BLOG ORLANDO TAMBOSI
Questionar o papel moral dos avós permite aos experts doutrinar os pais, forçá-los a escutar seus conselhos e a adotar seus valores. Frank Furedi para a revista Disidentia:
A
diferencia del siglo XIX, en que la palabra Kulturkampf se asociaba al
canciller alemán Otto von Bismarck, las guerras culturales de hoy se
desarrollan como batallas muy pequeñas, aparentemente no políticas. Con
frecuencia se centran en diferencias de opinión sobre la naturaleza de
la vida familiar, la educación de los hijos o los vocablos que deben
usarse o evitarse en la comunicación humana.
A
veces da la impresión de que las Guerras Culturales Europeas comienzan
en la guardería infantil, continúan en la escuela, donde se cuestiona la
autoridad de los padres, especialmente en relación a los valores que
deben inculcar a los niños y el estilo de vida que deben adoptar los
jóvenes. El proyecto de ingeniería social se centra constantemente en
los jóvenes y tiene como objetivo alejarlos de los valores y actitudes
de sus padres y, especialmente, de los de sus abuelos.
Ya
en 1950, el sociólogo norteamericano David Riesman, llamó la atención
sobre el proyecto para deslegitimar el papel de los abuelos. En su
estudio pionero, The Lonely Crowd: A Study of the changing American
character, Riesman señalo que «los abuelos son presentados como símbolos
de lo poco que uno puede aprender de los mayores acerca de las cosas
que importan«. Los psicólogos y otros expertos afirmaron que los padres
mantenían prejuicios anticuados y, por lo tanto, que el padre moderno
debía hacer caso omiso de los valores y consejos de sus mayores.
EL PELIGRO DE LOS ABUELOS
El
desprecio hacia los abuelos no es casual. Cuestionar el papel moral y
la importancia de las abuelas y los abuelos permite a los expertos
adoctrinar a los padres, forzarlos a escuchar sus consejos y adoptar sus
valores en lugar de abrazar esos prejuicios de viejos supersticiosos.
Cuando las madres y los padres dejan de confiar en los criterios de sus
propios padres y los sustituyen por los que emanan de expertos,
experimentan también un cambio de valores.
Desde
los tiempos de Riesman, el deterioro en la imagen y el papel de los
abuelos ha permeado la cultura angloamericana de educación y crianza de
los hijos. Se advierte a esos padres que todavía confían en los abuelos
de los peligros de dejar a su hijo con personas que mantienen opiniones
obsoletas, que pueden ser un peligro para el bienestar del niño. En los
últimos años, numerosos estudios supuestamente científicos afirman que
los abuelos constituyen un riesgo para la salud del niño. ¿Por qué?
Porque, al parecer, las abuelas alimentan constantemente a los niños con
pasteles y dulces, algo que los acaba convirtiendo en jóvenes obesos.
Dejar
de lado a los abuelos es el primer paso para garantizar que los
pretendidos expertos, psicólogos y mentores profesionales puedan asumir
la autoridad sobre la socialización de los niños. La eliminación de los
abuelos, y de otras influencias familiares, permite al experto imponer
los valores y guiar la práctica del padre moderno. En algunos casos, los
jardines de infancia y las escuelas se encargan de introducir a los
niños en un lenguaje y un sistema de valores basados en la cosmovisión
del ingeniero social. Por tanto, son ellos, y no los padres, quienes
deciden los valores con los que vivirán los hijos.
SUECIA, EL LABORATORIO DE INGENIERÍA SOCIAL
Las
guarderías infantiles y la educación primaria se utilizan con
frecuencia para alterar el comportamiento y los valores de los niños
adaptándolos a las últimas pautas de la ingeniería social. Como de
costumbre, Suecia es el país pionero y el paradigma de las ambiciones de la ingeniería social.
Así, en muchas escuelas infantiles suecas, se alienta a los docentes a
evitar referirse al género de los niños. En lugar de nombrar a los
pequeños como niños o niñas, se les llama ‘amigos’ o se usa tan solo su
nombre. Estas escuelas se organizan para disuadir en los niños el
desarrollo de un sentido de pertenencia a un determinado sexo. Se
considera que la neutralidad de género es un antídoto ilustrado contra
los las actitudes masculinas o femeninas.
En
2012, la campaña dirigida a debilitar el sentido de identidad sexual de
los niños suecos se vio reforzada con la introducción de un nuevo
pronombre, ‘hen‘, un término intermedio entre han (él) y hon (ella).
Esta nueva palabra ha sido ampliamente adoptada en los últimos años por
toda la sociedad sueca. Los niños son adoctrinados consciente y
explícitamente en una visión del mundo en la que niñas, niños, hombres y
mujeres poseen una existencia débil y fugaz.
El
objetivo de esta pedagogía de la neutralidad de género es desafiar lo
que sus defensores llaman «roles y pautas de género tradicionales«. En
su lugar, pretenden introducir una nueva pauta no tradicional, en la
que niños, niñas, hombres y mujeres se consideren todos a sí mismos como
«hen«.
El
ataque a las ideas y formas de interacción tradicionales entre niños y
niñas ha cobrado ímpetu en todo Occidente en los últimos años. La
politización de las trans-culturas sirve como mecanismo para alejar a
los niños de la identidad de sexo en la que nacieron. En Escocia, el
Gobierno notificó los maestros que debían permitir a los niños cambiar
de género sin informar a los padres.
Las
directrices respaldadas por el gobierno escocés contemplan que, en la
escuela, los niños incluso con tres años «deben ser apoyados para poder
explorar y expresar su identidad«. Las directrices determinan que es el
profesor, no el padre, quien debe ostentar la autoridad para establecer
las condiciones que permitan a los niños su transición al otro sexo.
Desde esta perspectiva, se considera a los padres como un problema, como
unos sujetos que podrían evitar la transición de su hijo. Por tanto,
para garantizar el bienestar del niño que cambia de un sexo a otro, es
necesario mantener apartados a los padres.
El
gobierno escocés también ha dejado claro que si los padres objetan y se
oponen a que su hijo decida cambiar de sexo, los profesores y el
personal escolar deben denunciarlo a las autoridades locales. Esto
significa que si usted no está conforme al 100% de que su hijo, Juanito,
de cuatro años haya decidido, con la ayuda de la escuela, convertirse
en María, una niña de 4 años, será denunciado a las autoridades.
Bienvenido a un mundo donde el Gran Hermano de George Orwell ha tomado
el control de uno de los aspectos más fundamentales del desarrollo del
niño.
UNA GUERRA CONTRA EL DERECHO DE LOS PADRES
La
guerra cultural sobre la naturaleza y el significado de la familia
cuestiona directamente el derecho de los padres a educar a sus hijos
conforme a sus valores. En pleno siglo XXI, el derecho de los padres a
educar a sus hijos de acorde a su perspectiva moral suele ser tildado
por los expertos entrometidos como una forma de adoctrinamiento. Afirman
que, dado que los niños no otorgan su consentimiento para ser
bautizados o criados como católicos o judíos, sus padres están violando
su autonomía.
Ciertos
activistas anti-fe han llegado incluso a condenar como abusadores de
menores a aquellos padres que educan a sus hijos en la religión
familiar. El defensor más entusiasta del ateísmo, Richard Dawkins, ha
señalado que, «por muy indignante que sea el abuso físico de los niños
por parte de sacerdotes, sospecho que esto les inflige un daño menos
duradero que el abuso mental de haber sido criados como católicos desde
el principio«.
Dawkins,
como muchos de los que piensan como él, considera que los padres no
deben obligar a sus hijos a adoptar las prácticas religiosas de la
familia. Piensa que deben esperar hasta que el niño sea lo
suficientemente maduro, de 16 a 18 años, para decidir si quieren abrazar
o no la religión de sus padres.
Las
familias judías y musulmanas reciben frecuentemente instrucciones
condescendientes para abandonar su antigua práctica religiosa de
circuncidar a los hijos, con el argumento de que el niño no da su
consentimiento. Silja Dögg Gunnarsdóttir, diputada del Parlamento
Islandés y miembro del Partido Progresista encabeza una campaña para
prohibir la circuncisión de niños judíos y musulmanes. Silja ha
declarado «no considero necesario consultar a los grupos judíos y
musulmanes sobre este tema«. ¿Por qué? Porque «no lo veo como un asunto
religioso«. Y añadió que «todo el mundo tiene derecho a creer en lo que
quiera, pero los derechos de los niños están por encima del derecho a
creer«.
Profesionales
y expertos promueven constantemente los derechos del niño con el fin de
socavar la autoridad de los padres. Dado que los niños no pueden
ejercer sus derechos, los expertos intervienen para representarlos. Y
definen el derecho fundamental del niño como aquel que prevalece sobre
los derechos de los padres. Esto viene a significar que, en la práctica,
el experto que proclama los derechos del niño es quien posee la
autoridad para determinar lo que conviene al joven. La desaparición o,
al menos, el debilitamiento de la autoridad parental constituye la meta
final del conflicto cultural que comienza en la escuela infantil.
El
proyecto de profesionalizar la vida familiar, y transformar los valores
en que se basa la crianza de los hijos, tiene como resultado el
distanciamiento de unas generaciones de otras, con unas consecuencias
perturbadoras para la sociedad. Como explicó la filósofa política Hannah
Arendt: «La idea de que uno puede cambiar el mundo educando a los niños
en el espíritu del futuro ha sido, desde la antigüedad, uno de los
rasgos característicos de las utopías políticas. Y la dificultad para
aplicar esta idea siempre ha sido la misma: solo puede tener éxito si
los niños se encuentran verdaderamente separados de sus padres, educados
en instituciones estatales. O si son adoctrinados en la escuela para
que se rebelen contra sus propios padres: esto es lo que sucede en
tiranías«.
Afortunadamente
no vivimos bajo una tiranía. Pero el proyecto de adoctrinar a los niños
menoscaba notablemente la autoridad de los padres, algo que a su vez
socava los cimientos sobre los que se construyen las comunidades
democráticas. Por eso debemos proteger a las familias del intrusismo
ambicioso de aquellos que se consideran expertos en educación y crianza
de los niños.
Postado há 1 week ago por Orlando Tambosi
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