Continua sendo um grave erro considerar o capitalismo como responsável pelos problemas do Chile. Maria Cecília Cifuentes para El Independiente:
Me
sumo a los aplausos al libro de Patricio Aylwin “La experiencia
política de la Unidad Popular 1970-1973”, ya que además de muy
entretenido, es un documento histórico de gran valor, que describe en
forma acuciosa y con una gran diversidad de fuentes lo que fueron esos
tres complejísimos años de nuestra historia, mostrando también lo
inevitable que fue su trágico desenlace. Recomiendo mucho su lectura,
que además es un aporte valioso en pro de evitar repetir los errores de
esos años.
En
esto de no tropezar con la misma piedra, hay un aspecto de las primeras
páginas del libro que me llamó poderosamente la atención. Aylwin
menciona como un tema programático común de las candidaturas de Salvador
Allende (UP) y Radomiro Tomic (DC) la necesidad de derrotar al
capitalismo como modelo económico, para instaurar un sistema socialista.
De hecho, una de las ideas centrales de la campaña de Tomic era “la
incapacidad de las estructuras capitalistas para encauzar el
desarrollo”, diagnóstico que, por supuesto, era abrazado por la UP.
Resulta inevitable preguntarse por esas estructuras capitalistas en el
Chile de 1970 ¿Qué se entendía en ese entonces por capitalismo? ¿Puede
hablarse de capitalismo cuando el precio del capital, la tasa de interés
era fijada por el Estado y en que además la inflación solía ser
superior al costo del crédito? ¿O sólo se trataba de encontrar un
culpable del pobre desempeño económico que llevada décadas en Chile?
Ciertamente,
no parece razonable considerar como capitalista un sistema en que todos
los precios de bienes, servicios y factores son fijados por entes
públicos, junto con una economía completamente cerrada a la competencia
externa, con aranceles promedio de 100%, a los que se sumaban todo tipo
de restricciones cuantitativas, incluida una política de tipos de cambio
múltiples. Las condiciones laborales se negociaban en las llamadas
“Comisiones Tripartitas”, instancias legales en que participaban
trabajadores, empleadores y gobierno, que llevaban a que, luego de
concedidas las mejorías laborales, las empresas entonces presionaban al
gobierno para que fijara precios más altos de bienes, sin la amenaza de
la competencia externa. Los costos de ese mecanismo de fijación de
salarios y precios los pagaban los consumidores, es decir, todos los
chilenos, con la escasa excepción de aquellos muy pocos privilegiados
que podían viajar y proveerse de bienes de mejor calidad y precio fuera
del país ¿Y dónde está entonces el capitalismo de Adam Smith en que la
mano invisible es particularmente beneficiosa para los consumidores, ya
que los productores compiten para ofrecerles la mejor calidad al menor
precio? En el Chile de ese entonces, la mano invisible era completamente
inexistente.
Entonces,
culpar en esa época al capitalismo de los problemas del país era un
gravísimo error de diagnóstico sobre sus causas reales. En el origen se
encontraba un estatismo exacerbado, una economía completamente cerrada y
un déficit fiscal crónico que era financiado por préstamos del Banco
Central.
¿Y
por qué es interesante recordar esta situación histórica medio siglo
después? Porque esto de “derrotar al capitalismo” lamentablemente sigue
siendo un leitmotiv de los partidos de extrema izquierda (y también de
algunos de centro izquierda). “Es que ahora sí somos un país
capitalista” dirán, y es cierto, estamos lejos de ser ese país estatista
al extremo que éramos hace 50 años.
Sin
embargo, al igual que antes, sigue siendo muy errado el diagnóstico de
que el capitalismo es la causa de los problemas, por el contrario, la
mayoría son explicados mucho más por deficiencias del Estado que del
mercado. Basta analizar los temas de mayor preocupación de la ciudadanía
(inseguridad pública, salud, narcotráfico y corrupción) para darse
cuenta, ya que a pesar de que el gasto fiscal ha crecido el triple que
el PIB en la última década, los problemas sólo se han agravado.
Postado há 5 weeks ago por Orlando Tambosi
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