Venezuelanos fogem do inferno bolivariano |
El tema de Venezuela
debería ser prioritario en la agenda de las relaciones internacionales
para los países de América Latina, en especial para aquellos que hemos
recibido una gran cantidad de inmigrantes venezolanos. La gran mayoría
de ellos se compone de jóvenes que buscan un mejor futuro para ellos y
sus familias en una economía como la de Panamá, dolarizada, sin banca
central y con muchas oportunidades laborales.
Sucede que países
como Panamá, Colombia y Ecuador, entre otros, han abierto sus fronteras
para recibir a gran parte de la diáspora venezolana, en especial al
elemento humano con capacidad profesional u técnica para llevar a cabo
misiones laborales allí dónde la población local no se encuentre en
capacidad de desarrollar estas tareas. El hecho de que últimamente estén
llegando a nuestro país, cada vez más gente de pocos recursos, ya sean
provenientes de zonas urbanas o de áreas rurales, ha causado
controversia sobre las razones que motivan estas migraciones y ha
llegado a calentar los ánimos, al punto de que en Panamá se han
organizado varios actos que reclaman la salida de los sudamericanos del
país. Para cualquier sociedad, es difícil asimilar a mucha gente al
mismo tiempo y Panamá es un ejemplo práctico de este dilema.
En medio de este
contexto, salta a la vista que otra vez, como en su momento sucedió con
la Cuba revolucionaria, la “Diplomacia de la Hipocresía Latinoamericana”
se impone en favor del régimen de Nicolás Maduro y en contra de las
genuinas aspiraciones del pueblo venezolano por democracia y libertad.
El concierto de las
naciones latinoamericanas, inclusive aquellas dirigidas por presidentes
cercanos a ideas liberales y conservadoras, no ha sido lo
suficientemente enérgico en la condena a las violaciones de derechos
humanos básicos de los venezolanos ni en un llamado a que la situación
de la nación se normalice en favor de lo que debe ser un sistema
democrático.
Bajo la desgastada
consigna de la “no intervención en los asuntos internos de los pueblos” y
su hipócrita gestión para demostrar “autonomía” siguiendo las premisas
de un antiguo “antiyanquismo”, la mayoría de los países hace caso omiso
del hecho de que el gobierno de Maduro, apoyado en el elemento
paramilitar del partido oficialista y en los cuerpos policiales y
militares, está abocado a un gran derramamiento de sangre de nuestros
hermanos venezolanos.
Muchos son los
elementos para esta hipócrita postura latinoamericana: Desde la afinidad
ideológica con el chavismo hasta lucrativos negociados con el régimen.
Creo que nos hace falta urgentemente tener verdaderos estadistas.
Ciudadanos en funciones de mandatarios que basen sus actuaciones en
ideas sólidas y democráticas, no sobre el oportunismo personal.
Presidentes que tengan la convicción de que los valores de la libertad y
la creencia en la democracia no son un tema aislado – y salgan a
defenderlos. Son valores de alcance universal que favorecen la paz entre
las naciones y el bienestar de sus ciudadanos. (Libertad.org).
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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