Em artigo publicado pelo Instituto Cato, Alberto Benegas Lynch (h) sustenta que não existe um sistema capitalista na China, mas sim um sistema autocrático:
Hay
veces que uno concluye que en algunos casos son menos dañinas las
izquierdas que los que se dicen amigos de la libertad. Este es el caso
de quienes alardean como partidarios de la sociedad libre y sin embargo
afirman sandeces mayúsculas como que en la China de hoy existe el
sistema capitalista.
La
primera recomendación a estos comentaristas estrafalarios es que
estudien qué significa el capitalismo, que es un sistema basado en la
propiedad privada y en el respeto irrestricto a los proyectos de otros,
es decir, la consideración y garantías a las autonomías individuales.
Para los distraídos que mantienen que el capitalismo es una realidad en
China es muy recomendable estudiar, por ejemplo, el libro de Ludwig von
Mises titulado La mentalidad anticapitalista porque esas falacias
precisamente se encuentran incrustadas en las mentes de los
propagandistas del supuesto capitalismo chino.
Una
cosa es observar que el gobierno chino ha autorizado islotes limitados
de libertad con lo que financia el enriquecido aparato estatal y otra
bien distinta el pregonar la burrada de marras lo cual constituye un
agravio a toda la tradición de la libertad que se ha esforzado en
mostrar sus valores, principios y fundamentos a través del tiempo.
Es
lo mismo que los irresponsables que parlotean del capitalismo ruso sin
percatarse del sistema autocrático que allí impera que ha pasado del
terror blanco al terror rojo y de allí al terror de los descarnados
atropellos de los nuevos mandones ex KGB que todo se lo embolsan en un
clima irrespirable de botas que anulan todo lo que no coincida con la
prepotencia del momento. Es lo mismo que aquellos energúmenos que
ponderan “la educación cubana” sin entender que donde hay
adoctrinamiento hay anti-educación (para no decir nada de la obligación
en esa isla-cárcel de escribir con lápiz pues la tanda siguiente debe
borrar y usar el mismo papel debido a la fenomenal escasez de ese
material). Es lo mismo que los bellacos que seriamente dicen que en Cuba
hay buena medicina sin la elemental información de las pocilgas en las
que se han convertido los hospitales tal como, entre muchos otros,
explica la neurocirujana cubana Hilda Molina y que solo hay centros de
salud para los burócratas y para ciertos extranjeros que apoyan al
régimen comunista. En Cuba la detención más generalizada es bajo el
cargo de “peligrosidad pre-delictiva” para encerrar a los sospechosos de
oposición (igual que en la contrarrevolución francesa con los “delitos
de intención”).
Para
tener esos aparentes “amigos de la libertad” es mejor contar con los
enemigos que por lo menos no actúan disfrazados y tienen la honestidad
intelectual de confesar abiertamente sus designios.
Como
es del dominio público hay una frondosa literatura sobre China pero en
esta nota periodística centramos la atención en dos libros que
desarrollan tesis opuestas respecto del posible horizonte futuro de ese
país. En ambos casos claro que parten de la indiscutida premisa para
todos los investigadores rigurosos que se vive hoy en China un régimen
totalitario con los antedichos islotes de libertad que naturalmente
generan un colosal resultado, pero, como queda dicho, estas dos
prognosis difieren radicalmente en sus perspectivas para el futuro.
Veamos
algunos flancos de estos estudios pero digamos que para ponerlo en una
píldora telegráfica se trata de lo siguiente: por un lado Guy Sorman en
China, el imperio de las mentiras sostiene que el sistema irá
desembocando en un incremento aún mayor del espíritu totalitario a
través del tiempo, mientras que Eugenio Bregolat en La segunda
revolución china pronostica un futuro promisorio puesto que se basa en
la idea que esos islotes de libertad que por más limitados que sean
generarán nuevos incentivos y renovada fuerza para irse extendiendo a
través del tiempo.
Sorman
–aunque presenta varios escenarios posibles– se inclina por el
mantenimiento de un sistema opresivo para la gran mayoría de los chinos
que se refleja de entrada en su signo monetario ilustrado con la figura
del asesino serial Mao, en el pretendido olvido de la masacre de
Tiananmen y en los permanentes intentos de manotazos a Hong Kong en
medio de cientos de millones sojuzgados por el régimen y literalmente
muertos de hambre. La salida más próxima del sistema actual la esboza en
dirección a la posibilidad de un eventual golpe de Estado que
militarizaría aún más el país. Las rebeliones que aparecen “no se
comunican entre sí, no constituyen un movimiento unitario, no tiene
líder ni programa. El Partido llegó a fragmentarlas, no parecen capaces
de conmoverlo ni de una magnitud suficiente como para enfrentar a la
policía o al ejército”. El objetivo central de las posibilidades y
variantes que se detectan en posibles gobernantes que se perciben como
posibles consiste en todos los casos probables en “mantenerse en el
poder” y “el segundo objetivo es el enriquecimientos de sus miembros”
[los del Partido Comunista], lo cual lo fortalecen con empleos
adicionales de armamentos adquiridos con la nueva riqueza.
Por
otra parte, Guy Sorman lo cita a Mao Yushi, “el más lúcido de los
economistas chinos, lo que le trae como consecuencia ser vigilado
permanentemente por milicianos de la Seguridad Pública”, quien
“considera que el desarrollo económico de China es más un desastre que
un milagro” en primer lugar porque las “tasas chinas” no son confiables
“ya que el gobierno es el único que tiene acceso a las estadísticas y
que éstas no se pueden verificar”. Además eso de los islotes de libertad
debe tomarse con precaución ya que están frecuentemente resquebrajadas,
por ejemplo, “son los dirigentes del Partido los que dan a los bancos
orden para otorgar préstamos por motivos políticos o personales y de no
exigir el reintegro de esos préstamos” y así sucesivamente las
cortapisas en el mercado inmobiliario, permisos en el comercio etc. Pero
a pesar de todo, la liberación parcial y a regañadientes produce sus
frutos que deslumbran a todos.
Como
anunciamos, del otro lado del espectro se encuentra el libro de
Bregolat quien concluye que todo lo que viene ocurriendo en China
“configura una nueva mentalidad. Es probable que, antes o después, la
ciudadanía demande un mayor grado de participación en los asuntos
públicos. El Partido es consciente de ello y es muy posible la evolución
desde dentro del sistema en dirección a la democracia, principio
introducido ya, con limitaciones, en los pequeños municipios […] China
sorprendió al mundo con su cambio económico y bien puede sorprenderlo en
el terreno del cambio político. No es seguro que ocurra, pero no puede
excluirse. El tiempo dirá”.
En
todo caso las maravillas que en diversos planos describió Marco Polo
sobre la antigua China del siglo XIII no se condicen con lo que viene
sucediendo, tal vez solo que al encandilarse con el descubrimiento de la
imprenta se le pasó inadvertido la irrupción del papel moneda lo cual
transmitió su espíritu a la tan ajetreada vida contemporánea.
Por
último, cierro esta nota con la mención de un personaje sobre el que he
escrito antes en detalle. Se trata de Liu Xiaobo muerto a los 62 años
de edad en China a raíz de un cáncer de hígado eventualmente fruto de
los sucesivos disgustos y de su condena por el régimen a once años de
cárcel en 2009 “por el delito de socavación al poder estatal” lo cual
comenzó por la denuncia (préstese atención a la denominación orwelliana
de la repartición gubernamental) de la Brigada Primera de la Oficina
para la Seguridad y Control de la Red de Noticias Públicas de los
Servicios de Seguridad de la Ciudad de Pekín, en concordancia con el
párrafo 105, apartado 2 del Código Penal de la República Popular China
referido al antedicho delito. Las autoridades no lo dejaron salir del
país para tratarse la enfermedad.
Xioabo
ha sido un baluarte de la libertad. En ese contexto sostiene con
énfasis que la concesión a algunos de ciertas libertades producen una
explosión fenomenal de la energía creadora que con razón deslumbra al
mundo, pero el autor subraya que ese vergel de lo material no debe tapar
la vergüenza de los atropellos a las libertades de prensa, de
asociación, de reunión, la privación de una Justicia independiente del
poder político y la corrupción astronómica de todos los funcionarios de
más alta jerarquía. Señala que no resulta digno para la condición humana
que se pretenda cubrir la bajeza de lo dicho con edificios y
automóviles mejores puesto que esto significa la miserable renuncia de
valores esenciales del espíritu por lo que en definitiva son las
chucherías de la materia.
Este
doctor en literatura fue profesor invitado, entre otras, en las
universidades de Columbia y Oslo. En su obra más conocida –No tengo
enemigos, no conozco el odio– se consigna que participó activamente en
las antes aludidas protestas estudiantiles de junio de 1989, reprimidas
de modo sangriento (colaboró en la redacción del documento titulado “La
voces de las madres de Tiananmen”). Publicó once libros en el extranjero
debido a la censura en China y fue condenado varias veces a “campos de
reeducación” (un eufemismo para esconder los campos de concentración que
millones de veces fueron campos de exterminio).
Fue
presidente del PEN Internacional en la clandestinidad china y en 2010
fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz que no pudo ser recibido
por él por encontrarse en la cárcel y tampoco pudo ser recibido por sus
familiares a quienes se les prohibió la salida del país (el 10 de
diciembre, simbólicamente el galardón fue depositado en una silla
vacía). Fue uno de los redactores de la célebre Carta 08 en pos de la
libertad por la que fue severamente reprimido junto a otros colegas.
A
pesar de que de joven admiraba a Marx debido al sistema de
adoctrinamiento de todo régimen totalitario, por consejo bibliográfico
del antes mencionado Mao Yushi fue muy influido por autores como Isaiah
Berlin y Friedrich Hayek. En su último ensayo Xiaobo escribió–-pese a
las dificultades permanentes de saltear a los comisarios del
pensamiento: “Anhelo ser la última víctima de la inquisición literaria
en este país y que de ahora en más ninguna otra persona sea juzgada por
sus palabras”.
En
su antedicho libro critica a los que le dan prioridad en sus vidas “a
los cargos, la riqueza y los viajes, los intereses especiales de las
modas, el consumo, los buenos looks de las actrices de cine, los juegos
de Internet y las relaciones de una noche”. Critica a los nacionalismos
que “producen el mayor entusiasmo en la joven generación, sobre todo, el
sentimiento antiestadounidense y antijaponés, así como el rechazo de la
independencia de Taiwán, son reacciones con las cuales la juventud
expresa su compromiso con el Estado chino y su odio por su nacionalismo
[…] Ese es el nacionalismo de la juventud china: fanfarronería para
afuera, cobardía para adentro […] Si se quiere llegar al éxito rápido,
debe estarse en el Partido [Comunista] apenas uno termina sus estudios
[…], este fenómeno que se vive tranquilamente, aunque con la moral rota,
es perfectamente acorde con la esquizofrenia espiritual de toda la
sociedad […] Las noticias no oficiales, que circulan de forma privada,
muestran la forma verdadera del sistema informal, un verdadero reino del
terror”.
En
todo caso, en este texto hemos intentado mostrar la falsedad, el
insulto a la inteligencia y la contradicción en los términos de mantener
que hay un sistema capitalista en la China del abuso del poder.
Este artículo fue publicado originalmente en Infobae (Argentina) el 12 de junio de 2021.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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