A câmara funerária de Quin Shi Huang, no centro de um enorme mausoléu de 2.200 anos descoberto em 1974, continua fechada por medo de armadilhas mortíferas. P. E. para El Confidencial:
Qin
Shi Huang (259 a.C-210 a.C) fue el primer emperador de China, el
responsable de unificar los distintos estados en los que estaba dividido
el país en el siglo III a.C. Durante su mandato, y para mantener vivo
su nombre para la posteridad, ordenó la construcción de un gigantesco mausoleo a unos 30 kilómetros al este de la ciudad de Xian
en el que reposar tras su muerte. Un enorme recinto funerario que fue
descubierto en 1974, que ocupa una superficie total de unos 60
kilómetros cuadrados, que tardó 37 años edificarse, en el que trabajaron
más de 700.000 obreros y que es famoso por estar custodiado por un
nutrido ejército de más de 8.000 guerreros de terracota de tamaño natural.
Pero
Qin Shi Huang hizo algo más. Se sospecha que también se encargó de que
fueran colocadas en su tumba distintas trampas para acabar con la vida
de quien osara saquearla e interrumpir su descanso eterno: desde
ballestas que podrían disparar flechas mecanizadas hasta venenosos
vapores de mercurio. De hecho, en su tumba los científicos detectaron en
2020 importantes niveles de ese mortífero elemento químico.
"Nuestras mediciones, realizadas en tres puntos diferentes, indican
elevados niveles de mercurio en la atmósfera", señalaron en su informe.
"Se han observado concentraciones (de mercurio) de hasta 27 ng/m³,
significativamente más altas que el nivel típico de contaminación
general en el área, que se encontró que era de alrededor de cinco a 10
ng/m³".
Ese
es uno de los motivos por los que la cámara funeraria de Qin Shi Huang,
situada en el centro del mausoleo, aún no ha sido abierta y permanece
intacta, a pesar de que gran parte de la necrópolis sí ha sido
explorada. Los arqueólogos no solo tienen miedo de dañarla
irreversiblemente: algunos de ellos también sienten terror a adentrarse
en una tumba de 2.200 años de antigüedad que, como las pirámides de Egipto, podría estar plagada de trampas mortales.
Ríos y lagos de mercurio
Sima Qian, considerado el más importante historiador de la Antigua China,
ya advertía en el siglo II a.C. de que la cámara funeraria del
emperador Qin Shi Huang contenía considerables cantidades de mercurio,
formando supuestamente ríos y lagos en un mapa a gran escala de China.
El mercurio, un metal altamente tóxico, era, sin embargo, considerado en
aquella época en China un elixir de vida. De hecho, algunos textos
históricos recogen que el emperador Qin Shi Huang se obsesionó con beber
mercurio mezclado con vino en busca de la vida eterna. Ese cóctel, que
habría sido ideado por el propio emperador con la ayuda del alquimista y explorador Xu Fu, se cree que podría haber acabado con la vida de Sin Qian a los 49 años por envenenamiento.
“Mercurio
altamente volátil puede estar escapando [de la tumba del emperador] a
través de las grietas, que se desarrollaron en la estructura con el
tiempo. Nuestra investigación respalda los registros de crónicas antiguas sobre la tumba,
que se cree que nunca fue abierta/saqueada”, señala el estudio
científico que en 2020 detectó elevados niveles de mercurio en la tumba
del primer emperador chino.
Lo cierto es que, con o sin trampas,
a los arqueólogos también les preocupa poder dañar parte de la tumba de
o sus alrededores al excavar para acceder a ella, sobre todo después de
que el Ejército de Terracota y el complejo de tumbas de Qin Shi Huang
fueran declarados en 1987 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
Postado há 3 weeks ago por Orlando Tambosi
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