Guarda Bolivariana atira nos manifestantes. |
Quando afirmo que a ONU é um ninho de tiranetes, há quem diga que exagero. Leiam o artigo de Andrés Oppenheimer, publicado pelo Instituto Independiente:
¡Qué escandaloso! A
pesar de la sangrienta represión del presidente Nicolás Maduro, que ha
dejado más de 100 muertos, miles de heridos y cientos de presos
políticos en los últimos tres meses en Venezuela, el Consejo de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU) todavía no ha dicho una sola
palabra sobre la crisis venezolana.
El CDHNU, con sede en
Ginebra, y cuya misión es promover “los más altos estándares” de
derechos humanos en todo el mundo, no ha emitido ni una sola resolución
sobre Venezuela, ni ha convocado a una sesión urgente para discutir la
crisis venezolana, ni ha pedido siquiera una investigación sobre las
muertes de los jóvenes manifestantes venezolanos por guardias nacionales
y turbas armadas respaldadas por el gobierno.
Hay una razón para
esa inacción, claro. Casi la mitad de los 47 países miembros del Consejo
son dictaduras –incluidos Cuba, China y Arabia Saudita– que se
defienden mutuamente de las acusaciones de violaciones de derechos
humanos. De hecho, el Consejo es una sociedad de protección mutua de las
peores dictaduras del mundo.
“El Consejo puede
convocar una sesión de emergencia sobre Venezuela en cualquier momento, y
dado lo que está sucediendo en las calles allí, debería haberlo hecho”,
dice Hillel Neuer, director de UN Watch, un grupo no gubernamental con
base en Ginebra que monitorea las acciones de la ONU. “Pero nunca lo ha
hecho”.
Lo que es igualmente alarmante, Venezuela fue recientemente reelegida como miembro del Consejo, agregó.
Ni Estados Unidos ni
otras democracias con bancas en el Consejo presentaron mociones para
condenar los recientes abusos de los derechos humanos en Venezuela. El
gobierno de Trump, aparte de algunas fotos en las que el presidente
Trump posó con figuras de la oposición venezolana y sanciones contra
funcionarios venezolanos que ya habían empezado en la epoca de Obama, ha
sido en gran parte invisible en la crisis venezolana.
Trump aún no ha
nombrado a un embajador estadounidense ante la ONU en Ginebra, que es
una de las razones por las cuales no hubo presión estadounidense de alto
nivel para debatir el caso venezolano, dicen los críticos. Nikki Haley,
la embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas en Nueva York,
hizo una breve visita a Ginebra durante las sesiones del Consejo en
junio, pero sólo hizo un evento paralelo, fuera de las sesiones, sobre
Venezuela.
La inexperiencia e
ineptitud diplomáticas del gobierno de Trump fueron también evidentes en
la reunión especial de cancilleres de la Organización de Estados
Americanos sobre Venezuela en junio. La ausencia del secretario de
Estado de Estados Unidos Rex Tillerson en esa reunión ayudó a que un
puñado de pequeñas islas del Caribe pudieran derrotar una condena al
régimen de Maduro respaldada por 20 democracias de la región.
El gobierno de Trump
dice que está considerando retirarse del Consejo a menos de que este sea
reformado. Bajo las reglas actuales, en lugar de ser elegidos en una
votación general, los miembros del Consejo son nombrados por sus bloques
regionales. Eso permite que los países que desean desesperadamente
estar en el Consejo –como Cuba y Venezuela– le hagan favores a sus
vecinos a cambio de que los nombren para el Consejo.
Pero casi todas las
organizaciones independientes de derechos humanos coinciden en que sería
una mala idea que Estados Unidos se retire del Consejo. Cuando le
pregunté si Estados Unidos debería renunciar al Consejo, Neuer me dijo:
“Eso es un dilema, pero cuando George W. Bush decidió retirarse, el
Consejo no mejoró. Al contrario, empeoró. Lo que Estados Unidos debería
hacer es nombrar a un campeón de los derechos humanos como embajador en
la ONU en Ginebra”.
Mi opinión: Estoy de
acuerdo, aunque dudo que el gobierno de Trump pueda tener mucha
credibilidad en temas de derechos humanos. Trump ha elogiado
públicamente a los dictadores de Rusia, China, Arabia Saudita y Egipto,
entre otros, rompiendo con la tradición bipartidista de los presidentes
de Estados Unidos de criticar los abusos de los derechos humanos en
todas partes.
Hay que presionar al
Consejo de Derechos Humanos para que se pronuncie sobre Venezuela, pero
la mejor manera de hacerlo es que todas las democracias del mundo lo
denuncien como lo que es, una farsa monumental.
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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