Os investigadores asseguram que a análise dos restos jogará luz sobre o estilo de vida dos habitantes da cidade gálico-romana de Lutécia. David Barreira para El Cultural:
Sorpresa
arqueológica en el centro de París: unas excavaciones de control
durante unas obras para construir una nueva salida en la estación del
cercanías de Port Royal han descubierto una necrópolis del siglo II d.C.
con medio centenar de tumbas y diversos ajuares, desde joyas hasta
animales sacrificados. Estos hallazgos,
realizados por los científicos del Instituto Nacional de
Investigaciones Arqueológicas (Inrap) francés, arrojan luz sobre la vida
de los habitantes de la antigua ciudad galorromana de Lutecia en época
altoimperial.
Una
parte de la necrópolis, situada al sur de la que fue la capital de los
parisii, una tribu de la antigua Galia, y que habría sido la más
importante del asentamiento a orillas del río Sena, se documentó en el
siglo XIX. Estas investigaciones identificaron un espacio funerario
que estuvo en uso desde principios del siglo I d.C. hasta ser
abandonado definitivamente en el IV. Pero ni los múltiples trabajos de
construcción de calles e instalación de tuberías ni la citada estación
ferroviaria se habían topado con esta serie de enterramientos.
Los
arqueólogos del Inrap han hallado intacta una sección del cementerio,
también llamada necrópolis de Saint-Jacques y que presenta una densidad
de sepulturas bastante elevada, con numerosas superposiciones. "Nadie ha
visto esto desde la Antigüedad", ha destacado el presidente de la
institución, Dominique Garcia. En las 50 tumbas descubiertas se
depositaron esqueletos de mujeres, hombres y niños. Aunque la cremación era una práctica común en la época, no se han encontrado evidencias en este sentido.
Cerámica encontrada en una de las tumbas.
Los
difuntos fueron enterrados en ataúdes de madera, como revela la
aparición de numerosos clavos que habrían fijado los tablones hoy
perdidos. En algo menos de la mitad de los enterramientos los
investigadores han documentado objetos de distinta índole, según se
detalla en un comunicado del Inrap: desde recipientes cerámicos como
tazas, jarros o platos hasta artefactos de vidrio como copas o
balsamarios.
Una
de las prácticas más singulares que se desarrollaron esta necrópolis
fue la de colocar en la boca de algunos de los muertos una moneda. Fue
un ritual común en la Antigüedad llamado el óbolo de Caronte: se trataba
de una costumbre relacionada con la mitología griega,
un pago al barquero del inframundo, el Hades, para que cruzase sus
almas a través del Estigia o el Aqueronte, según las distintas fuentes.
Probable fosa de ofrendas que contiene el esqueleto de un cerdo entero, los de otro pequeño animal.
En
las excavaciones también han salido a luz objetos relacionados con la
indumentaria (alguna joya, horquillas y cinturones) o restos del calzado
empleado por los parisii, un buen puñado de pequeños clavos que
estarían colocados en la suela. En la nota se explica que estos
materiales han aparecido a los pies del individuo o en un costado, como
si los zapatos fuesen también una ofrenda. El esqueleto completo de un
cerdo fue descubierto en una fosa aledaña a los enterramientos donde los
investigadores creen que se sacrificaban animales para recabar la
gracia de los dioses.
El
equipo de investigación analizará ahora los restos humanos en el
laboratorio. "Esto nos permitirá entender la vida de los parisii a
través de sus rituales funerarios, además de conocer su salud estudiando el ADN",
ha avanzado la antropóloga Camille Colonna. Dominique Garcia ha añadido
que estas tumbas abrirán "una ventana al [conocimiento del] mundo de
París durante la Antigüedad".
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