José T. Raga faz justa crítica às ideologias, em artigo publicado em Libertad.org.
De fato, carecemos de ideias, mas não de ideologia - essa visão
preconcebida que tem pouco ou nenhum contato com a realidade. Eis o
texto:
Si por ideología
entendemos “el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el
pensamiento de una persona, colectividad o época…”, me pregunto si en el
ámbito político son tantas las ideas, y tanta la diferenciación entre
ellas, como para justificar tantos liderazgos, que en elecciones
prometen llevarlas a término.
Aunque estamos
empezamos la casa por el tejado, pues no somos abundantes en ideas sino
en sujetos que pretenden mandar, poniéndose al servicio de cualquier
ideología, porque, a buen seguro, nadie se acordará después de la
elección. En mi opinión, vivimos un momento de ocaso de las ideologías; y
ello porque de lo que carecemos es de ideas.
No podía ser de otro
modo, cuando se considera una insensatez que alguien esté dispuesto a
pensar. ¿Qué reacción se produce en la propia familia cuando el hijo,
tras el resultado excelente en las pruebas de acceso a la universidad,
comunica sus intenciones de estudiar filosofía? La crisis familiar está
garantizada, y lo mejor que se oirá es que eso no sirve para nada.
En efecto, de hecho,
sólo sirve para aprender a pensar, y para conocer cómo han pensado los
grandes de la historia. Desde esa visión, no es extraña la escasez de
ideas ni esa concesión, tan gratuita como equívoca, del apelativo de
filósofo a personas que nada dicen porque nada tienen que decir, pues
nunca dedicaron tiempo a pensar ni a contrastar la coherencia de su
pensamiento.
La idea, en la medida
que se mantenga como tal, nos obliga al respeto más exquisito, salvo
que por caridad nos sintamos impulsados a desvelar el error de la misma.
Un error basado en la incoherencia, oscurecida por el ansia de mandar, o
por su desconexión con el mundo real.
Una ideología –
pasamos de idea a ideología – que esté desconectada del mundo real en el
que aspira a implantarse es verdaderamente un peligro público.
Ideologías implantadas de espaldas a la realidad han sido capaces de
sumir en la miseria a poblaciones y países con riquezas naturales y
humanas que nunca habrían sospechado el fin que les esperaba; todo ello
por una ideología que les prometía la felicidad permanente, sin esfuerzo
alguno. Sin olvidar lo más importante: el espacio de libertad que el
hombre libre precisa para vivir con dignidad, en ocasiones ignorado.
La sublime
deificación del voto, considerando que, cuando es mayoritario, hace
realidad lo que de suyo es imposible, ha llevado a la humanidad, en
momentos históricos de vivo recuerdo, por abruptos derroteros que sólo
la alienación determinó que fueran elegidos por la comunidad que tendría
que sufrirlos.
A nadie se le escapa
que, en determinadas circunstancias, someter al Parlamento la aprobación
de la ley de la gravitación universal, por ejemplo, sería exponerse a
su rechazo, sobre todo si además se informara de que Newton era de
derecha o de izquierda. Formular políticas de espaldas a la realidad es
asegurar su fracaso.
Y en economía eso pasa casi todos los días.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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