Izabela Wagner publica a biografia do legendário sociólogo, teórico da "modernidade líquida". Manuel Barrios Casares para El Cultural:
Decía Hegel
que los pueblos felices carecen de historia. Sin conflicto, sin nudo
dramático, su existencia se vuelve rutinaria y pierde interés. Lo mismo
cabría decir de las personas. Y éste podría parecer el caso del célebre
sociólogo Zygmunt Bauman
(Poznan, 1925 - Leeds, 2017), si atendiéramos sólo a los años que pasó
afincado en Inglaterra, desde 1971 hasta su muerte, años en los que
cosechó fama mundial como teórico de la “modernidad líquida”. Él mismo
solía afirmar que su “vida de verdad” comenzó en 1991, cuando se jubiló y
pudo dedicar todo su tiempo a escribir. Fue seguramente su periodo más
reposado y feliz.
Antes,
su vida había experimentado una agitación constante: nacido en una
familia de judíos polacos, durante sus años escolares padeció las
primeras muestras de antisemitismo. A los 15 años tuvo que emigrar a
Rusia, huyendo de la ocupación nazi. En 1944 se alistó en el ejército
rojo, con el que entró en Polonia. Tras la guerra se afilió al partido
comunista y trabajó en el servicio secreto de su país hasta 1948.
En
esa época completó sus estudios de sociología y en 1954 obtuvo un
puesto como profesor adjunto de Julian Hochfeld en la Universidad de
Varsovia, en un círculo intelectual que promovía una variante más
democrática del socialismo. Comenzó entonces una etapa de exitosa
trayectoria profesional, publicando sus primeros trabajos. Pero en 1968
su carrera se vio interrumpida debido a las purgas antisemitas
promovidas por el gobierno nacionalista polaco.
Destituido
de su puesto, se vio forzado al exilio, primero tres años en Israel y
luego, de forma permanente, en Gran Bretaña. Le costó adaptarse al
idioma y a los usos universitarios de Leeds, pero la publicación de
libros de estilo accesible lo catapultó al gran público, con best
sellers como Modernidad líquida (2000).
Este
contraste tan acusado entre las dos vidas de Bauman puede justificar lo
descompensado del espacio dedicado a cada una de ellas en la biografía
de Izabela Wagner (Wolow, Polonia, 1964). Mientras que el relato de sus
primeros 46 años consume más de 400 páginas, el de su vida en Leeds
(otros tantos años) apenas ocupa 100. Esto contribuye al sesgo que posee
el trabajo de esta profesora de sociología del Collegium Civitas de
Varsovia.
La
suya no es una biografía intelectual, interesada en seguir el proceso
de maduración de las ideas de Bauman. Su objetivo es centrarse en los
lugares, circunstancias y episodios más significativos de su vida. Para
ello, con su manejo de los principales idiomas del autor, con su notable
trabajo de entrevistas y una amplia consulta de fuentes, Wagner se
muestra como una acreditada documentalista, que nos transmite una imagen
fiable de los acontecimientos, muchos de ellos poco conocidos.
Así,
deja claro, frente a descalificaciones contra Bauman por sus años de
contraespionaje para el gobierno polaco, que la suya no fue una fanática
entrega a la causa comunista. De talante moderado, sospechoso incluso a
ojos de sus superiores, si Bauman asumió esa labor fue por falta de
alternativas en medio de la dura situación de posguerra. Y no sólo
aporta claridad en este sentido.
Al
incidir en su condición judía, en su constante vivencia de destierro o
en su confrontación con los distintos totalitarismos que asolaron el
siglo, Wagner ayuda a contextualizar el fondo emocional del que surgió
tanto Modernidad y Holocausto, el libro que marcó en 1989 el inicio de
la fama de Bauman, cuanto el resto de su dilatada obra, caracterizada
por una aguda crítica a los estragos individualizadores de la
globalización y a los fenómenos de exclusión social.
Una
biografía solvente que abre el camino para comprender mejor los
orígenes de esta incisiva mirada a las ambivalencias de nuestro mundo.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
Nenhum comentário:
Postar um comentário