Agora querem pintar o
gênio britânico como social-democrata. Valha-nos Deus, brada o
articulista Carlos Rodríguez Braun em artigo publicado no Cato:
La crisis del
socialismo animó aún más a las izquierdas a estar todo el rato hablando
de la crisis del capitalismo, en particular después de la crisis de
2007, cuando los “socialistas de todos los partidos” dieron rienda
suelta a una alegría que quizá no habían sentido desde los años 1930. La
diferencia es que entonces los antiliberales aún podían alegar que la
alternativa al capitalismo era un éxito. Esa mentira es inviable hoy, y
por eso la izquierda ya no esgrime modelos: los últimos fueron Venezuela
y los otros populismos latinoamericanos, que el pueblo ha tenido a bien
rechazar a golpe de urna. ¿Qué hacer? Pues fabular, como siempre, pero
ya no agitando paraísos reales, que nunca existieron, sino acusando al
capitalismo de toda clase de males, que reclaman un urgente recorte de
derechos y libertades a cargo de los Estados, ahora, eso sí,
democráticos.
En el mundo de la
historia de las ideas ese apego por desviar la atención ha tenido una
curiosa derivada en el intento de demostrar que Adam Smith no era
liberal: “se acerca más, de hecho, a la socialdemocracia del Estado de
bienestar que al liberalismo”, dice Samuel Fleischacker, acercándose de
hecho a lo que sentencian los austriacos más radicales como Murray N.
Rothbard.
He procurado contribuir a este debate (“Otro problema de Adam Smith: el liberalismo”, aquí),
que tiene varios aspectos interesantes. El primero es que los matices
en el liberalismo de Smith son muy conocidos, y Jacob Viner los apuntó
ya en 1927.
Las facetas
intervencionistas del filósofo moral escocés son indudables, empezando
por el tercer deber del soberano en su “sistema de la libertad natural”,
que abre la puerta a una amplia agenda estatal, hasta la acuñación de
moneda, las empresas públicas, las represalias arancelarias, y la
regulación de la banca, las profesiones, el comercio y los precios en
diversas actividades. Llegó a respaldar monopolios temporales, y las
mercantilistas y proteccionistas Leyes de Navegación, “quizá la
reglamentación comercial más sabia de Inglaterra”. Pensó que cabía
imponerles a los ciudadanos “buenos oficios recíprocos”, subrayó el
problema de la desigualdad, tuvo palabras muy duras hacia los
empresarios, reclamó la imposición progresiva, y sostuvo que “para
cualquier persona, un impuesto es un emblema, no de esclavitud sino de
libertad”.
Quería regular
también el tipo de interés legal para que no fuera muy elevado, e
incluso recomendó intervenir para frenar lo que para él era la principal
palanca del crecimiento económico: la división del trabajo, porque
podía resultar en un grave problema de alienación, como denunciaría Marx
un siglo más tarde.
¿Tienen razón, pues,
los que alegan que Adam Smith no era liberal? No, no la tienen. El
pensamiento de Smith es matizado y complejo, pero, a pesar de todo,
apunta claramente en favor del liberalismo. Yo que usted no me perdería
este rincón el próximo lunes.
(Este artículo fue publicado originalmente en Expansión (España) el 21 de septiembre de 2017).
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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