O que era importante, para os pais fundadores bolcheviques, não era a estabilidade política da URSS, mas a abertura para inclusão de outros países. Branko Milanovic para Letras Libres:
Cuando
Putin, en la salva ideológica que escribió antes de la guerra, echó la
culpa de la existencia de Ucrania dentro de sus fronteras actuales a
Lenin, Stalin y Jruschov, no solo abrió la caja de Pandora de las
fronteras, sino que renovó el debate sobre la creación de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas en diciembre de 1922. (Las culpas de
Putin a los tres líderes soviéticos fueron las siguientes: Lenin por
ignorar a la población rusa mayoritaria en el Donbás y, por lo tanto,
dárselo a Ucrania; Stalin por “darle” a Ucrania la parte oriental de
Polonia después de la Segunda Guerra Mundial, y Jruschov que, “por las
razones que sean”, decidió en 1954 transferir Crimea a Ucrania).
Muchas
personas, especialmente jóvenes, suelen entender muy poco la ideología
que hay detrás de la creación de la Unión Soviética. En un artículo,
por lo demás bueno, publicado en The National Interest, Mark Katz
rechaza la crítica de Putin a Lenin argumentando que “en lugar de culpar
a Lenin, Putin debería extraer lecciones de la idea de Lenin de que un
enfoque más acomodaticio hacia el nacionalismo ucraniano serviría mejor a
los intereses de Rusia a largo plazo”.
Sin
embargo, este punto muestra una notoria incomprensión por parte de Katz
de las fuerzas que condujeron a la creación de la Unión Soviética,
además de imputar a Lenin que se preocupaba por “el interés [¡sic!] de
Rusia a largo plazo”, una afirmación que solo pueden hacer personas que
no están familiarizadas con la ideología y los escritos de Lenin. Pero
volvamos a la creación de la Unión Soviética. La persona más importante
detrás de la creación de la Unión fue Stalin, no Lenin. Stalin, como es
bien sabido, era el Comisario del Pueblo para las Nacionalidades, y era,
dentro de la dirección bolchevique, la persona encargada de las
cuestiones de nacionalidad, incluyendo obviamente la creación de una
nueva Unión compuesta por repúblicas de base étnica. (En el momento de
la creación había seis repúblicas: RSFSR, Ucrania, Bielorrusia y la
Federación Transcaucásica compuesta por Georgia, Armenia y Azerbaiyán).
Esto es lo que dijo Stalin sobre la creación de la Unión:
Por
último, hay un tercer grupo de hechos, que también llaman a la unión y
que están asociados con la estructura del régimen soviético, con la
naturaleza de clase del régimen soviético. El régimen soviético está
construido de tal manera que, siendo internacional en su naturaleza
intrínseca, fomenta en todos los sentidos la idea de la unión entre las
masas y las impulsa a tomar el camino de la unión. Mientras que el
capital, la propiedad privada y la explotación desunen a los pueblos,
los dividen en campos mutuamente hostiles, ejemplos de los cuales son
Gran Bretaña, Francia e incluso pequeños Estados multinacionales como
Polonia y Yugoslavia con sus irreconciliables contradicciones nacionales
internas que corroen los fundamentos mismos de estos Estados, mientras
que, digo, allá, en Occidente, donde reina la democracia capitalista y
donde los Estados se basan en la propiedad privada, la base misma del
Estado fomenta las disputas, los conflictos y las luchas nacionales,
aquí, en el mundo de los sóviets, donde el régimen no se basa en el
capital, sino en el trabajo, donde el régimen no se basa en la propiedad
privada, sino en la propiedad colectiva, donde el régimen no se basa en
la explotación del hombre por el hombre, sino en la lucha contra esa
explotación, aquí, por el contrario, la naturaleza misma del régimen
fomenta entre las masas trabajadoras un esfuerzo natural hacia la unión
en una sola familia socialista. [Énfasis mío]
Declaraciones
muy similares se repiten en varias publicaciones, discursos y
entrevistas que Stalin dio en esa época. Los enlaces están aquí
y sugeriría que la gente leyera al menos algunos de ellos. Para mi
propósito aquí, lo fundamental es entender que la ideología que había
detrás de la creación de la Unión no era si esa Unión, con Ucrania
definida de una manera u otra, sería más o menos estable en lo que
implica Katz, sino que la Unión es simplemente el reflejo del fin de las
contradicciones nacionales y de clase que vienen con la revolución
socialista. Es, por tanto, un esfuerzo “natural” de los pueblos
liberados del dominio del capital y –el punto más importante– está por
tanto abierto a todas las demás partes del mundo que, tarde o temprano,
también pueden llegar a ser libres. La URSS fue concebida no como un
Estado acabado, sino como un Estado abierto que crecería a medida que el
socialismo se extendiera hasta incluir en él a todos los países
europeos, y quizás incluso a todos los países del mundo.
Para
hacer más atractiva esta unión, la apertura no solo consistía en
aceptar a los nuevos países, sino en permitir que los incluidos se
salieran. Así, “el carácter de la unión debe ser voluntario,
exclusivamente voluntario, y cada república nacional debe conservar el
derecho a separarse de la Unión. Así, el principio de voluntariedad debe
ser la base del Tratado de Formación de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas”. Aquí el punto es de Stalin, pero Lenin, como es
sabido, insistió aún más en esa doble apertura.
Por
lo tanto, lo que era de suma importancia para los padres fundadores
bolcheviques no era la estabilidad política de lo que entonces
constituía la URSS, sino su apertura. Este es un punto en el que estaban
de acuerdo Lenin, Trotski, Stalin y toda la dirección del partido. La
nueva Unión Soviética federada no era la formación final, sino la
formación inicial. Los bolcheviques esperaban el éxito de la revolución
en Alemania, Austria y Hungría en cualquier momento. Por lo tanto,
esperaban que estas nuevas repúblicas soviéticas (como de hecho se
llamaban a sí mismas) se unieran en última instancia a ellos en un
estado federado, incluso si eran derrotados por ahora. Es notable que la
URSS no tenga ninguna denominación geográfica en su nombre. Cuando se
crearon los Estados Unidos de América (de forma algo similar a la URSS)
los padres fundadores sí incluyeron un límite geográfico en su nombre.
No así la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Es
entonces totalmente comprensible que Mao Zedong propusiera en 1949 a
Stalin que China se uniera a la URSS (Stalin, tras reflexionar, rechazó
la idea). Era una opinión “normal” que tenían muchos comunistas en todo
el mundo. Cuando la revolución comunista triunfó en Yugoslavia, muchos
pensaron allí que el siguiente paso sería la adhesión a la Unión
Soviética. Recuerdo a los amigos de mi padre de los años 60 en sus
conversaciones hablando de que creían en los años 40 que Yugoslavia
solicitaría inmediatamente convertirse en otra república de la URSS.
Tal
vez para las generaciones actuales, que conocen muy poco la ideología
comunista y las fuerzas que llevaron a la creación de la URSS, esto sea
difícil de entender, pero ayudaría pensar por analogía: en lugar de la
URSS hay que pensar en la Unión Europea. La UE es una creación
supranacional e ideológica similar, y en la actualidad se considera
“natural” en muchas partes de Europa creer que los países acabarán
“accediendo” a esa Unión. También se consideraba “natural” entre los
comunistas que, a medida que los países se liberaran, se “adherirían” a
la Unión Soviética.
Se
me ocurren al menos otros dos precedentes históricos en los que la
homogeneidad ideológica se consideró suficiente para triunfar sobre
todas las demás lealtades, incluidas las nacionales. El primer
precedente es el imperio cristiano, que se creía indisoluble y único.
Así, el emperador de Constantinopla se escandalizó cuando el Papa
decidió otorgar la corona a Carlomagno y crear el segundo emperador
cristiano. Se pensaba que era inconcebible que los cristianos tuvieran
dos imperios diferentes, ya que eran solo eso: Cristianos. Otro ejemplo
es el del islam, donde también, al principio, se creía que todos los
musulmanes, en cualquier parte del mundo, se unirían en una única unión
política, el califato. Eso también se evaporó bastante rápido. Pero como
en el caso del comunismo y la Unión Soviética, es importante comprender
los motivos ideológicos de los fundadores y no atribuirles los
objetivos que ahora nos parecen razonables, pero que simplemente no se
tenían en cuenta en su momento.
Branko Milanovic es economista. Su libro más reciente es Capitalism, alone (Harvard University Press, 2019).
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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