Por sugestão de Antonella Marty, jovem autora do livro La dictadura intelectual populista: el rol de los think tanks liberales en el cambio social (ver
seção Livros, à margem direita), chamo a atenção para o que está
acontecendo na Suécia com a invasão de refugiados muçulmanos: Estocolmo é
a primeira capital europeia em que se impõe a sharia, a draconiana lei
islâmica, nas áreas dominadas pelas hordas muçulmanas. Essas áreas são
descritas como de alta periculosidade. Assim vai a Europa politicamente
correta:
Suecia
está siendo desestabilizada por la inmigración de refugiados musulmanes.
La policía pide ayuda y sólo es cuestión de tiempo para que el país
necesite una intervención de sus fuerzas militares para evitar una
catástrofe humanitaria.
Un
informe del gobierno sueco que recoge el diario Sharq al-Awsat, concluye
que el número de áreas denominadas "zonas de alta peligrosidad" por la
aplicación de la sharia abiertamente en Estocolmo, creció a 62 en el
primer semestre de 2017 sobre las 55 censadas en diciembre de 2016. El
aumento no sólo incluye el número en cantidad, sino también el tamaño
geográfico de dichas áreas.
Dan
Eliasson, comisionado de la Policía Nacional de Suecia, habló esta
semana en la televisión nacional y pidió colaboración: "Ayúdennos",
dijo, advirtiendo que las fuerzas policiales del país ya no pueden
ingresar en dichas áreas para sostener la ley, y por lo tanto, considera
pedir apoyo a todos los poderes del Estado.
Un
experto en investigación sobre países desestabilizados y ganador 2011 de
"la Orden de la Medalla de los Serafines de Suecia", Johan Patrick
Engellau, quien ha trabajado con organismos supranacionales como
Naciones Unidas y varias ONG europeas en materia de inmigración y
refugiados, advirtió por carta a la Comisión de Seguridad Migratoria de
la Unión Europea sobre la gravedad de la situación de Suecia: "Me temo
que es el final de la Suecia organizada, decente e igualitaria que hemos
conocido hasta ahora. Personalmente, no me sorprendería si se produjera
un conflicto en forma de guerra civil. En algunos lugares del país, la
guerra civil probablemente ya ha comenzado aunque la coalición de
gobierno no parece haberse enterado", escribió Engellau.
El Canal
de televisión 10 News informó recientemente cómo Suecia ha perdido
grandes áreas a manos de grupos armados y religiosos descriptos como
milicias islámicas. El jefe de la policía de Estocolmo, Lars Alversjo,
declaró que "hay niveles de violencia como nunca se vieron en el país y
en varias zonas de Estocolmo que están quedando fuera de la esfera del
estado". También observó que "el sistema jurídico, pilar en toda
sociedad democrática, está colapsando en Suecia".
Magnus
Ranstorp, profesor e investigador sobre terrorismo y radicalización
islámica del Colegio Nacional Sueco de Defensa, declaró a la televisión
que "en las zonas más peligrosas de la capital, grupos radicalizados de
la comunidad islámica han tomado el poder en las calles y están
implantando su propia ley. En esas áreas, el sentido de la justicia y la
paz se ve amenazado por el hecho de que la policía se está desmoronando
y todo empeoró desde principios de este año. Estocolmo y toda Suecia se
encuentran en una situación desesperante", concluyó Ranstorp.
El
Servicio de Seguridad Sueco (Säkerhetspolisen) advirtió que el país está
siendo "infiltrado por cientos de islamistas que comparten la ideología
del Estado islámico (ISIS)" y en muchos lugares los funcionarios
públicos solicitan escolta policial o protección para desplazarse a sus
oficinas. El servicio de seguridad advirtió que "unas 15.042 mujeres
suecas han sufrido ataques sexuales durante el último año en zonas de la
capital en que las autoridades admiten grandes áreas bajo la aplicación
de la sharia (Ley) islámica".
La
palabra que las autoridades suecas y los medios de comunicación utilizan
para las "zonas prohibidas para los no musulmanes", y en las que se
aconseja a los ciudadanos no transitar es Utenforskap, su significado
define a las "áreas excluidas". En esas áreas, la ley sueca ha sido
reemplazada por una mezcla de ley de pandillas de inmigrantes y por un
código islámico conocido como sharia. Las bandas musulmanas armadas y
los radicales islámicos están socavando la democracia sueca, sostuvo el
Servicio de Seguridad Nacional en un reciente informe.
La única
razón por la cual aun no se ha producido un conflicto armado a gran
escala en Estocolmo, la capital de un país antes pacífico y seguro,
probablemente se relaciona con que la alianza socialdemócrata-ecologista
que gobierna Suecia pretende ignorar la gravedad de la situación y no
está presentando ninguna resistencia real contra los islamistas, declaró
Magnus Ranstorp.
Incluso
si el gobierno sueco decide enfrentar estas bandas criminales
islamistas, Suecia no tiene la capacidad necesaria para revertir esta
situación, su seguridad y fuerzas policiales han sido rebasadas. El 70 %
de los agentes del orden del país están considerando dejar sus empleos
en lo que configura una clara señal de que la fuerza policial está
completamente desmoralizada. Los militares, en este país
tradicionalmente pacifista, se reducen a casi nada, y no hay dinero para
arreglar semejante problema, declaró Johan Patrick Engellau.
Engellau
agregó que "el gobierno no parece entender que ha perdido el control.
Hay un punto en el que ya no se puede detener el desarrollo de una
situación. No sé si Suecia ha llegado a ese punto por las consecuencias
de la inmigración descontrolada, pero me temo que estamos ante un
momento de desenlace trágico. El momento es tan grave que incluso si
tomáramos una acción clara y poderosa que incluya detener la inmigración
y la política del multiculturalismo, no sé si podríamos salvar a
Suecia".
Lo
cierto es que la élite política de Suecia está lejos de tomar una acción
tan decisiva, ya que ni siquiera ha comenzado a hablar abiertamente
sobre estos problemas. Sin embargo, el país pronto necesitará de la
ayuda internacional. El pedido de ayuda del jefe de policía Dan Eliasson
se dirigió solamente a los estamentos políticos dentro de Suecia, pero
muy pronto la comunidad internacional tendrá que intervenir si se quiere
evitar una catástrofe social, civil y humanitaria, concluyó Engellau. (Infobae).
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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