Se tem que haver uma guerra global pela liberdade, este é o momento, escreve Enrique Navarro em Libertad Digital, lembrando Churchill:
Decía
Winston Churchill que "Rusia es un acertijo envuelto en un misterio
dentro de un enigma", lo que es perfectamente trasladable a sus líderes a
lo largo de la historia. En este sentido, declaraba Fiodor Tiútchev,
que "Rusia no puede ser comprendida por la razón". A la hora de analizar
lo que ha sido y es el comportamiento del gigante del Este, debemos
tener en cuenta estos pensamientos para comprender sus acciones.
Desde
los tiempos de Alejandro III, el victimismo ha sido su seña de
identidad, todo el mundo quería acabar con Rusia que sólo podía contar
con su ejército y su flota, como declaró el Zar; pero esta amenaza nunca
fue una realidad sino una constante y conocida excusa de la historia
para sojuzgar al pueblo. Mientas que los países de Occidente invadidos
por Napoleón y Hitler recuperaron sus valores e independencia con gran
rapidez, los jerarcas rusos han mantenido viva esta llama de odio sobre
la cual han ejecutado y ejecutan la ingeniería social más abominable de
la historia.
Sus
líderes políticos han sido, sin excepción, criminales atroces,
traidores, y contumaces asesinos de los valores morales y políticos de
Occidente. Lo detestan. Y lo hacen por su incapacidad para asumirlos al
desarrollar el esquema mental que se ancló en Gengis Khan. Desde Lenin,
que hizo la revolución rusa a sueldo del nacionalismo imperialista
alemán, a Stalin, que después de ordenar el fusilamiento de miles de
inocentes obligaba a todo el Politburó a bailar y beber sin final,
pasando por los desplazamientos forzosos de población, las hambrunas,
los archipiélagos Gulag... hasta que esta retahíla ha terminado, por
ahora, con las órdenes de Putin de eliminar la conciencia del pueblo
ucraniano.
El
comunismo es el responsable de todos los movimientos terroristas
europeos de finales del siglo XIX y del XX, que no buscaban ninguna
liberación sino la destrucción de los principios morales y económicos, y
sobre todo, de la iglesia, que representaba el sistema de valores que
cimentaba a nuestra sociedad. Aislando al hombre de lo espiritual, de lo
moral, se convertiría en una marioneta al servicio de sus pérfidos
fines.
La
frase de "Rusia es culpable" la pronunció Serrano Súñer, acusándola de
la Guerra Civil. Nadie hizo más por arruinar a la Segunda República
hasta convertirla en una gran célula anarco-comunista que la URSS y el
partido comunista; el robo de las reservas españolas, las ejecuciones
que sus comisarios políticos practicaban en la retaguardia republicana
contra los disidentes, fueron acallados cuando fueron los comunistas los
que pasaron un dorado exilio en las dachas, mientras que los buenos
españoles republicanos se amontonaban en los campos de concentración de
Europa o marchaban al exilio.
Putin,
con la misma ausencia de pudor que mostraron sus predecesores, diseñó
el asesinato sistemático del pueblo checheno en Grozni, y en las
exrepúblicas soviéticas. Ha hecho del crimen contra la oposición un arma
política legitimada, envenenando a los disidentes e incluso
secuestrando aviones de pasajeros para detenerlos. Pero parece que para
algunos esto son pequeñas cuitas que no debemos considerar.
Otros
discípulos de Moscú hicieron lo mismo antes por todo el mundo: Fidel
Castro, el Che, Gadafi, Idi Amin, Pol Pot, Mao, los Mau Mau, y un largo
etc. Nada ha producido más dolor gratuito a la humanidad que el
comunismo y Rusia en el último siglo.
Durante
décadas los terroristas que atacaban a los judíos, secuestraban
aviones, mataban a nuestros conciudadanos, y que tanto hemos sufrido en
nuestro país, eran entrenados con armas soviéticas en campos de
entrenamiento del KGB en Yemen, Libia, Argelia etc.; detrás de todo
grupo terrorista occidental estaba la mano del Kremlin, pero parece que
esto también lo debemos superar.
Al
final de la Segunda Guerra Mundial alimentaron guerras civiles con el
fin de hacer triunfar el comunismo en Europa. Francia, Grecia e Italia
estuvieron a punto de fenecer democráticamente y ésta fue la razón
fundamental del Plan Marshall, pero para muchos eran movimientos de
liberación y el dinero americano, una estafa.
Teniendo en cuenta tantos antecedentes, no nos deben extrañar las ejecuciones sumarias y gratuitas de civiles
en Ucrania, que sólo caben en la mente de los que no les consideran
personas sino animales. Son, con distintos nombres, los mismos perros
inmisericordes que quemaban judíos en los crematorios o pueblos enteros
en la Unión Soviética, pero el nazismo y el comunismo coinciden en su
afán de destrucción para crear un orden nuevo de personas sin alma.
Rusia
no respeta ni a Ucrania ni a nadie; sólo distingue entre los que están
con ellos y pueden vivir y los que están en contra y deben morir, y con
esta filosofía tan simple el comunismo y Rusia han decidido dominar el
mundo de la única manera que pueden hacerlo: destruyéndolo, eliminando
los valores, alienando al hombre hasta convertirlo en un robot. Basta
con escuchar las declaraciones del pueblo ruso en estos días para
recordar a los habitantes de Farenheit 451, personas abstraídas
forzosamente de la realidad, para los que sólo existe la palabra del
líder, controladas químicamente por el "sabueso mecánico". Desprovistos
de moralidad e investidos por el ansia de destrucción que observábamos
en Nuremberg en los años treinta, comprenderemos que no es sólo Putin,
sino que hay un pueblo detrás que participa de sus atrocidades, hasta
que un día se despierte, y no será ningún ruso quien lo haga, sino que
deberá ser Occidente y en particular Ucrania, y por eso no podemos
perder esta guerra.
Rusia
no ha sido nunca amenazada por Europa, que bastante paciencia hemos
tenido con un régimen tramposo y criminal que engorda la lista de
adocenados seguidores por todo el globo que defienden sus razones como
robots, sin pensar ni meditar sus palabras. No hay nada en la historia
reciente del mundo que justifique ni una sola acción militar rusa, ni en
su exrepúblicas ni en Occidente. Hemos tenido que aguantar sus
constantes infiltraciones en nuestro espacio aéreo, manipulando la
frontera polaca para presionar con los inmigrantes con el fin de
justificar una invasión; con sus incumplimientos de los acuerdos
estratégicos militares, con su intervención en Siria, en Libia, ahora en
África, con su inmersión en los sistemas políticos occidentales,
manipulando las noticias y los resultados electorales. Por donde pasa
Rusia no vuelve a crecer la hierba, y ahora lo estamos viendo en
Ucrania.
Por
todas estas razones no podemos dejar que Ucrania pierda esta guerra,
porque están en juego nuestros principios, nuestro futuro en paz y en
libertad. El mundo libre no puede permitir la derrota de Ucrania, pero
es que además debe continuar con el esfuerzo que sea necesario para
derrotar a Rusia; sólo entonces podremos, después de un siglo, respirar
en paz. Y si tiene que haber una guerra mundial por la libertad éste es
el momento, porque al final, si Putin no cae, la guerra global llegará.
Zelenski,
en su gira por parlamentos, hablará en el nuestro el martes, en el
español quiero decir. Es un momento histórico para España porque por
primera vez abrimos la puerta grande a un luchador por la libertad.
Otros muchos que estuvieron a su nivel nunca tuvieron un ofrecimiento
similar, pero eso queda para las conciencias de los responsables
políticos y estoy pensando en los dos grandes luchadores por la libertad
mundial en los años ochenta.
Pero
para el presidente ucraniano, es también un discurso crucial en su
narrativa. Va a hablar frente a independentistas que ligaron su futuro
político en algún momento a Moscú, frente a una parte del gobierno que
se pasó meses acusando a Ucrania de gobierno fascista y que promueve
manifestaciones del no a la guerra que todos sabemos que sólo pretenden
ayudar a Rusia a vencer y frente a los partidos que simpatizan con las
tesis nacional religiosa y autoritaria de Putin. En definitiva, va a
tener la oportunidad de dirigirse a aquéllos que son nuestros
principales enemigos y que tenemos en casa, los que tenemos mirando
hacia otro lado, argumentando en favor de Moscú, matizando posturas,
equiparando conductas y usando el nombre de la paz y el desarme de forma
taimada al servicio de sus patrocinadores.
En la defensa de la libertad no hay grises ni matices. Si tienen dudas echen un vistazo a los ejecutados en las calles de Bucha,
gente inocente, gente como usted y como yo que se toparon al salir de
casa con un ruso al que no le gustaba que ese ucraniano siguiera
viviendo, lo maniataron y ejecutaron sólo porque el verdugo se cree con
el derecho y el deber moral de hacerlo.
Rusia
es culpable de gran parte de los males que hemos vivido en décadas, de
la guerra de Ucrania, de sus intentos contumaces de derribar la
democracia en los cinco continentes, de los grupos terroristas que
asolaron nuestras comunidades por décadas, y por eso Ucrania no debe ser
derrotada, cualquiera que sea el sacrificio que debamos realizar. Rusia
debe pagar por todo el dolor infligido. Sólo entonces podremos hacer
una rebelión en la granja rusa y liberar a su pueblo de esta pesadilla
iniciada cuando Lenin, después de liderar la revolución de 1905, se
marchó a la plácida Suiza a diseñar el mundo comunista proclamando la
insurrección armada como la principal arma política para subvertir el
orden establecido, la democracia y la paz.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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