O
economista espanhol Carlos Rodríguez Braun, catedrático de História do
Pensamento Econômico na Universidade Complutense de Madri, considera
justamente que o nazismo é uma variante da esquerda:
Como
todas las variantes de la izquierda, los nazis se asociaron con los
trabajadores, y el NSDAP era Nationalsozialistische Deutsche Arbeiters
Partei, es decir, Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán.
Sin embargo, la norma entre los socialistas y los comunistas es enlazar a los nazis siempre con los capitalistas. Como dice
George Reisman la clave de la confusión a propósito de esta supuesta
relación estriba en que la mayoría de las empresas en la Alemania nazi
estaban en manos de propietarios privados.
Ludwig
von Mises apuntó antes que nadie que los nazis eran una acepción del
socialismo, y argumentó que en el nazismo las empresas eran solo
nominalmente privadas, dado que las características de la propiedad eran
ejercidas por el Estado alemán, que decidía la producción, precios,
salarios y dividendos. “La propiedad estatal de facto de los medios de
producción, como decía Mises, era una implicación lógica de los
principios colectivistas básicos abrazados por los nazis, como que el
bien común prevalecía sobre el privado, y que el individuo era un medio
para los fines del Estado, y también, por supuesto, su propiedad”.
Que la
Alemania nazi era una economía socializada de facto se comprueba en la
imposición de controles de precios y salarios ya en 1936, supuestamente
con el objetivo de controlar la inflación, que había sido producida por
el propio Estado con la expansión monetaria destinada a sufragar el
enorme gasto público desde que los nazis toman el poder en 1933. Como
siempre, el control de los precios llevó al desabastecimiento, y de ahí
al caos que esto siempre provoca, y que estamos viendo ahora en el
régimen populista de Venezuela.
Mises
advirtió que, para resolver el problema del desabastecimiento causado
por el control de precios, el Estado sólo tiene dos posibilidades: o
acabar con dicho control o aumentar la intervención hasta la
socialización de la economía, que fue la opción elegida, aunque los
nazis no llegaron a imponer totalmente el socialismo sino lo que Mises
llamó una economía de mercado bloqueada, o paralizada.
Reisman
recuerda que tanto Mises como Hayek denunciaron que los dogmas
intervencionistas de los nazis no eran diferentes de las ideas
mayoritariamente aceptadas entonces (y ahora…), en particular estas
seis: 1) el capitalismo es injusto y explotador, solo beneficia a una
minoría; 2) el deber del gobierno es sustituir la administración
capitalista por la estatal; 3) los controles de precios y los salarios
mínimos son los medios más adecuados para proteger a los consumidores y
elevar el nivel de vida de los trabajadores; 4) la expansión monetaria y
crediticia es el mejor método para aliviar los males del pueblo y
lograr la prosperidad, y no causan ninguna crisis, porque las crisis son
un mal inherente al capitalismo desregulado; 5) los que niegan lo
anterior tienen malas intenciones y son apologistas de las clases
explotadoras; 6) las únicas ventajas del comercio exterior residen en
las exportaciones: las importaciones son malas, y lo mejor es no
“depender” del exterior. (Instituto Cato).
BLOG ORLANDO TAMBOSI
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