Convém recordar o que disse de Joseph Stiglitz o falecido ditador Fidel Castro: "esse aí é mais esquerdista do que eu". Artigo do professor Carlos Rodríguez Braun:
El
que inventó el coco del «fundamentalismo de mercado», el premio Nobel
de Economía, Joseph Stiglitz, vuelve por sus fueros, e insiste en que
nuestros males son culpa del liberalismo, sí, señora.
Cuando
mira la realidad, cree que el liberalismo necesita una terapia de
choque. Llega a decir que el mercado funciona tan mal que ni siquiera
«Estados Unidos, la superpotencia, pudo producir productos tan sencillos
como mascarillas y otros elementos protectores, y mucho menos productos
más sofisticados como tests y respiradores». No se le ocurrió pensar
que igual la realidad fue la contraria, es decir, que, ante una
situación tan extraordinaria, y una alteración tan brutal de los
patrones de demanda a escala mundial, la reacción de las empresas fue
bastante rápida y eficaz.
No
se le ocurre eso porque, preso de los dogmas progresistas, desconfía de
las empresas: «los mercados son miopes: no toman adecuadamente en
consideración los riesgos clave, especialmente los que parecen más
distantes». Parece que en el universo fuera de los mercados, en la
política y la burocracia, ahí sí que tienen mucha vista, y siempre miran
a largo plazo y no, digamos, hasta las próximas elecciones.
Sigue
con los tópicos sobre los fallos del mercado, como si no existieran
fuera de él, y con el gran camelo de los intervencionistas de todos los
partidos: «se nos predica el neoliberalismo con una fantástica visión de
empresas racionales que buscan maximizar sus beneficios a largo plazo
en un contexto de mercados perfectamente eficientes». El liberalismo,
por el contrario, jamás ha defendido la libertad en un contexto de
perfección utópica. Nunca. Pero son detalles que el terapeuta Stiglitz
prefiere ignorar.
Contradiciendo
su propio diagnóstico sobre la perversión de las empresas y los
mercados, señala que la peligrosa dependencia de Alemania del gas ruso
se debió a la…intervención entusiasta del Gobierno.
No
todas sus recomendaciones son nocivas. Por ejemplo, apoya el libre
comercio, frente al proteccionismo, lo que está muy bien. Para
compensar, asegura que la existencia de patentes y el respeto a la
propiedad intelectual son un desastre merced al cual «miles de personas
murieron innecesariamente».
En
fin, mientras nos aconseja una terapia progresista de choque a los
liberales, conviene recordar lo que una vez dijo Fidel Castro sobre
Stiglitz: «es más de izquierdas que yo».
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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