BLOG ORLANDO TAMBOSI
O 'boom' da inteligência artificial está mudando muitas coisas entre a quais o mercado de trabalho. Se, há alguns anos, se dizia que substituiria os trabalhos repetitivos e automáticos, agora se reconhece que pode tratar de outros mais complexos, que pareciam a salvor da revolução tecnológica. Lucía Velasco para Ethic:
La
nueva fase de la inteligencia artificial (IA), la generativa, ha hecho
saltar todas las alarmas por la extensión y profundidad de su impacto.
Esta nueva tecnología permite la producción rápida de diversos tipos
de contenidos que incluyen texto, imágenes, audio o datos sintéticos, y
además lo hace a un coste asequible. Si hasta ahora habíamos confiado
en que las máquinas solo se ocuparían de los trabajos repetitivos y
tediosos, los últimos avances hacen que entremos en una fase de
incertidumbre a este respecto. Lo que parece confirmado es que la
revolución generativa va a transformar nuestro panorama económico y
social y esta vez lo hará sobre la parte de arriba.
La
veracidad de los contenidos que generan estos modelos sigue siendo un
reto, pero –una vez que se resuelva ese escollo– todo apunta a que
tendrá el potencial de modificar significativamente algunas de las
estructuras donde se concentra el poder, especialmente el que está
relacionado con el conocimiento. Pensémoslo así: al facilitar el
acceso a información personalizada, antes costosa y difícil de obtener
–por ejemplo, una asesoría jurídica–, podría llegar a trastocar
profesiones enteras, sobre todo en los mercados laborales altamente
cualificados y, por tanto, bien remunerados: «los de arriba».
Por
si alguien no se hubiera dado cuenta, estamos ante un nuevo periodo de
la humanidad catalizado por la aceleración de las tecnologías de
vanguardia y, en concreto, por la inteligencia artificial. A diferencia
de las revoluciones anteriores, donde los cambios han sido bastante
lineales y lentos en su adopción, esta generación de tecnología está
arrasando con cualquier previsión. ChatGPT,
posiblemente el chatbot más inteligente, divertido y parecido a un ser
humano que conocemos, alcanzó un millón de usuarios en su primera
semana.
No se recuerda nada parecido en la historia de internet. Ha pulverizado los récords de TikTok,
que con cien millones de usuarios en nueve meses ostentaba el podio.
Este chat, que genera texto como por arte de magia, ha conseguido el
mismo público que la-red-de-los-vídeos-cortos en tan solo sesenta
días. Decenas de empresas ya construyen sobre su tecnología nuevas
aplicaciones por un módico precio. Sin embargo, más allá de cuántas
personas lo utilizan, lo verdaderamente relevante es su impacto social.
Una cuestión difícil de cuantificar en plena fase de descubrimiento,
lo cual es extremadamente emocionante.
La
IA está creciendo a un ritmo exponencial en términos de tamaño y
capacidades asociadas. Nadie sabe dónde están los límites, pero
promete un cambio en las estructuras de poder tal y como las conocemos.
Por un lado, concentra en unas pocas manos la propiedad. Unas pocas
empresas parecen tener la capacidad de apostar millones en cada
experimento y, por tanto, mantienen el control del resultado. Al mismo
tiempo se distribuye poder porque posibilita a cualquiera con acceso a
ella beneficiarse de su potencial. Esta revolución generativa agita las
estructuras económicas porque apunta directamente a las profesiones
que se habían desentendido de esta revolución industrial desde su
atalaya. Hace un par de años, si alguien preguntaba por el impacto de
la inteligencia artificial en el trabajo, se afirmaba con contundencia
que jamás llegaría a ninguna profesión que requiriese habilidades
creativas. Era ridículo si quiera pensarlo. La evidencia reciente
parece decir lo contrario. Y desde luego la tendencia disruptiva no hace
más que acelerar. El año 2022 estuvo repleto de avances: desde el
lanzamiento de generadores de imágenes y de texto, hasta Cicero, un
agente capaz de estar al nivel de los humanos en un juego complejo
estratégicamente como Diplomacy.
Nos
encontramos en la cúspide de una nueva era y el presente del trabajo
es aún más incierto con los recientes desarrollos tecnológicos. En la
era exponencial se puede abordar el cambio con un enfoque lineal porque
el ritmo es cada vez más rápido. Teniendo la importancia que tiene
para nuestras sociedades el mercado laboral, se hace imperativo revisar
las premisas sobre las que se han creado las teorías sobre su futuro.
Puede que por fin estemos ante la revolución productiva que venimos
necesitando.
Postado há 1 week ago por Orlando Tambosi
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