As ideologias, primas da utopia, desconhecem o progresso alcançado pelas
instituições e valores que o tornaram possível. Artigo de Chelsia
Follett, do Instituto Cato:
¿Cuáles son los obstáculos más grandes al progreso continuo y a mantener una sociedad abierta y libre?
Uno de los obstáculos es, hablando de forma amplia, el pensamiento
utópico. El progreso no está ni garantizado ni es irreversible. Las
instituciones y valores que ayudaron a obtener el progreso que la
humanidad ha logrado están siendo cada vez más atacadas por extremistas
de ambos lados del espectro político. Muchos populistas nacionalistas en
la derecha y los auto-proclamados socialistas en la izquierda rechazan
los valores de la Ilustración de la razón, la ciencia, y el discurso
abierto, así como también la libre empresa.
Una imagen realista de la condición humana debería comparar el
presente imperfecto con un pasado mucho más imperfecto, en lugar de
compararlo con una utopía futura imaginaria, así como también reconocer
el progreso realmente increíble que la humanidad ya ha logrado.
Desafortunadamente, en lugar de ver el presente con un gran avance
frente al pasado, muchas personas ven el presente como algo que fracasa
en satisfacer la expectativa de algún tipo de mundo ideal y niegan el
progreso que se ha logrado.
Es importante recordar que las condiciones de vida permanecieron
notablemente constantes a lo largo de 99,9 por ciento de la existencia
de los homo sapiens: la pobreza era ubicua. El crecimiento económico
empezó a acelerarse en Gran Bretaña y en los Países Bajos, el resto de
Europa Occidental y Norteamérica, y luego en el resto del mundo. Los
mercados globalizados y la Revolución Industrial llevaron la
productividad a nuevas alturas, causando el aceleramiento del
crecimiento económico y, eventualmente, derivando en una prosperidad
ampliamente difundida.
La sociedad moderna basada en el Estado de Derecho, el intercambio
global, y la tolerancia social es un fenómeno extremadamente reciente.
También puede ser más frágil de lo que parece.
Los desastres más grandes del siglo XX fueron realizadas en nombre de
las ideologías utópicas delcomunismo y el fascismo. Siempre hay el
peligro de que surjan nuevos demagogos utópicos.
La utopía siempre estará fuera del alcance y el mundo nunca será un
lugar perfecto. Pero al construir sobre lo logrado y aprender de los
éxitos pasados es posible intentar hacer que cada día sea mejor que el
anterior. La humanidad ha demostrado una y otra vez que es capaz de
enfrentar grandes retos y resolver problemas que alguna vez parecieron
insuperables. Como mi colega Marian Tupy escribió una vez, “El peligro
yace en darle la espalda a los medios con los cuales los problemas
pueden ser resueltos —la razón, la ciencia, el discurso abierto, la sed
de conocimiento, etc. Los valores de la Ilustración están bajo ataque
desde la extrema izquierda y la extrema derecha. Ambos extremos creen
que nuestro mundo ha sido corrompido más allá de lo que se puede
reparar. Ellos quieren reventarlo y empezar de nuevo. Nos preguntan,
‘¿Qué tienes que perder?’ Nuestra respuesta debería ser: de hecho,
bastante”.
Este artículo fue publicado originalmente en Quora (EE.UU.) el 26 de julio de 2018.
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