estorbo cuando no en un peligro
manifiesto”.
Dada
la importancia y trascendencia de las diversas manifestaciones del arte
y la llegada a un numeroso público debe realizarse un esfuerzo para
conectar amistosamente los dos territorios mencionados.
Como
queda dicho, por un lado despertar el interés en los fundamentos de la
economía en lugar de despreciarla para así pronunciarse con algún rigor
sobre asuntos que hacen al progreso del prójimo en campos sociales de
gran calado.
Por
otro lado, como también apuntamos, nuestra profesión debe exhibir
facetas humanistas que constituyen el centro de las investigaciones del
área en cuestión. Afortunadamente, en nuestro medio se ha recogido la
larga tradición anglosajona de unir el derecho y la economía pues hasta
no hace mucho los marcos institucionales y los procesos de mercado
parecían algo así como nichos separados.
Ya
sabemos que para muchos artistas temas tales como las ventajas
comparativas o el teorema de la regresión monetaria les suena a
materialismo puro, pero la economía antes que nada trata de la acción
humana tal como se titula uno de los más sesudos tratados en esa
disciplina.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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