Luis Pazos afirma, em artigo publicado pelo Instituto Cato, que a URSS implodiu por causa de seu fracasso econômico. O socialismo, de fato, nada produz além de ideologia:
Hace 100 años se
engendró la Revolución Rusa, que convirtió las teorías de Marx en
políticas económicas. Muchos académicos, líderes obreros, jóvenes y
políticos, empezaron a leer a Marx y compraron la idea que en Rusia,
convertida al poco tiempo en la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas, Estado federal Marxista Leninista, se lograría un sistema de
y para los trabajadores, donde ellos manejarían las empresas, tendrían
mejores niveles de vida, habría igualdad económica y desaparecía el
capitalista y el Estado explotador.
Había poca
información de lo que sucedía en el nuevo estado socialista, lo que se
decía a favor o en contra era de oídas. La llamada Cortina de Hierro
impedía el intercambio de noticias. El primer hecho que pasó
desapercibido fue que las teorías de Marx fueron contradichas por Lenin.
Marx, que era anarquista, buscaba la desaparición del capital y del
Estado. En el Manifiesto Comunistallama al Estado “monstruoso aborto de
la sociedad”. Si Lenin hubiera seguido a Marx debería haber entregado el
poder a los trabajadores no retenerlo junto con su partido. Para ello
creó el mito de la dictadura del proletariado, que la consolidó Stalin.
Lenin y Stalin
conformaron un gobierno más represivo que el de los zares. La
colectivización forzosa de la tierra generó hambrunas en que murieron
millones de rusos, más que en toda la administración zarista. De 1921 al
22 murieron 5 millones de rusos de hambre, y de 1930 al 31, 7 millones
más (ver cuadro en la página 114 del libro Desigualdad y distribución de
la riqueza, publicado por Planeta Mexicana). Las colas para obtener
alimentos racionados, la escasez, la represión y los presos políticos,
dejan claro que el prometedor gobierno socialista nunca llegó a los
trabajadores, quienes junto con los campesinos redujeron drásticamente
sus niveles de vida.
En 1991 los mismos
gobernantes socialistas admitieron que el sistema era un fracaso. En
muchas ciudades derribaron las estatuas de Lenin y abandonaron el nombre
de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ante el desastre
económico que generó el socialismo real. No hubo guerra con los países
capitalistas para que cayera el socialismo, fue su ineficiencia para
generar riqueza y bienestar social lo que llevó a su abandono y a la
adopción del libre mercado para sacar de la miseria en que dejó a los
rusos el socialismo.
Este artículo fue publicado originalmente en Asuntos Capitales (México) el 27 de diciembre de 2017.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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