Javier Paz García escreve, em artigo publicado por Libertad.org, sobre essa velha arenga socialista:
Una de las estratagemas que los pensadores de izquierda repiten con
frecuencia consiste en denunciar a los gobiernos de izquierda que no
satisfacen sus expectativas como malos o falsos socialistas. La premisa
básica de la idea es que existe un buen socialismo, benévolo,
democrático, generador de riqueza, eliminador de la pobreza y un mal
socialismo, donde las castas políticas se enriquecen a costas del
pueblo, donde los gobiernos reprimen y maltratan a los ciudadanos, donde
no existe democracia y no se permite la libertad de expresión, etc.
La historia, sin embargo, nos dice otra cosa. El mayor y más serio
experimento socialista, la Unión Soviética, fue una fuente inagotable de
abusos, represión y censura. El partido nacionalsocialista alemán con
su líder Adolf Hitler a la cabeza llevaron a Alemania a la guerra y el
Holocausto. El nazismo, en realidad es una variante del fascismo
italiano, cuya característica central es que todo el poder debe estar en
el Estado y el Estado debe dirigir los destinos y la economía de la
nación, es decir, socialismo. China con Mao fue otro gran experimento
socialista cuyas consecuencias no son muy diferentes de todos los
experimentos socialistas: dictadura implacable, represión, pobreza y
subdesarrollo. Todas las mejoras económicas en China desde los años 70
se deben a sus acciones para desmontar las políticas comunistas y
reemplazarlas por mecanismos capitalistas de mercado. Camboya, otro
experimento socialista, tuvo a Pol Pot como líder y genocida. Y podemos
seguir nombrando a Alemania Oriental, Cuba, Polonia, Checoslovaquia,
Rumania, etc. donde el socialismo fue siempre dictadura, matanzas,
represión, partido único, prensa estatal, desapariciones.
Entonces no tiene sentido tildar de malos socialistas a Hugo Chávez,
Rafael Correa o Evo Morales por atacar a la prensa, encarcelar a
opositores o apalear indígenas. No tiene sentido tildarlos de malos
socialistas por falsear la historia y ajustarla a su visión. En todo
caso, tal vez es justificado llamarlos malos socialistas por no ser tan
despiadados como lo fueron Lenin y Stalin, Mao y Pol Pot, Hitler y
Mussolini, Castro y Guevara, para quienes matar era una nimiedad.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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