O
economista argentino Alejandro Chafuen, que vive nos EUA há décadas, é
presidente da Atlas Network, organização dedicada à difusão das ideias
liberais e do livre mercado. Católico, escreveu excelente livro sobre as raízes cristãs do livre mercado, em que estuda Juan de Mariana e os escolásticos tardios e sua relação com a economia. Agradeço a André Azevedo Alves, do Insurgente, pela dica sobre a entrevista de Chafuen:
Alejandro
Chafuen es un economista argentino radicado en Estados Unidos, preside
Atlas Network, una organización sin fines de lucro con sede en
Washington dedicada a la divulgación de las ideas del libre mercado. La
semana pasada estuvo en Montevideo para unas conferencias.
Alejandro
Chafuen está muy relacionado con el gobierno de Donald Trump. En su
opinión, al presidente de Estados Unidos no se lo puede definir como
liberal o proteccionista, y considera “muy peligroso” el intento de
algunos intelectuales norteamericanos que están tratando de crear la
“doctrina Trump”. En diálogo con El País, Chafuen analiza además qué
puede esperar la región de Trump.
—¿Qué balance hace de estas primeras semanas del gobierno de Trump?
—Lo más
llamativo para el mundo de la política es que está haciendo lo que
prometió. Lo más negativo, sus primeros tropiezos en tratar de avanzar
con parte de la agenda, y la discusión sobre las acusaciones de
injerencia extranjera en las elecciones.
—¿Había alguna duda de que no fuera a cumplir lo que prometía en la campaña electoral?
—Se fue
moderando en algunas cosas. Se cubría, decir esto lo propongo pero tiene
que pasar por el Congreso, no sé si lo voy a poder hacer. El hecho de
querer castigar con tarifas de importación, al principio iba dirigido a
un país específico que era México, y rápidamente le dijeron que no podía
hacerlo. Un tema que le ha costado caro es el de la emigración. Muchos
políticos sin ser deshonestos a veces prometen cosas que después cuando
ven los informes de inteligencia de la gente que está en el campo, ven
los informes económicos, cambian.
—Da la sensación de que Trump quiere manejar el gobierno como lo hacía con su grupo empresarial.
—Correcto,
y eso es natural en la mayoría de los seres humanos que extrapolan lo
que los llevó a ser exitosos. Esa lealtad absoluta que tiende a existir
en el mundo empresarial, especialmente en una empresa con un solo dueño,
es completamente distinto a lo que existe en las burocracias, sobre
todo en los puestos donde uno no puede despedir gente, los puestos más
políticos. Trump no es un ideólogo.
—¿Quién es el ideólogo de Trump? ¿Steve Bannon?
—Bannon
es una de las personas que más influye. El esposo de su hija Ivanka,
Jared Kushner, también. Pero usa a muchos. Es como cuando uno va a
construir un edificio. ¿Qué hace? Contrata a los que más saben en cada
área. Él sabe delegar, y respeta. Pero es el que toma las decisiones.
Parte de los problemas que está teniendo es que nunca ha estado en el
gobierno. En economía, lamentablemente, tiene a Peter Navarro (NR:
dirige el Consejo Nacional de Comercio), doctor en Harvard, que muchos
definen como una persona muy buena, afable, pero con ideas económicas
muy peligrosas. Yo creo que el comercio libre lleva al crecimiento y
desarrollo de los pueblos de forma sana, y entonces cuando el asesor es
malo y Trump lo escucha, estás en problemas.
—¿Trump es liberal o proteccionista? ¿Se lo puede etiquetar en alguna corriente?
—Trump
es Trump. Cuando hace un presupuesto con reducción de enormes gastos en
muchas áreas, usted dice que es un liberal. Pero después cuando quiere
ayudar a la industria interna con tarifas aduaneras, es un
proteccionista. Me parece a veces peligroso lo que está pasando en
Estados Unidos. Mucha gente que era anti Trump está elaborando ahora la
“doctrina Trump”. Uno de ellos es un escritor muy famoso de la derecha
en Estados Unidos que se llama Victor Davis Hanson. Todos esperábamos
que algo iba a hacer Trump en materia proteccionista, pero todos
esperamos que no lleve a un contagio negativo. Hasta las grandes
agencias de inversiones están siendo cuasi eufóricas porque piensan que
no va a predominar la doctrina de Peter Navarro, que sí es más
proteccionista, con una posición muy agresiva contra China desde el
punto de vista económico. Si él fuese el único gurú económico de Trump,
yo estaría muy preocupado.
—¿Qué puede esperar América Latina de Trump?
—Latinoamérica
había casi dejado de existir de Colombia para abajo para Estados
Unidos. Cuando viene el ataque a las Torres Gemelas, el esquema del
presidente Bush era: China el gran peligro —ahora de vuelta está esta
doctrina—, Latinoamérica nuestro gran socio, y vamos a tratar de ser
amigables con los musulmanes. El 11/S cambia todo eso. Abrumados por la
situación comienzan a descuidar a Latinoamérica. Argentina trata muy mal
al presidente Bush, que es muy bien tratado por Lula, así que Brasil se
encargue del resto de Sudamérica, y Estados Unidos se preocupa del tema
de la droga de Colombia para adelante. México es el país más relevante
para Estados Unidos. Ocho días de comercio de México con Estados Unidos
equivalen a todo el comercio que tiene Argentina durante un año.
Argentina tiene un déficit comercial con Estados Unidos, entonces Trump
no lo va a jorobar, además tiene un presidente que también es empresario
y no un ideólogo. Los líderes de Latinoamérica tienen que tratar con
Estados Unidos como si fuera una cuestión de negocios. En temas de
defensa y seguridad, Estados Unidos seguirá aliado a sus tradicionales
aliados. Estados Unidos tiene gran esperanza en Argentina.
—¿Y cómo observa la situación en América Latina?
—La
desaceleración económica en América Latina hace más difícil cumplir
promesas políticas a muchos candidatos, y esto está creando en casi
todos los países cambios más hacia el centro. En Ecuador si llega a
ganar el candidato de la oposición Guillermo Lasso va a ser muy difícil
que Evo Morales en Bolivia o Maduro en Venezuela puedan continuar con
Cuba haciendo las cosas tan mal como algunos de nosotros pensamos que
las están haciendo. Desde el punto de vista fiscal en los últimos años
en América Latina se han hecho las cosas mejor. Son pocos los países con
inflaciones muy altas; Argentina y Venezuela son los peores. Ha habido
una especie de moderación en temas de economía. Hemos aprendido que la
economía no tiene lugar en un vacío, que se mueve en un estado de
derecho. Así como lo más peligroso que está pasando en las Américas es
este diálogo feo con México, lo más positivo para mí es lo que está
pasando en Brasil con el caso Odebrecht. Porque si Brasil comienza a
respetar las reglas de juego, le va a pedir a todos los demás que lo
hagan.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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