BLOG ORLANDO TAMBOSI
O escritor e colunista Carlos Alberto Montaner deixa de escrever suas análises na imprensa por causa de uma enfermidade que lhe dificulta ler e escrever. Andrés Oppenheimer para o Instituto Independiente:
Carlos
Alberto Montaner, 80, el gran intelectual cubano, acaba de anunciar que
dejará de escribir su columna en periódicos de todo el continente
porque le han diagnosticado una rara enfermedad que le dificulta leer y
escribir. En su artículo de despedida, titulado “Mi última columna”, terminó diciendo: “Hice lo que pude”.
En
rigor, Montaner hizo muchísimo para varias generaciones de fieles
lectores, entre quienes me incluyo. No solo luchó por la democracia en
Cuba, sino también por las libertades fundamentales en toda América
Latina y Estados Unidos.
Eso
lo diferenció de otros exiliados que en algunos casos apoyaron a casi
cualquier autócrata de derecha que criticara a la dictadura cubana.
Quizás
la mayor contribución de Montaner ha sido difundir la idea de que la
disyuntiva fundamental en nuestros días no es entre las derechas y las
izquierdas, sino entre las democracias y las dictaduras.
Cuando
le pedí a Montaner días atrás que me enviara un párrafo indicando cuál
cree que ha sido la idea más importante que trató de transmitir, me dijo
en un correo electrónico que ha sido “difundir la idea de la libertad”.
Agregó que “en eso he empleado gran parte de mi vida, partiendo de la
experiencia que me tocó vivir muy joven del comunismo en Cuba”.
Aunque
Montaner es muy conocido por sus demoledoras críticas a las dictaduras
de Cuba, Venezuela y Nicaragua, también arremetió contra los autócratas y
los populistas de derecha de América Latina. En años recientes,
criticaba al expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, entre otras cosas
por su desprecio por las instituciones democráticas.
En
Estados Unidos, incluso antes de que el expresidente Trump intentara un
fraude electoral para anular el resultado de las elecciones de 2020,
Montaner advirtió con razón que Trump representaba una amenaza para la
democracia estadounidense. En las elecciones de 2020, Montaner respaldó
públicamente al actual presidente Joe Biden.
Los
libros de Montaner, incluyendo “Las Raíces torcidas de América latina”,
una historia de la conquista española y su impacto en la región, son
una lectura obligada para cualquier estudiante de asuntos
latinoamericanos.
A
diferencia de la ultraderecha conservadora, Montaner - al igual que su
buen amigo, el premio Nobel Mario Vargas Llosa - siempre ha defendido la
libertad de elección en temas sociales como el aborto, la pena de
muerte o la religión.
Montaner
se describe como un agnóstico, pero sobre todo como alguien que
defiende las libertades económicas, políticas y religiosas.
Un hombre con un gran sentido del humor, Montaner ha acuñado algunos de los dichos políticos más ingeniosos que he escuchado.
Una
vez, en la década de 1980, hablando sobre la proximidad geográfica y
cultural de Estados Unidos y Cuba a pesar de los esfuerzos en vano de
Fidel Castro de imponer la cultura rusa en la isla, Montaner me dijo -
parafraseando el famoso dicho de Castro de que “la historia me
absolverá” - que “Quizás la historia lo absolverá, pero la geografía
no”.
En
otra ocasión, hablando sobre las intervenciones militares de Castro en
Etiopía, Angola, Congo y otros países africanos en las décadas de 1960 y
1970, Montaner me dijo que Cuba tenía “hiperactividad política”.
Cuando
lo miré como pidiendo que me explicara qué quería decir, me dijo:
“Chico, los cubanos nos pasamos el día tomando café, y la cafeína nos
hace hacer todo tipo de locuras”.
Otra
vez, cuando hablábamos sobre uno de los periódicos anuncios del régimen
comunista de Cuba de que permitiría algunas actividades del sector
privado para tratar de reactivar la economía, Montaner me dijo: “¡Claro!
El comunismo es la línea más larga entre el capitalismo y el
capitalismo”.
En
su última columna, publicada el 7 de mayo en el Nuevo Herald, Montaner
anunció que se retira del “columnismo” porque le han diagnosticado
Parálisis Supranuclear Progresiva, una enfermedad rara de cerebro de la
familia del mal de Parkinson. Su esposa Linda y su hija Gina ahora le
leen los periódicos porque tiene dificultad para leer más allá de los
titulares.
Montaner
ha dejado un legado mucho mayor del que probablemente se imagina.
Afortunadamente, deja miles de columnas y varios libros, incluidas
algunas buenas novelas, para deleitarnos con su sabiduría y su chispa.
Puede que Montaner haya dejado de escribir columnas, pero yo no dejaré de leerlo.
Postado há 1 week ago por Orlando Tambosi

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