De fato, há qualificados demais em detrimento de quem sabe fazer tarefas básicas e necessárias. Artigo de Alfredo Reguera para o Instituto Juan de Mariana:
Estos
últimos meses no hemos parado de leer en los medios cosas como: “no hay
suficientes camareros en Mallorca” o “la falta de transportistas va a
provocar una crisis de suministros”. Noticias bastante sorprendentes
teniendo en cuenta el elevadísimo nivel de desempleo que sufrimos.
Muchos achacan estos fenómenos a la baja cualificación o a los bajos
salarios, ¿pero realmente es así?
Respecto
al primer punto, sería precisamente, al contrario, la excesiva
cualificación. Y es que durante muchísimos años (y muchas veces aún
hoy), en España todo lo que no fuese ir a la universidad era visto como
un fracaso, lo que ha provocado unas tasas de estudiantes universitarios
enormes y totalmente alejadas de la realidad del mercado laboral,
creando verdaderas burbujas. Para que se hagan una idea, hace unos años,
en España, se graduaban en derecho las mismas personas que en Francia e
Italia juntas, un sinsentido a todas luces. Este hecho impulsado por la
“titulitis” existente, nos ha dejado un panorama desolador, jóvenes con
varias carreras y másteres en el paro o en el Burger King, mientras que
trabajos esenciales se quedan sin cubrir por falta de personal.
Hace
unos pocos años, un ministro de educación ya alertó sobre esta
situación y llamó a reducir la tasa de universitarios en favor de otras
opciones como la FP, pero fue tachado de querer acabar con la
universidad y con la educación en general, (el populismo de siempre) por
buena parte del lobby mediático y la idea fue abandonada. La realidad
es que, ante el protagonismo de la universidad, el resto de opciones
como la FP, han quedado siempre en un segundo plano, a diferencia de
Alemania por ejemplo. Esto afecta notablemente no solo a su prestigio,
sino seguramente también al nivel de estas.
En
cuanto al segundo punto, los salarios, poco hay que decir, es
simplemente la ley de la oferta y la demanda. Si en algunos sectores se
empiezan a demandar trabajadores, por encima de la cantidad de estos,
que ofrecen dichos demandados servicios, los salarios tenderán a subir
hasta que la oferta toque con la demanda. El ejemplo que todos
recordamos es el del boom de la construcción, cuando la demanda de
peones, albañiles… superó con creces la cantidad de trabajadores que
ofrecían esos servicios, y el sueldo de estos se disparó, hasta cifras
impensables tiempo atrás.
Con
todo esto y sin que el modelo educativo haya cambiado en absoluto,
parece que en los próximos años no vamos sino a seguir observando este
tipo de fenómenos, donde veamos a trabajadores sobre cualificados, en
una cantidad totalmente inasumible por el mercado de trabajo y por
tanto, o bien en paro, o bien con sueldos miserables. Mientras, los
trabajos que antaño se veían como menos prominentes, véase fontaneros,
electricistas… tendrán trabajo casi asegurado, con una remuneración muy
alta, ante la gran demanda de ellos (cada vez somos menos “manitas”) y
la poca oferta existente, haciendo incluso que muchas veces exista
escasez de este tipo de trabajadores.
En
resumen, por si algún padre o madre nos está leyendo. El mundo laboral
se ha dado la vuelta. Que su hijo le diga que no quiere ir a la
universidad y que quiere estudiar una FP o algo del estilo, para
trabajar en lo que los británicos denominan trabajadores “blue collar”,
no debe de ser un drama, sino todo lo contrario. Ya que es muy probable
que se enfrente a una vida laboral, hoy por hoy, bastante más
esperanzadora que si le dijese que quiere ser abogado, periodista o
economista.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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