Os narcoterroristas das
Farc estão com as barbas de molho, assim como o próprio presidente
colombiano, José Manuel Santos, que com eles negociou um vergonhoso
acordo. Fernando Londoño escreve, no Blog de Montaner, que "Trump não está nos altares, nem jamais estará, mas faz milagres":
Cuando el lamentable
Ministro de Defensa salió con el cuento de erradicar cien mil hectáreas
de coca, alcanzó a desorientarnos. Pero ahora, viendo unidos a los
socios Santos-Timochenko prometiendo la sustitución voluntaria de
cincuenta mil, las mismas de Villegas, se nos hizo la luz: Trump no está
en los altares, ni lo estará nunca, pero hace milagros.
La parte de la trama
empieza porque está listo el informe de la Secretaría de Estado sobre
las plantaciones colombianas, que andan por doscientas mil hectáreas,
cinco veces lo que recibió Santos de Uribe, y porque el problemita no se
va a discutir con Obama sino con Trump. Y Trump no está dispuesto a
tener buenas migas con el que quintuplica la producción de cocaína para
envenenar la juventud de su país.
A Trump le habrán
contado que ese milagro de productividad no es gratuito. Santos aceptó
las exigencias de las FARC para estimular el negocio. Por eso prohibió
los bombardeos en los campamentos cocaleros; por eso paró las
fumigaciones aéreas, alegando que hacen daño; por eso paró las
extradiciones a los Estados Unidos, en las que fuimos tan activos y
exitosos en el Gobierno del Presidente Uribe; y por eso permitió que los
rábulas acabaran de hecho con la extinción de dominio de los bienes de
estos malditos. Resultado: un mar de coca.
Valga aquí un
paréntesis en el hilo del discurso, para poner en evidencia una de las
trampas de tahúr en que Santos es especialista. Porque negó la
extradición de WalidMaked a los Estados Unidos, porque no había tratado
vigente. Y con ese discurso ha dejado de cumplir todos los pedidos de
los Jueces Americanos, precisamente respecto a los bandidos
narcotraficantes de las FARC. Pero como quiere con desesperación de
enfermo mental y pasional la extradición a Colombia del perseguido
político Andrés Felipe Arias, no vacila en ordenarle a la frágil
Canciller que la pida alegando que el tratado sí existe.
Los de las FARC son
perversos, criminales, taimados, lo que se quiera. Pero menos tontos que
Santos, al parecer. Y se han dado cuenta de que por perseguir a Arias
el gobierno abrió el camino de la extradición para ellos. Y no tienen el
menor interés en pasar lo que les quede de vida jugando dominó con
Simón Trinidad en una cárcel americana. Por eso resolvieron tratar de
aplacar la ira de la Secretaría de Estado y de Trump, con el cuento de
la erradicación voluntaria de cincuenta mil hectáreas, de las que tienen
sembradas.
Suponemos la
carcajada del Secretario de Estado cuando le cuenten la estratagema de
Santos y las FARC para eludir la ira de Trump y la exigencia de que se
combata en serio el narcotráfico. Por limitado que sea el Embajador que
tienen en Colombia, les dirá que eso no es serio ni posible.
Habrá notado usted,
lector querido, que en los anuncios del gobierno no hay una palabra de
lo que se va a sembrar en lugar de coca. Ni las vías de comunicación que
se abrirán en plena selva para permitir la siembra y sacar los
productos nuevos, nadie sabe a dónde ni para vendérselos a quién ni a
qué precio. Y nadie ha dicho, ni siquiera el tan locuaz Ministro de
Agricultura, cómo se garantizará a los cultivadores, raspachines y
traficantes de la coca, un ingreso siquiera remotamente parecido al que
hoytienen. Esos asuntico quedan para mejor ocasión, cuando los gringos
anden ocupados en Irán o Corea del Norte o Cuba. Santos y las FARC
coinciden en todo, especialmente en esto de mamar gallo y ganar tiempo,
en lo que son especialistas.
Las otras cincuenta mil de la cuenta de Min Defensa se completan con la erradicación manual que harán el Ejército y la Policía.
Lo de contratar
campesinos que se jueguen la vida por cualquier salariodesafiando las
minas y las balas para esa tarea, pasó al olvido. ¿Cómo no haber pensado
antes en ponerle oficio a los policías y a los soldados, tan
desocupados como están ahora? Genial, mi querido Villegas. A un lado
fusiles y pistolas, y vengan palas y recatones para la Fuerza Pública.
No le queda a uno
espacio para la indignación ni hay medios suficientes para la protesta.
Sobre todo cuando los Altos Mandos andan de rodillas, apurando hasta la
última gota del cáliz de las humillaciones.
Hasta distraídos
anduviéramos mirando el desarrollo de esta comedia. Los próceres de las
FARC convenciendo decenas de miles de campesinos para que en lugar de
coca siembren yuca y plátano; y en la Escuela Militar de Cadetes
cambiando las clases de estrategia en la guerra por técnicas de
erradicación manual de coca, y los polígonos de tiro por huertas
caseras, no dejaría de ser divertido. ¡Y digan que Trump no hace
milagros!
blog orlando tambosi
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