O escritor britânico apresenta em Madri seu novo romance, 'A armdura da luz", onde narra os efeitos da Revolução Industrial e das guerras napoleônicas. Fernando Díaz de Quijano para El Cultural:
Ken
Follett (Cardiff, Gales, 1949) entra en la Real Fábrica de Tapices y se
deja rodear por una nube de fotógrafos. Su pelo blanco y sus gafas
negras determinan la combinación de colores del resto de su elegante
atuendo. Posa ante las cámaras con la soltura de las estrellas de cine,
la que solo puede alcanzar a fuerza de costumbre un puñado de escritores
en toda la Tierra, aquellos que han vendido, cómo él, decenas de
millones de libros a lo largo de varias décadas.
En
su caso, han sido 188 millones de ejemplares de sus 36 títulos, desde
que publicó su primer éxito de ventas, La isla de las tormentas. Pero es
su archiconocida novela histórica Los pilares de la Tierra (1989) a la
que debe haberse convertido en uno de los escritores más leídos del
mundo.
Este
jueves, Madrid se ha convertido en la primera parada de la gira de
presentación de su última novela, la quinta de la saga que inició hace
casi siete lustros con aquella épica historia que relata la construcción
de una catedral medieval en la localidad inglesa ficticia de
Kingsbridge, y con la que se convirtió en una superestrella literaria.
Tras
las secuelas Un mundo sin fin (2007) y Una columna de fuego (2017) y la
precuela Las tinieblas y el alba (2020), ambientadas en la misma ciudad
y en los siglos XIV, XVI y X, respectivamente en el siglo X, Follett ha
publicado este martes en todo el mundo el quinto libro de la saga, La
armadura de la luz (Plaza & Janés). Dice que es el último de la
serie con la que ha vendido 50 millones de ejemplares. "Quiero dejarlo
antes de que la gente se aburra, no después", afirma, pero no se cierra
la puerta a retomar la saga dentro de unos años si se le ocurre otra
historia.
La
Real Fábrica de Tapices no es un escenario casual para la presentación
del libro. Con una cuidada escenografía conformada por varias ruecas que
proyectaban sus hilos hasta un panel para tejer con ellos el título de
la obra, Follett ha disertado acerca de la trama y la urdimbre de La
armadura de la luz.
Ken Follett durante la presentación del libro, este jueves en Madrid.
Este
nuevo libro está ambientado en la Revolución Industrial de finales del
siglo XVIII, cuando la irrupción de las máquinas trastocó por completo
la vida de millones de personas. Los trabajadores de hoy temen que la
inteligencia artificial les arrebate su puesto de trabajo porque ya pasó
hace dos siglos. Una de las protagonistas de la novela, Sal Clitheroe,
es una hilandera que ve cómo una nueva máquina es capaz de hilar ocho
hebras de algodón o lana a la vez, mientras que ella, con su vieja
rueca, solo podía hilar una. Luego llegaría otra capaz de hilar 16
hebras simultáneamente y, un poco después, otra que sería capaz de
multiplicar por diez su productividad, llegando a las 160 hebras. "Sal
perdió su empleo pero encontró otro rápidamente a cargo de una de esas
máquinas. Su vida empeoró antes de mejorar".
Mientras
tanto, otros dos acontecimientos históricos deterioran profundamente
las condiciones de vida de la gente de a pie: las guerras napoleónicas
que asolan Europa y una inflación desbocada que hace que se duplique el
precio del pan. Dos hechos para los que también podemos trazar
fácilmente sendos paralelismos con el mundo de hoy: la invasión de
Ucrania a manos de Putin y la subida generalizada del precio de los
alimentos que lleva dándose.
"En
mis novelas me gusta que el drama surja de la Historia con mayúsculas",
explica Follett. No obstante, es la historia con minúsculas y "la
emocionalidad de los personajes" lo que hace que el lector quiera seguir
leyendo. "Me encantan las historias de amor, no lo puedo evitar, y
también escribo mucho sobre la guerra porque es donde llegan al clímax
muchas tensiones emocionales", ha explicado.
Lucha por la libertad
Con
respecto a la época en la que transcurre su nueva novela, afirma: "La
Revolución Industrial provocó conflictos enormes. Se perdieron millones
de empleos, pero otras personas se hicieron con mucho dinero. Al mismo
tiempo había una prolongada guerra en Europa. Todas las naciones
europeas se enfrentaron a Francia porque la élite europea estaba
aterrorizada por la Revolución francesa. Esto duró 23 años y empeoró
todos los problemas de la época. Había unos impuestos elevadísimos para
subvencionar la guerra y se duplicó el precio del pan, generando una
crisis profundísima para la gente. Uno de los puntos clave del libro es
la revuelta de las amas de casa. Las mujeres irrumpieron en las
panaderías para robar pan y así poder alimentar a sus hijos. Todos mis
dramas proceden de la Historia y el clímax es la batalla de Waterloo,
que puso fin a la guerra pero no resolvió ningún problema".
Si
buscamos un nexo entre todos los libros de Follett, el autor considera
que todos ellos "tienen que ver con la lucha de las personas por la
libertad". "En Una columna de fuego, es la lucha por la libertad
religiosa; en La caída de los gigantes, son mujeres que luchan por el
voto. También hablo de los derechos civiles de los ciudadanos negros en
Estados Unidos o las campañas por el derecho a hacer experimentos
científicos desafiando a la Iglesia".
Follett
destaca que la libertad es una cosa inusual y reciente. "En la Edad
Media nadie era libre. Los que tienen el poder nunca quieren
compartirlo, pero cada vez más en la historia reciente empiezan a ganar
los más débiles y logran su libertad. De ahí salen las grandes
historias".
En
La armadura de la luz, esa lucha por la libertad se da en el ámbito
laboral. En los albores de la Revolución Industrial, los sindicatos
estaban prohibidos, y la mencionada hilandera se convierte en una
agitadora clandestina. Solo al final del libro vemos cómo los
trabajadores conquistan la libertad de agruparse en sindicatos.
Preguntado
por la corrección política, Ken Follett ha reconocido que a lo largo de
su carrera literaria se ha ido "diversificando". "Al principio todo lo
que escribía era sobre conflictos entre hombres blancos, pero una de las
mejores cosas que he aprendido fue poner como héroe a una mujer. Hace
45 años que tomé esa decisión y entonces era algo que no se había visto
mucho", presume. "Desde entonces he mantenido esa tendencia. Me gusta
escribir sobre mujeres con carácter".
También
ha contado cómo dos mujeres afroamericanas, en una sesión de firmas en
Nueva York, le recriminaron que a sus libros "les faltaba color". "Pensé
que era cierto, y a partir de entonces diversifiqué mis personajes". En
esta nueva novela, además, incluye una historia de amor entre dos
hombres que en aquella época, obviamente, "pueden verse envueltos en
problemas gravísimos si alguien se entera de que están enamorados".
A los historiadores
Para
escribir sus voluminosas novelas históricas, Follett se sumerge en
largos y exhaustivos procesos de documentación. De hecho, dedica el
libro "a los historiadores", y especialmente a los que "dedican su
tiempo a leer toda clase de documentación oficial, absolutamente
soporífera, relacionada con crisis políticas olvidadas hace ya mucho
tiempo". El autor les brinda su reconocimiento en las primeras páginas
del libro porque "sin ellos no entenderíamos el mundo del que venimos, y
eso haría aún más difícil saber hacia dónde vamos".
Entre
las sorpresas que le ha deparado esta investigación, Follett señala
como curiosidad que no sabía que los británicos no fumaban puros en el
siglo XVIII. Solo fumaban en pipa hasta que los soldados ingleses los
descubrieron en España a principios del siglo XIX y se los llevaron de
regreso a su país, poniéndolos de moda. "Así que supongo que eso se lo
tenemos que agradecer a España".
La
relación de Follett con nuestro país es estrecha. En varios de sus
libros ha reflejado episodios históricos españoles. En La armadura de la
luz menciona la batalla de Vitoria, que supuso la expulsión definitiva
de las tropas napoleónicas de España. Además, el autor galés señala su
conexión con la ciudad vasca. "Les ayudé a recaudar dinero para la
restauración de la catedral, y a cambio me erigieron una estatua. Es la
única estatua de Ken Follett en todo el mundo. Los turistas se hacen
fotos con ella y las suben a las redes sociales. Me hace mucha gracia",
dice el escritor.
Postado há 5 weeks ago por Orlando Tambosi
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