Angel Soto analisa o pesadelo venezuelano, fruto da corrupção, do crime organizado e da crise econômica. Artigo publicado pelo Instituto Cato:
Que la realidad
supera la ficción es un hecho en Latinoamérica. La pesadilla que
actualmente vive Venezuela podría ser el guión de una película en donde
lo latino es asimilado a violencia, inestabilidad y a un dictador
bananero sostenido por sus gorilas.
Una fragilidad
democrática fruto de la corrupción, el crimen organizado, la pobreza,
los problemas económicos, la escasa participación, el cuestionamiento a
los partidos políticos, el autoritarismo y la pervivencia de las
dictaduras. Más trágico, es cuando todas ellas concurren en un solo
país.
¿Por qué se mantiene
Nicolás Maduro en el poder? ¿Cuáles son sus apoyos? Tal como ocurre
desde hace más de medio siglo en Cuba, la respuesta está en los
militares.
Éstos no sólo
controlan la economía y están en puestos claves del gobierno, sino que
junto a la Guardia Civil y colectivos armados siembran el terror tanto
entre civiles, como al interior de sus filas, ya que cualquier intento
de oposición es purgado.
El problema, como ha
escrito Juan Carlos Hidalgo del Cato Institute, está en que la
alternativa para estas fuerzas no es "servir bajo un nuevo gobierno
democrático o retirarse con una pensión", sino que varios de sus líderes
arriesgan ser procesados e incluso extraditados a los Estados Unidos
por corrupción, contrabando y narcotráfico.
Juan Claudio Lechin
señala que junto al fraude electoral y la represión de la protesta
callejera; al igual que en Cuba, se desplazó el foco de atención
controlando los medios, quedándoles como último término la activación
del ejército, fase final en la consolidación de la dictadura.
Las instituciones son
importantes. Pero éstas no pueden garantizar por sí solas la
estabilidad y el progreso si no tienen una raíz cultural. La historia
latinoamericana es un ejemplo. Instituciones que parecían funcionar,
como la democracia venezolana de comienzos de los 70, fueron carcomidas
al carecer de un consenso democrático que estuviera enraizado en la
sociedad.
Las guerras civiles
son dolorosas no sólo por sus muertos, sino que fracturan a la sociedad
traspasando el odio a las generaciones siguientes.
¿Serán los militares y/o los civiles, capaces de evitar el innecesario derramamiento de sangre?
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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