Tudo o que está nas mãos do Estado é arrancado do trabalho da sociedade,
já que os governos não fazem magia, isto é, não fazem recursos
aparecerem do nada, escreve o professor Alberto Bengas Lynch (H), em
artigo publicado pelo Instituto Independiente:
Es notable como hay quienes persisten en la magia más rudimentaria al
creer a pie juntillas que los aparatos estatales hacen aparecer
recursos de la galera. No se percatan que los gobernantes nunca
financian nada para la gente de su propio peculio. Todo lo que entrega a
un sector es porque lo ha arrancado del fruto del trabajo de otras
personas. No hay magia.
Pero de tanto machacar que el truco y el embuste se traducen en
nuevos recursos se convierte al gobierno en un mecanismo infame por el
que todos pretenden vivir a costa de los demás. Es como si se tratara de
un inmenso círculo en el que cada uno tiene metidas las manos en los
bolsillos del vecino con lo que la vida se torna insoportable y las
tensiones son permanentes, desgastantes y empobrecedoras. Empobrecen
porque la única manera de producir es trabajar y no estar pendiente de
cuanto se puede arrancar del prójimo.
Hace poco comentaba que en Buenos Aires escuché por la radio que un
fulano se quejaba amargamente porque las naranjas cuestan once veces más
en la góndola que en la tranquera del productor. El quejoso proponía
que el aparato estatal intervenga en esto que estimaba era un entuerto
de proporciones mayúsculas.
Pues bien, préstese atención a lo siguiente: si lo dicho es correcto y
se considera que el margen operativo es grande ¿por qué el que denuncia
no se mete en el negocio a los efectos de sacar partida del arbitraje y
así baja el precio del citrus en cuestión? Y si se dice que el sujeto
de marras no cuenta con los recursos suficientes, hay que responder que
eso no resulta necesario puesto que se vende la idea a otros para que
contribuyan a sufragar la operación.
Si nadie acepta entrar en ese negocio es debido a una de dos razones:
o la propuesta es un cuento chino y no hay el atractivo que se menciona
o, siendo cierto lo que se dice, hay otros negocios que reclaman una
mayor atención y como lo recursos son limitados no pueden encararse
todos los proyectos simultáneamente. También hay que tener en cuenta los
manotazos impositivos que en cada etapa encarecen el producto.
Este ejemplo de las naranjas puede extenderse a infinidad de negocios
en los que los gobernantes abandonan su misión específica que en esta
instancia del proceso de evolución cultural es la seguridad y la
justicia. Y esto ocurre debido precisamente a que el monopolio de la
fuerza atiende otros muchos reglones que no le competen.
Un rubro que habría que mirar detenidamente en el llamado mundo libre
es el de las jubilaciones. Resulta que los aparatos estatales se han
apoderado de ingresos ajenos para montar una fenomenal estafa a través
del sistema de pensiones conocidas como de reparto, lo cual conduce a
déficit crónicos con jubilaciones magras que no alcanzan para vivir.
El caso argentino es ilustrativo. Las inmigraciones eran masivas en
la época en que se adoptaron principios liberales del respeto al prójimo
-desde la Constitución de 1853 hasta el golpe fascista del 30 y mucho
más descabellado después del golpe de Perón de 1943- debido a que los
salarios e ingresos de los peones rurales y el de los obreros de la
incipiente industria eran superiores a los de Suiza, Alemania, Francia,
Italia y España.
Debido a esto decimos, nuestros ancestros ahorraban e invertían en
terrenitos, departamentos y compañías de seguros, activos de los que
fueron despojados por el peronismo con absurdas leyes de alquileres,
desalojos y demás barrabasadas para obligarlos a aportar a cajas
jubilatorias estatales. No se necesita ser un experto en matemática
financiera para percibir el atraco monumental cuando se constatan los
mendrugos que reciben a cambio de aportes en el transcurso de una vida
de trabajo. Lamentablemente hubo otros países que imitaron la
experiencia estatista argentina que ahora es tiempo de revisar dado que
los populismos modernos han continuado con pasos en falso bajo muy
diversas etiquetas.
Como hemos consignado antes, el engaño de las mal llamadas empresas
estatales es otro mito que obliga a asignar recursos ajenos por la
fuerza en lugar de asumir riesgos con recursos propios. Los mercados
abiertos y competitivos permiten sacar lo mejor dadas las circunstancias
imperantes.
En este contexto, es de gran importancia estar prevenidos de
supuestos empresarios que operan en alianza con los gobiernos para
contar con mercados cautivos y así explotar miserablemente a sus
congéneres. Son asaltos que se consuman con el apoyo político. La
distribución de rentas y patrimonios se lleva a cabo en el supermercado y
afines, la denominada redistribución necesariamente opera en otra
dirección con lo que se disminuyen salarios ya que las tasas de
capitalización son su única causa.
Las diferencias de ingresos la marca la gente con sus votos
cotidianos con sus compras y abstenciones de comprar, la envidia y la
guillotina horizontal empobrece a todos. Los resultados dependerán de la
capacidad de cada cual para servir a sus semejantes en procesos
abiertos exentos de privilegios. La igualdad es ante la ley, no mediante
ella.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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